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Amazon Go o cómo jubilar al cajero del súper con una 'app'

David Sarabia

“Lo peligroso es no evolucionar”. Es una frase que Jeff Bezos, CEO y fundador de Amazon pronunció en 2010 durante una entrevista con FastCompany. De eso hace ya seis años y mucho ha llovido desde entonces: Amazon no era lo que es ahora, Prime estaba aún en pañales y la idea de poner una tienda física sobre el mapa ni si quiera era una opción. Mucho menos la de un establecimiento sin cajas ni cajeros.

La última idea de Bezos se puede definir con tres palabras: cógelo y lárgate. Se llama Amazon Go y es un supermercado de unos 550 metros cuadrados en el que hay de todo, desde productos frescos a galletas, pasando por platos preparados o bollos. Está abierto desde ya en Seattle (EEUU) y se encuentra en fase beta. Solo los empleados de la compañía pueden probar el servicio “sin colas, sin cajas, sin esperas” de Amazon, que se vale de una mezcla de machine learning, sensores de datos e inteligencia artificial para presentar a la que ellos llaman Just Walk Out technology.

No es el primer intento de una compañía para agilizar la compra de productos. Ya lo intentaron IBM y Metro en el pasado, aunque si bien las tecnologías no tenían nada que ver, el resultado era el mismo: no tener que hacer colas ni pasar por caja. Aunque no pasaron de métodos piloto (Metro incluso llegó a abrir una tienda en Alemania), parece que Amazon sí se fijo en ellos para registrar una patente en 2014 con una idea que introducía cámaras de vídeo, sensores, micrófonos y el uso del smartphone.

De la misma forma que conectamos WhatsApp al ordenador, Amazon Go utilizará un código QR en la app oficial de la compañía para emparejar cuenta de usuario y ticket de compra. En la entrada habrá unos tornos para pasar el código y a la salida un sensor que detectará que nos hemos ido. “Al final hace fácil un proceso que a veces no lo es tanto”, explica Marc Cortés, profesor de Marketing en el ESADE. “En primer lugar, desde la rapidez del proceso: el no hacer cola para pagar. En segundo lugar, Amazon puede proponer o sugerir la compra de productos u ofertas en función de consumos anteriores, cosa que en un supermercado físico no existe”, continúa.

Un robot es el tendero de la esquina

Amazon Go abrirá sus puertas al público a principios de 2017. De momento será la única, toda vez que Bezos ya ha desmentido el rumor que le situaba abriendo 2.000 tiendas más en el transcurso del año próximo. ¿Es este el primer paso para eliminar la figura del cajero de supermercado? En EEUU, según cifras de 2014, el sector crecerá un 2% hasta 2024 y actualmente emplea a casi tres millones y medio de personas que cobran 19.310 dólares al año. Sin embargo, el World Economic Forum ya ha avisado de que los robots ocuparán cerca de cinco millones de puestos de trabajo de aquí a 2020 en las 15 economías más desarrolladas del mundo.

Una máquina no hace huelga ni pide aumentos de sueldo. Nunca se pone mala, es eficiente, segura y también es barata. El primer indicio lo tuvimos en 2008, cuando en España IBM introdujo la primera caja automática en un supermercado de Madrid. Ocho años después, Jeff Bezos propone la tienda sin personal de caja, una idea que algunos ya critican en EEUU: “Si esta tecnología se desarrolla como Amazon quiere, será el fin de los cajeros en los supermercados. (...) Tenemos que plantearnos como sociedad qué podemos hacer con estos millones de empleos eliminados por la tecnología”, explicaba el martes el analista Sascha Chegan en la NBC.

“Amazon lo que evidencia es que hay muchos trabajos que se pierden y que van a dejar de tener sentido”, asegura Enrique Dans, profesor de Innovación y Tecnología en el IE Business School. La penetración cada vez mayor de la tecnología en todas las capas de la sociedad obliga a repensar el sector laboral, con especial atención a los trabajos “que se suelen llamar los de las 'tres D' (dull, dirty, dangerous)”. Es ahí donde se incluyen los mozos de almacén, los cajeros de supermercado o los mineros, entre otras muchas profesiones.

Dans habla de un futuro en el que “hay que empezar a pensar que no te vas a poder ganar la vida conduciendo, como jefe de supermercado o trabajando en una mina”. El profesor del IE defiende la introducción de la renta básica universal para paliar el agujero que dejará la tecnología por la destrucción de puestos de trabajo y anima a despojarla de sus connotaciones políticas: “Hay que pensar en ella no como un planteamiento de derechas o de izquierdas, sino como un planteamiento en el que si no lo haces, tienes una masa cada vez mayor de personas que se quedan sin trabajo porque su trabajo lo hace una máquina mucho mejor”.

¿Sin cajas ni cajeros significa gastar más?

“Amazon sigue con su constante ejercicio de buscar nuevas oportunidades de relación con el cliente”, continúa Cortés. La empresa de Bezos va camino de convertirse en la empresa total que aúne la venta de todo tipo de productos (ya sean consumibles o imperecederos) con la atención personalizada para mejorar hasta el máximo posible la experiencia del usuario. “Lo que hace es hacer fácil ese proceso de compra. De hecho, las mayores disrupciones que Amazon genera no son en la forma o en el propio producto, sino en la forma en como cada uno de nosotros compra y se relaciona con ese producto”, explica el profesor del ESADE.

Ante la visión de una tienda sin cajas registradoras en la que solo haya que entrar, escoger los productos y salir, es inevitable hacerse la pregunta de si también gastaremos más. Desde las dos escuelas de empresa coinciden en que no necesariamente será así: “No compramos más comida, ni más cosas por el hecho de que sea más conveniente comprarlas. Lo que sí ocurre es que desplazamos una parte de nuestro consumo”, sostiene el profesor de la IE. Una idea que confirma Cortés: “No tiene por qué. Si va a haber más o menos consumo depende mucho del comportamiento de cada usuario”.

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