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La historia del “mercader de la muerte” que estafó a España, sale en Tintín y se casó con la mujer de un Borbón

Zaharoff y la duquesa de Villafranca.

Juan Miguel Baquero

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Un enigmático personaje de película. Y de cómic. Un tipo capaz de vender submarinos que no flotan y de estafar a gobernantes de la Europa de entreguerras. La historia del traficante de armas Basil Zaharoff está trufada de paisajes oscuros y truculentos negocios. Una leyenda negra que está novelada en El mercader de la muerte (Suma de Letras) de Gervasio Posadas.

Tintín se cruza con el siniestro Bazaroff en el libro La oreja rota. Y Orson Welles monta un espejo para dar forma a su Mister Arkadin. El cineasta y Hergé replican en la ficción la figura de Zaharoff. La realidad sostiene el relato de un negociante “sin escrúpulos”, capaz de provocar conflictos internacionales para colocar sus productos de guerra y que sirve a Posadas para resolver un “thriller envolvente y cargado de misterio”.

Basil Zaharoff (Muğla, Turquía, 1849 – Montecarlo, Mónaco, 1936) tuvo una especial relación con España. Desde cobrar comisiones al Gobierno de Madrid por tratos con empresas extranjeras a comprar la mejor compañía armamentística del país y boicotear el submarino de Isaac Peral. O acabar siendo amante, y casarse, con la mujer de un Borbón.

Los secretos de un “anciano misterioso”

La crónica, en El mercader de la muerte, la construye el periodista José Ortega, un personaje de ficción que el escritor Gervasio Posadas ya presentó en El mentalista de Hitler. Un plumilla español “de ética dudosa” y con un olfato “en entredicho” que maneja “la esperanza de realizar un reportaje que le permita recuperar el prestigio perdido tras los traspiés en sus años como corresponsal en Berlín”.

Ortega viaja a Mónaco y en Montecarlo conoce a Zaharoff, “el millonario más misterioso de Europa”. El periodista descubre “que los secretos que guarda el anciano son codiciados por muchos que no se detendrán ante nada para lograr su objetivo”.

La novela, basada en hechos reales, tiene los ingredientes de un thriller histórico. Un anciano enigmático, envuelto en una leyenda negra, y un narrador atrapado entre la obligación y la conveniencia. Con páginas trufadas de asesinos, timadores, espías, príncipes, policías... La ficción, dice el autor, como clave para conocer la realidad.

El regreso de Gervasio Posadas al panorama literario descifra las claves que rodean “al más célebre y enigmático de los mercaderes de la muerte de la Europa de entreguerras”. Y penetra “en el convulso estado de ánimo de un continente que aún sufría el trauma de la Primera Guerra Mundial”.

El submarino que se va a pique

“Esta novela no pretende ser solo un retrato del más célebre de los mercaderes de la muerte de la época”, dice Gervasio Posadas. Basil Zaharoff es “un personaje a menudo olvidado en la historia oficial”. Y al novelar su biografía, el autor traza el “convulso estado de ánimo” de la sociedad europea de la época.

Un mundo “que se debatía entre quienes querían impedir un nuevo conflicto a toda costa y quienes creían que solo las armas arreglarían las injusticias del Tratado de Paz de Versalles”. Ahí, en pleno galimatías, el periodista José Ortega desentraña desde la ficción a una “fascinante” figura real que huía de la prensa y los focos, como “mercader de la muerte” asociado a las sombras.

En ese contexto Basil Zaharoff flota con la pericia de un joven curtido como recadero de un burdel y que acabó limpiando la caja fuerte de la tienda familiar en la que trabajaba. El timador creció y, dedicado también a las finanzas, durante la Primera Guerra Mundial dirigió la gigantesca empresa de armamento Vickers. Pero, sobre todo, a Zaharoff “se le conoce como provocador de innumerables conflictos internacionales con el único objetivo de colocar sus productos bélicos a unos y otros”.

La “espectacular” carrera asociada el comercio de armas deja un hito: estafa a varios países vendiendo un submarino a vapor… que no se sumerge. Isaac Peral acaba por solucionar el problema técnico y Zaharoff intenta primero una suerte de soborno al inventor y más tarde boicotea el plan del sumergible español. La aventura española del traficante lo lleva a comprar una de las mejores empresas de armamento del país, EusKalduna, que rebautiza como The Placencia de las Armas Co. Ltd. ¿Qué consigue? Estafar al Gobierno de España y cobrar “sustanciosas comisiones”.

Hay más. Unir “su arrojo y falta de escrúpulos” con contactos con la alta sociedad deriva en una relación amorosa con María del Pilar de Muguiro y Beruete, Duquesa de Villafranca, esposa de Francisco de Borbón, Duque de Marchena. Los amantes hacen oficial la historia tras la muerte del Borbón, en 1923, aunque el matrimonio dura poco porque solo tres años más tarde fallece la duquesa.

Zaharoff falleció en Mónaco el 27 de noviembre de 1936. Ahí fue, durante años, propietario del Casino de Montecarlo. Aunque dicen que jamás apostó en las mesas de juego. Ya tenía ganados entonces dos apodos que describen “su catadura moral y su influencia: ‘el mercader de la muerte’ y ‘el hombre misterioso de Europa’.

Ahí queda, en las páginas El mercader de la muerte, la historia de Basil Zaharoff, o Zaharov. Antes, Zacharias Basileios. Y antes incluso, Vasil Zaharyas. El mayor comerciante de armas de la época que cambió de nombre en vida como luego mutó, como un extra, en el Mister Arkadin de Welles o en el siniestro Bazaroff que trasiega La oreja rota de Tintín.

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