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The Guardian en español

Roma busca un candidato limpio que acabe con la corrupción y la basura

La candidata del M5S a la alcaldía de Roma se consolida como ganadora

Rosie Scammell

Agarrando las llaves del cielo, un San Pedro de bronce observa el caos de la Ciudad Eterna. Bajo sus pies, los frisos en espiral de la columna de Trajano presumen de las glorias pasadas, cuando los emperadores encomendaron obras maestras como un testamento de su victoria.

Solo unos metros más allá está el Palazzo Senatorio, actualmente el centro administrativo de la ciudad, donde un asiento vacío está esperando a un nuevo líder. Más de 1.900 años después del triunfo de Trajano en las guerras contra Dacia, Roma está en la antesala de elegir al próximo alcalde que también tendrá muchas batallas que librar.

“Raggi ganará, sin duda, pero es demasiado joven... ¡Se la comerán viva!”, exclama Vittorio, un taxista que ha decidido no votar en las elecciones locales del domingo.

Abogada convertida en política, la candidata de 37 años parece la favorita en la carrera por la alcaldía, aunque solo ha sido concejal de la ciudad durante tres años. Raggi ganó con un 36% de los votos en la primera vuelta del 5 de junio, distanciando a su rival en la segunda vuelta, el candidato de centroizquierda Roberto Giachetti, que obtuvo algo menos del 25% de los sufragios.

Como candidata del antiestablishment Movimiento 5 Estrellas, Raggi tiene un atractivo popular que se origina en gran medida por no estar ligada al Partido Demócrata de Giachetti ni a los tradicionales de centroderecha. “Hemos visto el pozo de basura que han creado, han atracado Roma”, Raggi cuenta en the Observer, criticando las dos décadas en las que, según asegura, los líderes han fracasado completamente a la hora de atajar el despilfarro financiero y la corrupción. Pero avisa de que no tiene una varita mágica con la que resolver la infinidad de problemas que han dejado a los ciudadanos desesperados y sin medidas por parte de los representantes que eligieron.

En los días previos a las elecciones, un aire denso y húmedo pesa duramente sobre Roma, y los autobuses abarrotados recuerdan a los romanos lo deteriorado que está el sistema de transporte público de la ciudad. Las masas de turistas se echan hacia atrás con cautela para esquivar el incesante ir y venir de coches y motos mientras tratan de circular en un laberinto de vías cerradas por obras cercanas al Ayuntamiento.

La corrupción que corroe a Roma

El asiento del alcalde ha estado vacío desde la dimisión en octubre de Ignacio Marino, que dejó el cargo después de salir a la luz un escándalo por gastos injustificados. Sus seguidores atribuyen la dimisión de Marino, perteneciente al Partido Demócrata, a aquellos a los que les preocupaba su papel en el descubrimiento de corrupción generalizada dentro de la Administración. Millones de euros de fondos del Estado fueron desviados de áreas como la recogida de basuras o los centros de inmigración.

El escándalo de Mafia Capital ha sido el telón de fondo de la campaña electoral, y una reunión informativa este martes entre el jefe anticorrupción, Raffaele Cantone, y el comisario especial, Francesco Paolo Tronca, quizá tenga repercusión en la elección de los votantes.

Raggi ha hecho hincapié en las principales quejas de los ciudadanos. Promete limpiar la basura, mejorar el transporte público y devolver la legalidad a la ciudad. “Es fundamental ofrecer una visión, algo que nunca se ha hecho, de una ciudad eficiente en la que se puede vivir, con una gestión eficaz de los recursos”, comenta. “Debemos devolver la normalidad a Roma”.

Pero, aunque Raggi se beneficia de ser una recién llegada a la política, todavía tiene que superar la desconfianza de los votantes hacia la clase política. Un pensionista, antiguo propietario de un restaurante, dice que ha perdido la esperanza de ver un cambio a mejor en la cúspide. “Esperamos que aquellos que ganen puedan hacer algo. Porque todos hacen promesas, pero luego cuando están en sus cargos no hacen nada”.

Lo cuenta desde una de las calles más pintorescas de Roma, cerca del Foro, que en los últimos años ha estado desfigurado por las obras de reconstrucción. La esperada aparición de excavadoras será bienvenida en la ciudad, donde muchas obras públicas se suspendieron durante las investigaciones de Mafia Capital el año pasado, aunque la población local a menudo se queja por la lentitud del progreso.

