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Cables submarinos: la nueva frontera del poder de las telecomunicaciones

Detalle del mapa submarino de TeleGeography, 2015

Alan Lazalde

Facebook y Microsoft anunciaron hace unos días el tendido de MAREA, un cable submarino de 6.600 km que atravesará el Atlántico con Virginia y Bilbao en los extremos. El cable comenzará a operar a finales de 2017 con el apoyo directo de Telxius, una empresa subsidiaria de Telefónica, y sabemos que transportará 160 Terabits por segundo, más datos que cualquier otro cable creado hasta la fecha.

La capacidad proyectada de MAREA representa casi la mitad de todos los cables juntos que actualmente existen bajo el Atlántico. Esto es, millones de veces más que cualquier conexión casera a Internet. No es para menos pues transportará de forma exclusiva la enorme cantidad de datos que producirán Microsoft y Facebook en los próximos 25 años. Si bien los datos del cable resultan espectaculares, de los protagonistas se infieren aspectos todavía más relevantes. Por ejemplo:

  1. Facebook y Microsoft no pertenecen —de momento— a la industria de las telecomunicaciones
  2. Serán amos absolutos del tráfico que pase por su cable
  3. Consecuentemente, MAREA supone el surgimiento de nuevas formas de poder en Internet.

Un nuevo orden bajo Internet

Según TeleGeography, actualmente existen más de 350 cables submarinos repartidos por todas partes del mundo. Solo unos 20 se extienden bajo el océano Atlántico. Su coste es del orden de miles de millones de dólares, aunque cada vez son más baratos si consideramos la velocidad de poseen.

Tradicionalmente, son las empresas de telecomunicaciones quienes se han encargado de hacer el tendido de los cables, al tiempo que los mantienen bajo su control y propiedad. Luego estas operadoras, en casi todos los casos empresas públicas que se privatizaron en los 90, alquilan el acceso al cable a los operadores de Internet, quienes tienen que respetar principios como el de la Neutralidad de la Red. Esta situación ha comenzado a cambiar.

Por ejemplo, hace seis años, Google invirtió en la colocación de FASTER, un cable submarino de más de 10,000 km y cuyos datos atraviesan el pacífico a una velocidad de 60 Terabits por segundo. En este caso, Google no es el dueño del cable, sino que es parte de una inversión conjunta de 300 millones de dólares con China Mobile International, China Telecom Global, Global Transit, KDDI y SingTel.

Alan Mauldin de TeleGeography menciona que las empresas proveedoras de contenidos están invirtiendo miles de millones en cableado submarino, sumando más de 90.000 km bajo el Pacífico y el Atlántico. Esta es la lista completa, con Google a la cabeza, incluyendo cables en proceso de construcción:

- Google (43.000 km)

  • Tannat (co-propietario, 2.000 km, Brasil-Uruguay, 2017)
  • Junior (propietario, 390 km, Brasil, 2017)
  • FASTER (co-propietario, 11.629 km, EE. UU. - China, 2016)
  • Monet (co-propietario, 10.556 km, EE. UU. - Brasil, 2016)
  • Southeast Asia Japan Cable (co-propietario, 8.900 km, Japón - Singapur, 2013)
  • Unity (co-propietario, 9.620 km, EE.UU - Japón, 2010)

- Microsoft (30.000 km)

- Facebook (17.000 km)

  • MAREA (co-propietario, 6.600 km, EE.UU. - España, 2017)
  • Asia Pacific Gateway (co-propietario, 10.400 km, Japón - Singapur, 2016)

- Amazon (10.000 km)

  • Hawaiki (propietario principal, 10.200 km, EE. UU. - Australia, 2018)

Por su extensión y velocidad, MAREA es el cable más importante en manos de empresas de contenidos. Para Facebook y Microsoft significará independizarse de los tradicionales dueños de la infraestructura de telecomunicaciones, permitiéndoles controlar a bajo costo la calidad y cantidad del tráfico que pase por ahí. Éste es su derecho de propiedad.

Najam Ahmad, vicepresidente de ingeniería de redes de Facebook, dijo que MAREA les ofrece “mayor control sobre su destino”. De hecho, servirá para sus planes de expansión a lo largo de Medio Oriente y África. Para Frank Rey, responsable de adquirir infraestructura de red para Microsoft, el nuevo cable submarino marca “el siguiente paso hacia la construcción de una nueva infraestructura para internet”. La estrategia está clara: poseer más Internet. 

¿Adiós al Internet que conocemos?

No es la primera vez que empresas de Internet dan la cara como empresas de telecomunicaciones -un negocio de hardware súper especializado-, desde 2010 Google ha sido proveedor de acceso a Internet gratuito y de alta velocidad en pequeñas áreas de EE. UU, esto es Google Fiber “Un tipo diferente de Internet”. Mientras que Facebook ha ido más lejos con drones y sus propios satélites para alcanzar áreas difíciles como el África sub-sahariana con su polémico proyecto Internet.org.

Para las empresas de Internet, poseer la infraestructura de Red les permite decidir el destino de sus datos con mayor precisión y control. Ciertamente, esto debería mejorar el desempeño de las comunicaciones y ampliar el alcance a más personas en el planeta, aunque el precio a pagar serán nuestros datos personales. Si tomamos como ejemplo Free Basics, una versión reducida de Internet que promociona Facebook para llevar la Red a más personas en todo el planeta, vemos que en el fondo no es más que una red privada con intereses comerciales que escapa de las leyes de protección de datos en los países a los que pretende iluminar.

Le preguntamos a Efraín Foglia, miembro fundador de Guifi.net, la red de telecomunicaciones autogestionada más grande del mundo, sobre la posibilidad de construir una especie de cable submarino libre, a lo que nos respondió que por su costo “realmente solo lo pueden hacer grandes, muy grandes empresas.” Una alternativa es el intercambio de tráfico (o peering) con alguna red libre, sin embargo el cable seguiría siendo propiedad privada, así que por el momento es más asequible trabajar con satélites libres como los del proyecto RIFE. Para Efraín, lo que está pasando con los proyectos de Internet “reducido” en manos de particulares es una perversión en contra de la Red tal como la conocemos.

Ciertamente, Google, Facebook, Microsoft y Amazon —dueña de la nube que sostiene Netflix, Dropbox y los servicios más populares de Internet— recaban y almacenan cada vez más datos, aumentando su poder e influencia sobre lo que hacemos, somos y conocemos en la Red con ayuda de diversos mecanismos de vigilancia disfrazada de marketing digital. Estos gigantes se están comiendo a Internet y, siendo dueños de la infraestructura, no tendrán restricciones.

La construcción de MAREA anuncia la transformación progresiva de Internet, que pasa de ser una red de redes general, abierta y común, a un conglomerado de redes superespecializadas en tráfico para Google, Facebook, Microsoft y otros actores con suficiente poder, cartera e influencia para construir ese tipo de cables. Es cierto que el nuevo Internet será más barato y accesible, más rápido y global, pero cabe preguntarnos desde ahora: ¿qué versión de Internet —y de la realidad— prevalecerá en los próximos años? Y, ¿qué será el Internet neutral, abierto y horizontal que hoy conocemos?

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