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Piera Aiello, perseguida por la mafia y candidata a un escaño en las elecciones italianas

Piera Aiello, en una conferencia en 2014 para presentar el libro en que contaba su historia. La foto (con el rostro de Aiello borrado) apareció en la web de una asociación contra la mafia.

Lorenzo Tondo

Salemi (Sicilia) —

La candidata entra en la sala. Cuatro policías permanecen en un lugar discreto, alejados de la vista del público. Tímidamente, con la cabeza cubierta con una gruesa bufanda negra, saluda a su audiencia –decenas de seguidores y curiosos que se han acercado a Salemi, un pequeño pueblo al oeste de Sicilia, para escuchar sus palabras–. “Por razones de seguridad, por favor, no hagan fotos ni vídeos”, anuncia una mujer por micrófono.

La candidata es Piera Aiello, de 51 años. Su vida ha estado en peligro desde que presenció a dos sicarios de la mafia matar a su esposo en 1991. Aiello ahora es candidata al Parlamento del Movimiento 5 Estrellas (M5S) en las elecciones generales que se celebran este domingo.

La formación antiestablishment, que emergió en la escena electoral en las elecciones generales de 2013 y que apuesta por candidatos sin experiencia en política, es actualmente el partido más popular del país, aunque es poco probable que obtenga una mayoría suficiente para gobernar en solitario. Además, se niega a participar en coaliciones.

En Sicilia, su mensaje anticorrupción y sus propuestas para reforzar las leyes que luchan contra los políticos relacionados con la mafia han resultado ser populares, como ha resultado serlo la propia Aiello. Pero ser candidata a un cargo político no es fácil para alguien que vive con escolta, especialmente en el mundo actual de los selfies de campaña.

Aiello no puede mostrar su cara en público, no puede ser fotografiada y no puede celebrar libremente actos de campaña en las plazas de las ciudades. A menudo lleva un velo para cubrir su cara, por lo que se ha hecho famosa en Italia como la “candidata sin rostro”. “La gente me mira como si fuese una especie de extraterrestre”, señala.

A pesar del éxito de las campañas para reducir la influencia de la Cosa Nostra en Italia y de la Camorra en Nápoles, el crimen organizado sigue siendo un problema serio en Italia y en el extranjero. Se cree que la mafia calabresa, conocida como 'Ndrangheta, es el principal traficante de cocaína en Europa.

“¿El objetivo de mi campaña? Proteger a la gente como yo para que los que decidan enfrentarse a la mafia no tengan que vivir como fantasmas”, comunica Aiello a su público en Salemi.

Un matrimonio forzado

Aiello nació en Partanna, un pueblo en la provincia de Trapani. Con 14 años conoció a un chico, Nicolò. Era el hijo del capo mafioso siciliano Vito Atria, pero en aquel entonces Aiello no lo sabía. No lo descubrió hasta que un día Don Vito le obligó a casarse con su hijo, recuerda. “De lo contrario hubiese matado a toda mi familia”.

Aiello fue obligada a casarse con un hombre al que no quería, un hombre que le pegaba y que le obligó a vivir en un mundo que ella no quería. “Tomaba la píldora porque no quería tener hijos con él. Cuando se enteró, se lió a puñetazos conmigo”, cuenta a the Guardian.

En la mañana del 18 de noviembre de 1985, su suegro fue asesinado en los viñedos de la campiña de Trapani. Nicolò juro que mataría a los asesinos de su padre. Hablaba mucho de ello hasta que un clan rival de la mafia decidió matarle a él también.

“Teníamos una pizzería en Partanna”, recuerda Aiello. “Dos hombres con pistolas entraron al atardecer. Miraron a mi marido a la cara y dispararon. Cubierto de sangre, cayó delante de mí. Yo les conocía. Eran dos matones de la mafia y conocían a mi marido desde que eran niños. No soportaba a mi marido, pero todavía era un crío. Solo tenía 27 años cuando cayó acribillado en mis brazos”.

Aiello no quería ser partícipe de esa vida que había sido obligada a vivir y al día siguiente acudió al jefe local de los Carabineri, quien le aconsejó ir a Palermo, la capital de Sicilia, a hablar con el único hombre en el que se podía confiar: un juez llamado Paolo Borsellino.

“Borsellino era como un padre”, cuenta Aiello. “Me dijo que mi decisión requeriría sacrificios. Me aconsejó salir de Sicilia de inmediato y rehacer mi vida bajo un nombre falso y lejos de la isla”.

Aiello salió de Sicilia con su hija de tres años. “Cuando mis colegas iban a la playa, yo pasaba el tiempo en comisaría contando los secretos de la familia mafiosa de mi marido”, recuerda. Su testimonio llevó a la detención de decenas de personas. Unos meses después, el 19 de julio de 1992, la mafia mató a Borsellino con un coche bomba en Via D'Amelia, Palermo.

Aiello estaba destrozada. Tras decidir testificar, entró en el programa de protección de testigos, lo que significaba que no podía abrir una cuenta bancaria, no podía instalar una línea de teléfono y no podía matricular a su hija en la escuela.

“Decidí denunciar a la mafia y mientras los mafiosos andaban sueltos, yo me veía obligada a vivir como una prisionera”, afirma. “Eso no estaba bien”.

Aiello decidió entonces dedicar su vida a la defensa de los derechos de los testigos de la justicia. Algunos eran empresarios que, tras testificar contra la mafia, perdieron sus empresas y acabaron en la calle.

“He decidido presentarme para que aquellos que se rebelen contra la mafia y la corrupción no sean marginados por el Estado, sino recompensados”, explica. “He decidido presentarme como candidata porque yo, Piera Aiello, quiero recuperar mi rostro”.

Traducido por Javier Biosca Azcoiti

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