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Los magistrados de violencia machista de Madrid cubren hasta tres juzgados al mismo tiempo

Interior de la sede de los juzgados de Violencia sobre la Mujer en Madrid.

Raúl Rejón

La situación de los 11 juzgados de Violencia sobre la Mujer en Madrid capital tiene un equilibrio tan precario que cualquier contratiempo organizativo produce un efecto dominó que socava el servicio. Ha bastado con que uno de sus magistrados renunciase a su plaza para que ese juzgado acumule, al menos, dos meses sin juez encargado y se disparara una secuencia de sustitutos que son a la vez titulares de otras sedes (y sus casos) a la que se le añade una cadencia de sustitutos de los sustitutos que cubren bajas y guardias. De esta manera empalman jornadas de servicio especial y ordinario.

La situación es herencia de la supresión de jueces sustitutos que ordenó el Gobierno del Partido Popular siendo ministro de Justicia Alberto Ruiz-Gallardón en 2011. Una medida que eliminó más de un millar de jueces (y unos 20 millones de euros del presupuesto). La dinámica ha conllevado que, además, algunos magistrados de violencia realicen servicios y cubran huecos en otras jurisdicciones a cambio de un extra económico. Para el Tribunal Superior de Justicia de Madrid es una situación “totalmente normal”.

La precariedad de recursos en los organismos especializados en violencia machista viene acumulándose desde hace tiempo, pero este pandemónium concreto arranca al decidir el magistrado del juzgado número 8 de Violencia que su etapa en esta materia había terminado y solicitar su pase a otra sede.

No se trató de una estampida improvisada. El decreto de su salida fue firmado por el ministro de Justicia Rafael Catalá el 31 de julio pasado (aunque aparece publicado en el Boletín Oficial del Estado el 7 de septiembre). De hecho, el 28 de julio, el presidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Carlos Lesmes, firmó los acuerdos por los que “se convoca concurso para la provisión de determinados cargos judiciales entre miembros de la Carrera Judicial, con categoría de Magistrado”. En la lista aparece el juzgado número 8 de Violencia sobre la Mujer de Madrid. El acuerdo aparece en el BOE del 1 de septiembre.

Lo que ocurre, en definitiva, es que los casos que llegan a este juzgado deben ser vistos por un magistrado sustituto hasta que el CGPJ designe al permanente: en este caso, se ha diseñado que sea el titular del juzgado número 1 de Violencia sobre la Mujer también de Madrid. Es decir, un juez para dos sedes.

Desde el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM), organismo al cargo de los juzgados en la región, explican que esto “es de lo más normal desde que se suprimió la figura de los jueces sustitutos”. Un portavoz del TSJM explica que los jueces “doblan juzgados sin relegación de funciones”.

Pero no termina ahí la cadena. En caso de que el titular del juzgado número 1 (y al cargo del número 8 durante dos meses) falle, tiene que cubrirlo otro magistrado titular: el del juzgado número 5. ¿Situación improbable? Se materializó el pasado 5 de octubre, sin ir más lejos. Ese lunes, servía el turno de guardia el juzgado número 8. Como el magistrado encargado no acudió (por asistencia a un curso, según cuentan desde los juzgados), tomó las riendas el segundo sustituto.

Ese no es el fin de la carambola en la que se han convertido estos días las salas y dependencias de estos organismos. Ante una nueva baja de un magistrado titular (en esta ocasión del juzgado número 11), el colocado para no dejar vacía la sede fue, de nuevo, el magistrado de la sede número 5. Así que, como la casualidad quiso que según terminaba de hacer la guardia como segundo sustituto, le llegara el turno al juzgado 11 que también cubre: empalmó una sede con la otra (sigue siendo el titular del juzgado número 5).

Este sistema, añaden desde el Gobierno judicial, “es voluntario, son los propios jueces los que deciden doblar una vez que la sala de Gobierno lo aprueba”. La multiplicación de sedes conlleva “una remuneración extra”. Así que la multitarea judicial se ha extendido de manera que un par de magistrados de Violencia sobre la Mujer está resolviendo asuntos como sustitutos en una materia tan dispar como de lo Mercantil o de lo Social, según fuentes judiciales.

Preguntas sobre el trabajo

En estos días de selección de candidatos, algunos de los magistrados en disposición de concursar se han pasado por el juzgado vacante en la calle de Manuel Tovar en Madrid para preguntar por las características y la carga del trabajo que conlleva este destino, según han contado a eldiario.es funcionarios judiciales. Tratándose de una materia tan específica, la ley de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, recoge que el CGPJ y las comunidades autónomas “asegurarán una formación específica relativa a la igualdad y no discriminación por razón de sexo y sobre violencia de género en los cursos de formación de Jueces y Magistrados”.

Una especialización que, desde que se modificó la Ley Orgánica del Poder Judicial en 2008, basta con un cursillo de un mes de duración que puede completarse a distancia, vía online.

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