Localizan trece naufragios de la Segunda Guerra Mundial en Guadalcanal, incluyendo el USS New Orleans

HMAS Canberra

Ada Sanuy

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Durante 22 días de este pasado mes de julio de 2025, una expedición liderada por el Ocean Exploration Trust ha realizado una de las investigaciones arqueológicas más exhaustivas sobre los restos de la Segunda Guerra Mundial en el Pacífico. A bordo del buque de exploración Nautilus, el equipo documentó trece naufragios en el estrecho conocido como Iron Bottom Sound, entre las islas de Guadalcanal, Savo y Nggela, en las Islas Salomón. Este enclave fue escenario, entre agosto y diciembre de 1942, de cinco batallas navales de proporciones colosales. La expedición no solo permitió filmar por primera vez cuatro de estos pecios, incluidas la proa del USS New Orleans y el destructor japonés Teruzuki, sino que también generó los mapas más detallados del fondo marino jamás realizados en la zona.

Más de 1.000 km² del lecho marino cartografiados

Con la ayuda del vehículo de superficie no tripulado DriX, operado desde tierra en Honiara (capital de las Islas Salomón), el equipo cartografió más de 1.000 km² del lecho marino. Paralelamente, se desplegaron vehículos operados remotamente (ROV) para capturar imágenes de alta resolución de embarcaciones como el USS Vincennes, el USS Quincy, el USS Astoria, el HMAS Canberra y el USS Northampton, entre otros. En total, más de 138 horas de inmersión permitieron evaluar el estado de los pecios a profundidades superiores a los 1.000 metros. Algunos llevaban más de 80 años sin ser vistos desde su hundimiento. La expedición fue retransmitida en directo a través de la plataforma NautilusLive.org, permitiendo a millones de personas seguir en tiempo real esta exploración de memoria histórica sumergida.

Uno de los cementerios de guerra más sobrecogedores del planeta

Iron Bottom Sound es uno de los cementerios de guerra más sobrecogedores del planeta: más de 20.000 vidas perdidas, 111 barcos hundidos y 1.450 aviones abatidos durante la campaña de Guadalcanal. Este conjunto de batallas no solo detuvo el avance japonés en el Pacífico, sino que marcó el inicio del contraataque aliado tras el ataque a Pearl Harbor. Las confrontaciones fueron especialmente feroces por su naturaleza nocturna y a corta distancia, en condiciones meteorológicas extremas y con una intensidad letal pocas veces igualada. Hasta la fecha, se han localizado solo una treintena de los barcos hundidos, lo que deja aún muchas historias sin nombre bajo el lecho oceánico.

El Nautilus volvió así a una zona que ya había explorado en los años 90. “Esta expedición fue especial. Pudimos filmar estos lugares con una tecnología impensable entonces y documentar nuevos naufragios mientras compartíamos nuestro trabajo con el mundo en directo”, declaró el Dr. Robert Ballard, presidente de Ocean Exploration Trust. Los avances tecnológicos han permitido multiplicar la eficiencia de las búsquedas. “Pudimos mapear continuamente e identificar objetivos potenciales mientras desplegábamos los ROV. Fue una de las misiones más gratificantes en las que he participado”, añadió el Dr. Larry Mayer, del Centro de Cartografía Costera y Oceánica de la Universidad de New Hampshire.

Más de un centenar de expertos participan en la investigación

Más de 130 expertos internacionales de Japón, Australia, Nueva Zelanda, Estados Unidos y otros países colaboraron en tiempo real gracias a la tecnología de telepresencia. Entre ellos, arqueólogos, oceanógrafos, historiadores militares y veteranos de marina aportaron contexto a cada hallazgo. Esta combinación de ciencia, tecnología y memoria colectiva transformó la misión en una auténtica lección de historia viviente, a disposición del público global. Para muchos, no fue solo una expedición arqueológica, sino un homenaje a los que dieron la vida en uno de los teatros más cruentos del siglo XX.

Testimonios silenciosos de la guerra

Samuel J. Cox, director del Comando de Historia y Patrimonio Naval de Estados Unidos y contralmirante retirado, resumió el espíritu de la expedición con estas palabras: “Los marineros no inician guerras, pero cumplen con sus gobiernos, y en las aguas de Iron Bottom Sound, cumplieron con su deber al máximo”. Cox recordó que el resultado final de aquella guerra no solo trajo libertad a los Aliados, sino también al propio Japón. La documentación de estos naufragios, afirmó, contribuirá de forma incalculable a comprender una de las campañas navales más costosas de la historia.

La NOAA Ocean Exploration, que apoyó la expedición junto al Instituto Cooperativo de Exploración Oceánica, destacó el valor de las tecnologías punteras aplicadas a la investigación de zonas profundas del océano. “La mayor parte de nuestro océano se encuentra en aguas muy profundas de las que prácticamente no sabemos nada”, afirmó el científico jefe del OET, Daniel Wagner. “Estas exploraciones abisales ponen de manifiesto la cantidad de cosas extraordinarias que aún se esconden y esperan ser descubiertas”.

Gracias a esta misión, los restos de embarcaciones que fueron testigos directos del horror y el heroísmo en Guadalcanal han vuelto a la luz. No solo como objetos de estudio arqueológico, sino como testimonios silenciosos de una guerra que transformó el mapa geopolítico del siglo XX. Bajo las aguas del Pacífico, estas reliquias permanecen como recordatorio de un conflicto que jamás debería repetirse.

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