Igual que sucede en muchas partes de Italia, se pintan grafitis en los muros y después desaparecen. Muchos son sobre rivalidad entre los hinchas del fútbol e insultos vulgares, pero ver esvásticas también es algo común. Sin muchas esperanzas de que las autoridades de la ciudad estén escuchando sus quejas, los ciudadanos han optado por hacerse cargo del asunto y han puesto en marcha iniciativas comunitarias para limpiar sus calles.

Basura y parones en el transporte público

Otros airean su frustración en internet a través de una popular página en diferentes redes sociales: Roma fa schifo (Roma es repugnante). En esta plataforma se publican fotos de baches, coches quemados, contenedores desbordados y muchas otras. El problema de la recogida de basura llegó a un punto álgido cuando una huelga de 24 horas provocada por los contratos de personal hizo que la basura se acumulase mucho más de lo habitual.

Los parones en el transporte público son frecuentes. El próximo está programado para este lunes por la noche y será de cuatro horas. Los medios italianos se han apresurado a señalar la conveniencia del momento, justo durante el partido que enfrenta a Italia y Bélgica en la Eurocopa de fútbol de 2016. Los sindicatos aseguran que se trata de una coincidencia.

Francesco, el propietario de una tienda, se muestra muy contundente a la hora de valorar cómo está la capital: “No puede ser peor que esto”. Cuenta que sería feliz si un nuevo alcalde fuera capaz de cambiar la ciudad, pero dice que la población ya no cree en los políticos y que los votantes han decidido elegir al candidato “menos malo”.

“Traer un alcalde inglés o alemán sería lo mejor”, bromea diciendo que solo alguien de fuera podría evitar las listas de favores y corrupción que dice van asociadas a un cargo político. Francesco acusa a los políticos de conseguir todo tipo de beneficios gracias al sistema: “Está en nuestra sangre. Si no lo haces, eres un bobo”. Dice también que las cosas están tan mal en Roma en estos momentos que tiene que comprar papel higiénico para la escuela de sus hijos y los costes sanitarios han aumentado hasta alcanzar las tarifas privadas.

Los críticos aseguran que, dada la gran variedad de problemas a los que se enfrentan a día de hoy los romanos, el trabajo de Raggi será uno de los más difíciles en la política italiana. Uno para el que, según dicen, no está preparada.

Sin embargo, el profesor Giovanni Orsina de la Universidad Luiss de Roma, cree que su inexperiencia es parte de su atractivo. “El Partido Demócrata fue un gran fracaso, por lo que el votante medio romano se pregunta: ¿qué es lo que han hecho las personas con experiencia? ¿Este es el momento de probar con una persona que no tiene experiencia? Para los romanos puede ser que haya otros candidatos con más experiencia, pero que también son corruptos.

Gran machismo en la esfera política italiana

Si Raggi es elegida, será la primera alcaldesa de Roma y, seguramente, se enfrentará al sexismo y al machismo palpable dentro de la política italiana.

También tendrá que plantar cara a los intereses creados tanto dentro como fuera de la Administración, explica Orsina, así como a la fuerte oposición del primer ministro, Matteo Renzi. “Es muy difícil gobernar Roma si el Gobierno está en tu contra”, asegura. “Al Gobierno de Renzi le vendría bien que Raggi fracase”. Puede parecer contraproducente para un primer ministro conspirar para la caída del alcalde de la capital, pero Renzi es muy consciente de que el éxito de un alcalde del Movimiento 5 Estrellas podría anunciar el final de su carrera política.

Este partido contestatario se hizo famoso a raíz de la crisis financiera. Liderado por el cómico Beppe Grillo, pasó a obtener un espectacular 25% de los votos en las elecciones generales de 2013. El éxito conseguido en Roma podría convencer a los italianos de la capacidad de este partido para liderar un Gobierno. Se trataría de una amenaza directa a Renzi, que se enfrentará a un referéndum constitucional en octubre.

Pero en las calles de Roma preocupa mucho más el destino de su ciudad que el de su primer ministro. “No hay luz en el horizonte”, lamenta Francesco. Tengamos esperanza en el futuro”.

Traducido por Cristina Armunia Berges

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