La Fundación ANAR atiende a un 87% más de menores por violencia de género que hace cuatro años
Las menores que sufren algún tipo de violencia machista y buscan ayuda crecen en los últimos años. La Fundación ANAR gestiona un teléfono y chat de atención a niños, niñas y adolescentes que, entre otros casos, responde ante quienes sufren algún tipo de violencia. Desde octubre de 2018 hasta el mismo mes del año pasado, el número de niñas y adolescentes atendidas por violencia de género ha crecido un 87%. También aumentaron las menores que reportaron situaciones de violencia sexual: un 39,4% en cuatro años, según un estudio sobre la evolución de la violencia contra las mujeres en la infancia y adolescencia en España entre 2018 y 2022 basado en las llamadas que recibieron y presentado este martes.
Más de la mitad de las víctimas identificadas por ANAR a través de su testimonio –llamadas al teléfono– lo fueron por violencia de género. Entre ellas, 11.031, un 86,7% estaba viviendo violencia de género en el entorno, es decir, situaciones en las que el menor o la menor denuncia que a su alrededor se dan este tipo de agresiones. La media de edad de los niños y niñas que contactaron era de 10 años y el padre era el agresor en el 88,9% de las llamadas. 9.663 niñas
En el resto de los casos (13,3%) eran las menores las víctimas directas de la violencia en sus primeras relaciones sentimentales. La edad media de quienes contactaron era de 16 años y más de la mitad (57%) señaló a su novio como el agresor, en tres de cada diez casos él era mayor de edad. “Observamos con mucha preocupación que estamos atendiendo a chicas a partir de 12 años”, ha asegurado Diana Díaz, directora de la línea de ayuda, en la rueda de prensa para dar a conocer el estudio.
El rendimiento en el colegio, el aislamiento social o un cambio brusco en el estado de ánimo son algunos indicadores comunes analizados por la organización entre las víctimas atendidas (1.468). Más de la mitad de las consultas las hizo la propia adolescente “aunque no fuera muy consciente porque estaba viviendo las consecuencias emocionales de la violencia: el miedo y las amenazas en su día a día”, ha añadido Díaz.
Uso de la tecnología en el 80% de los casos
La fundación también ha observado el uso de la tecnología por parte de los agresores, especialmente en los casos de violencia de género adolescente. En el 82% de las víctimas atendidas se dio esta casuística. “El agresor utiliza esa tecnología a su favor y la adolescente no tiene experiencia vital suficiente para saber si está en una situación de riesgo”, analizan desde ANAR.
La organización también advierte de las prácticas habituales de coacción a las menores para difundir imágenes y vídeos comprometidas para hacer daño “a su imagen, a su honor y a su identidad que está en proceso de construcción”. El hecho de que la violencia se ejerza a través de esta vía retrasa el momento de denuncia de la menor: “Cuando la situación se torna extrema es cuando la víctima pide ayuda”.
El teléfono de ANAR es de atención a menores en general, también está disponible para situaciones de acoso escolar, por ejemplo. Con los datos presentados este martes, la organización realiza el primer estudio que se hace en España teniendo en cuenta todos los tipos de violencia de género hacia las mujeres, como dicta el Convenio de Estambul, también la que sufren los menores de edad en el entorno.
Del total de situaciones de violencia identificadas, siete de cada diez fueron consideradas de gravedad alta, un 52,8% de urgencia alta, un 53,7% de frecuencia diaria y un 62,6% de duración de más de un año
El estudio, financiado por el Ministerio de Igualdad y basado en los datos recabados tras la atención de 20.515 niños y niñas víctimas a través del teléfono, analiza cuatro tipos de violencia: de género, doméstica, sexual y otro tipo de violencia física o psicológica. Las llamadas que entraron en alguna de estas cuatro clasificaciones escalaron casi un 40% entre 2019 y 2022, de 6.829 a 8.941, alertan desde la fundación ANAR.
La doméstica representó el 18,6% de los casos atendidos mientras que otros tipos de violencia física y/o psicológica el 15,9%. La violencia sexual es la causa de la llamada en el 11,1% de los casos, pero fue la que presentó más incremento entre 2018 y 2022, un 39,4%. El 95% de las víctimas relataron agresiones sexuales.
La organización vuelca algunos de los testimonios recabados a través del teléfono en el informe, como los siguientes:
“Cuando salgo con mis amigos en vez de con él o no paso todo el tiempo con él me dice que le estoy poniendo los cuernos...”
“Me pide que le envíe fotos de la ropa que me quiero comprar, y no le gusta que me compre camisas de tirantes”
“Me decía te pego porque eres una puta y te lo mereces”
Del total de situaciones de violencia identificadas, siete de cada diez fueron consideradas de gravedad alta, un 52,8% de urgencia alta, un 53,7% de frecuencia diaria y un 62,6% de duración de más de un año. A raíz de este nivel de gravedad y urgencia, la Fundación ANAR realizó 108.562 derivaciones a recursos sociales de infancia y adolescencia de todo el país y 4.327 intervenciones, recoge la organización en el estudio.
Baja intención de denunciar
Entre las víctimas de violencia de género, la mayoría (70,3%) aseguró que no tenía intención de denunciar. El porcentaje es mayor (78,4%) en 2022, el último año que abarca el estudio. Los especialistas al otro lado del teléfono detectaron en la mitad de estos casos problemas asociados de salud mental como conducta suicida, problemas de conducta, autolesiones o depresión. Además, siete de cada diez víctimas no recibían tratamiento psicológico.
Otra de las conclusiones del estudio es que casi la mitad de las adolescentes que contaron a través del teléfono situaciones de violencia de género no eran conscientes de estar siendo víctimas, tanto en el entorno como en primera persona.
Para revertir esta situación, ANAR ha puesto en marcha una campaña en centros escolares con el objetivo de apoyar a orientadores y profesores con propuestas de talleres para la prevención y la sensibilización. Los materiales se enviarán a todos los centros de Primaria y Secundaria e incluyen decálogos de detección de signos de alarma, por ejemplo, para ayudar a la identificación precoz de situaciones de violencia.
0