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Los intereses electorales hacen que el PP y PSOE caigan en contradicciones sobre el agua

Trasvase Tajo-Segura. Foto por SKTB3000.NET | Flickr

Mª Ángeles Fernández / J. Marcos

El PP de Aragón está en contra del trasvase del Ebro. La presidenta autonómica, Luisa Fernanda Rudi, lo ha dejado claro. Aguas abajo, sus colegas de partido le llevan la contraria de forma pública. “Sí o sí, el trasvase del Ebro es una apuesta necesaria para el Partido Popular de la Comunitat Valenciana”, contesta el presidente del PP en la provincia de Alicante, José Císcar, quien ha hecho campaña en Tarragona visitando con regantes la zona de la posible toma de su ansiado trasvase.

La guerra del agua, que protagonizó enfrentamientos, manifestaciones, portadas y decenas de noticias a principios de siglo con la aprobación de un Plan Hidrológico Nacional (PHN) por parte del Gobierno de José María Aznar y que incluía un trasvase del Ebro, ha renacido en las últimas semanas marcando la agenda electoral.

“Aprobaremos un Plan Hidrológico Nacional en el que el trasvase del Ebro pueda resolver el déficit hídrico estructural de la Comunitat Valenciana. Defenderemos el mantenimiento del Trasvase Tajo-Segura en los términos de la Ley del Memorándum, y la consolidación definitiva del Trasvase Júcar-Vinalopó”. El Programa Electoral del PP en esta Comunidad para las elecciones del próximo domingo es contundente.

Ante el órdago lanzado desde Valencia y Murcia, donde incluso cuestionan la gestión del actual Gobierno central de Mariano Rajoy por no haber aprovechado su mayoría absoluta para aprobar un plan hidrológico para todo el Estado que incluya los trasvases entre cuencas, Rudi responde contundente. Recomienda a sus homólogos que lean el programa marco autonómico del PP, “que ellos mismos han aprobado”, y en el que no aparece este proyecto.

El PSOE de Murcia no habla del Ebro, pero sí del Tajo

Los ejemplos de falta de consenso interno, de posturas contradictorias, también son patentes en las filas socialistas. Sobre todo cuando el trasvase del que se debate es el del Tajo-Segura. “Defenderemos a ultranza el Trasvase Tajo-Segura, que tanta riqueza ha aportado a nuestra región y al conjunto del país”, recoge el programa del PSOE de Murcia, que en cambio no dice nada del Ebro. En este caso la réplica llega de sus colegas manchegos: “Pedimos el final del trasvase”, ha afirmado en rueda de prensa el secretario general en Talavera de la Reina (Toledo), Javier Gutiérrez.

Captar (o no perder) votos parece el objetivo de esta polaridad de versiones internas. “La instrumentalización que los partidos políticos han hecho de las emociones y valores vinculados al agua, especialmente en las provincias de Murcia y Valencia, evidencia que determinados discursos son decisivos a la hora de ganar o perder elecciones. Pocas personas y menos partidos políticos han tenido la valentía de decir la verdad en esas regiones; que ante perspectivas de cambio climático y en el actual marco legislativo y socioeconómico vigente, el trasvase Tajo-Segura tiene los días contados y el trasvase del Ebro es absolutamente inviable desde perspectivas tanto económicas, como sociopolíticas y medioambientales”, explica Nuria Hernández-Mora, investigadora de la Universidad de Sevilla y de la Fundación Nueva Cultura del Agua.

Izquierda Unida modera el discurso en Murcia

El término puede sumar o restar votos según en qué coordenada geográfica se pronuncie. Y no solo si el apellido es el Ebro. El Tajo también mueve voluntades y matiza posturas. Desde Izquierda Unida reconocen a eldiario.es que aunque la postura del partido es contraria a los trasvases deben moderar el discurso en Murcia, donde dicen es complicado posicionarse en contra. En el programa electoral de esta región abogan por “la continuidad del Acueducto Tajo Segura en la medida que su eliminación supondría un grave perjuicio para la economía y el empleo”.

Desde Castilla-La Mancha, IU afirma que no existe ningún otro partido tan coordinado en materia de agua: “Es lamentable cómo han manejado el tema PP y PSOE; se ha caldeado tanto que la población piensa que sin trasvase no van a tener agua para beber y eso no es cierto. Se ha manipulado y tergiversado de una forma mezquina”, define por teléfono la responsable de Medio Ambiente manchega, Rosa Prieto.

