Los Abuelos, la nueva joya arqueológica con casi 3.000 años de antigüedad que confirma la sofisticación de los mayas en Guatemala
Elevadas sobre plataformas, con ángulos exactos y alineaciones que respondían a cálculos astronómicos, las pirámides mayas funcionaban como centros de poder, observatorios, templos y tumbas. Su construcción implicaba organización social, conocimientos técnicos y una profunda relación con el entorno selvático.
Algunas, como las de Tikal o Calakmul, alcanzaban alturas equivalentes a edificios modernos y servían de eje urbano para las ciudades que las rodeaban. Lejos de ser estructuras aisladas, formaban parte de complejos arquitectónicos con calzadas, plazas y recintos ceremoniales. En una de las regiones menos exploradas del Petén guatemalteco, una nueva pirámide se ha sumado a ese legado monumental.
La arquitectura de Los Abuelos revela un nivel de desarrollo urbano mucho más avanzado de lo previsto
El descubrimiento se produjo en una zona cercana al antiguo centro de Uaxactún, a unos 21 kilómetros, dentro de los márgenes del actual parque arqueológico. Allí, un equipo de arqueólogos de Guatemala y Eslovaquia identificó los restos de una ciudad maya que permanecía oculta bajo la vegetación.
La han llamado Los Abuelos, un nombre que hace referencia directa a dos esculturas con rasgos humanos que representan a una pareja ancestral. Estas figuras, talladas entre los años 500 y 300 a.C., podrían estar asociadas a prácticas antiguas de veneración a los antepasados.
Entre los vestigios destaca una estructura piramidal de 33 metros de altura. Su interior conserva murales del periodo Preclásico Medio, un tramo histórico comprendido entre el 800 y el 500 a.C. La planificación del conjunto, según el Ministerio de Cultura de Guatemala, incluye plataformas ceremoniales, monumentos decorados con iconografía singular y un sistema hidráulico cuya complejidad apunta a un grado avanzado de desarrollo urbano.
Las nuevas evidencias refuerzan la idea de una Mesoamérica más conectada de lo que se creía
La dimensión del hallazgo va más allá del perímetro de Los Abuelos. Las investigaciones recientes han permitido identificar otros dos puntos arqueológicos cercanos. Juntos forman una especie de triángulo urbano que no había sido documentado hasta ahora y que obliga a revisar las ideas previas sobre la organización territorial de los mayas en esta región del Petén.
El comunicado oficial del Ministerio apunta que “estos hallazgos permiten replantear la comprensión de la organización ceremonial y sociopolítica del Petén prehispánico”.
El asentamiento ocupa aproximadamente 16 kilómetros cuadrados, y buena parte de su trazado se articula en torno a zonas ceremoniales. Las características del lugar, unidas a la calidad de sus construcciones y a la densidad de elementos simbólicos, han llevado a los investigadores a considerarlo como uno de los centros rituales más antiguos e importantes del área. En palabras del propio Ministerio, “el sitio presenta una planificación arquitectónica destacada”.
Aunque Tikal sigue siendo el foco principal, el protagonismo se reparte cada vez más
La relevancia de Los Abuelos también reside en su contexto. A mediados de abril, en otro punto del departamento, se documentó un altar con más de mil años de antigüedad perteneciente a la cultura de Teotihuacán. Ese hallazgo permitió establecer vínculos entre dos civilizaciones separadas por más de mil kilómetros, lo que refuerza la idea de una red de contactos activa en Mesoamérica mucho antes de lo que se creía.
Tikal, que se encuentra a unos 23 kilómetros de Uaxactún, sigue siendo el yacimiento más visitado y estudiado del país. Sin embargo, la aparición de nuevas ciudades como Los Abuelos subraya la existencia de múltiples centros con funciones propias y estructuras independientes, cuya huella todavía permanece bajo capas de selva densa.
Este tipo de hallazgos no solo amplía el conocimiento arqueológico, sino que redefine las escalas de ocupación y los modelos de vida de una civilización cuya complejidad todavía se está descifrando. Cada piedra desenterrada, cada mural recuperado y cada canal trazado a través de la tierra compacta confirma que aún quedan capítulos fundamentales por escribir en la historia del mundo maya.
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