La justicia europea sanciona a la Iglesia por despedir a un médico tras haberse casado por segunda vez
La Iglesia católica no tiene potestad para despedir a una persona por criterios exclusivamente morales. Al menos, en Europa. Así lo ha refrendado por el Tribunal de la UE al sancionar a un hospital alemán de Düsseldorf que despidió a un médico por casarse una segunda vez tras divorciarse.
El fallo repite lo sucedido en España con el caso de Resurrección Galera, la profesora de Religión despedida en 2001 por contraer matrimonio con un divorciado, y que esta semana ya ha vuelto a dar clases en su colegio de Almería una vez que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos confirmara que tenía razón.
El centro alemán, dependiente de la Iglesia católica, ha sido sancionado por despedir a J. Q., jefe de Medicina Interna, por haberse divorciado y posteriormente casado por lo civil. Para el Alto Tribunal, se trata de un despido “discriminatorio”, toda vez que las convicciones religiosas no son “una condición esencial” para ejercer la actividad profesional.
La sentencia considera probado que la dirección del hospital no dijo nada cuando el doctor se separó y comenzó una nueva relación, pero sí despidió al médico cuando éste contrajo matrimonio por segunda vez. En ese momento alegaron “causas sociales”, basadas en una norma que aplica la Iglesia católica alemana desde 1993.
Dichas directrices consagran que “todos los trabajadores católicos deben reconocer y respetar los principios de la doctrina religiosa y moral católica en materia de fe y buenas costumbres”, al tiempo que recuerda que “la vida personal” de la plantilla debe dar “testimonio” de ello.
Siguiendo estas normas, las autoridades justificaron el despido de J. Q., considerando que había infringido de forma grave los deberes que tenía con su empresa al casarse por lo civil sin que su anterior matrimonio fuese declarado nulo por la Iglesia.
La sentencia no es el primer revés que recibe la Iglesia católica alemana en el marco de sus relaciones laborales las instituciones eclesiásticas alemanas, que emplean a más de 1,3 millones de personas.