UPyD quiere “interconexión de cuencas”

La hemeroteca de algunos medios regionales sirve para detectar que el agua se está convirtiendo en un arma arrojadiza de gran calado en esta campaña electoral. Y más cuando el bipartidismo que ha imperado en los últimos años está en jaque y son varias las siglas con opciones de entrar en las asambleas autonómicas convirtiéndose en una llave maestra para nuevas coaliciones de gobierno.

“PP y PSOE llevan décadas practicando una política victimista, utilizando el agua como arma arrojadiza de manera irresponsable, defendiendo políticas radicalmente distintas en cada Comunidad Autónoma”, denuncia el programa de UPyD murciano. Dicho documento añade que UPyD “es el único partido que aboga con coherencia por una política de Estado, con un imprescindible Plan Hidrológico Nacional”.

Según el candidato de la formación magenta en Murcia, César Nebot, ese Plan Hidrológico Nacional y esa política de Estado implican la “interconexión de cuencas” en lenguaje técnico, lo que serían pequeños trasvases evitando los eufemismos. Pero el candidato en Aragón, José Luis Lajara, se ha mostrado en contra del trasvase del Ebro y de “cualquier otra forma de lenguaje político que intente falsear esta realidad”, remarcando que “la naturaleza nunca ha generado un trasvase de manera natural, tenemos que aprovechar los recursos que tenemos”.

Ciudadanos y Podemos

Ciudadanos se muestra a favor de los trasvases, pero en el caso del Ebro añaden en una especie de letra pequeña que el caudal mínimo que requiere ecológicamente es “intocable”. Lo ha afirmado el europarlamentario Javier Nart en Zaragoza, donde añadió: “Decimos lo que nos parece razonable, lo mismo en Aragón que en Cataluña, no tenemos un lenguaje esquizofrénico, hay partidos que no dicen lo mismo”.

Fue Podemos quien encendió la mecha del asunto hace tres meses. El agua, los trasvases, los planes hidrológicos, los eufemismos, los ríos, los regantes empezaron la campaña en febrero, cuando el secretario general de Podemos en Aragón, Pablo Echenique, explicó en un programa de radio que su formación no quería repetir “la confrontación de regiones que ha habido hasta ahora” en relación al trasvase del Ebro. La “guerra del agua” había comenzado. “Los regantes tenemos claro a quién no votar”, respondió inmediatamente el presidente del Sindicato Central de Regantes del Acueducto Tajo-Segura, José Manuel Claver. Este colectivo juega un papel básico en este complicado puzle hídrico. Suelen ser escuchados.

1.600 millones en infraestructuras

La directora general del Agua del Ministerio, Liana Ardiles, ha cifrado en 1.595 millones de euros las inversiones previstas en infraestructuras hidráulicas para 2015. Actualmente hay una veintena de presas en construcción. Aunque Pablo Echenique enfadó a los regantes, sus críticas estaban centradas en las obras faraónicas que inevitablemente implican los trasvases y la regulación de ríos. “Hay maneras más democráticas y menos agresivas con el medio ambiente para poder distribuir el agua que hacer obras faraónicas”, apuntó.

Menos hormigón es la postura de Podemos respecto al agua: “El fomento de los trasvases y presas es el negocio de las grandes constructoras del Ibex 35, asociadas a los bancos, a los que el PP y PSOE les deben muchos millones de euros, y a medios de comunicación. Y el que paga manda. No interesa que los ciudadanos tengan acceso directo al agua porque se acabaría el negocio del ”lobby del hormigón“ y de las multinacionales del agua municipal privatizada”, explica a eldiario.es Francisco Turrión, geólogo de la Confederación Hidrográfica del Segura, ahora en Podemos Murcia.

De momento, Podemos tiene como primera prioridad el mantenimiento y consolidación de los regadíos del Trasvase Tajo-Segura en Murcia, lo que ha despertado muchas críticas entre sus simpatizantes y colectivos ecologistas. La segunda apuesta pasa por “buscar que esos regadíos puedan ser autosuficientes mediante el empleo del agua subterránea, desalobrada y desalada propia con un coste por metro cúbico igual o inferior al actual precio del agua del trasvase”, explica Turrión.

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