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The Guardian en español

El pueblo que más dinero recibía de la UE fue el que más votó a favor de dejarla

Uno de los edificios de Ebbw Vale construidos con fondos de la UE.

Carole Cadwalladr

“¿Qué ha hecho por nosotros la UE?” me preguntaba Zak Kelly, de 21 años, cerca de un nuevo complejo de edificios que no llamarían la atención en Canary Wharf, el sofísticado barrio de negocios londinense. Pero esto no es Canary Wharf, sino Ebbw Vale, un pueblo de unos 18.000 habitantes en el corazón de los valles galeses que alguna vez vivió de la producción de acero. Aquí cerca del 62% de la población –la mayor proporción en todo Gales– votó a favor de abandonar la UE. 

Llegar a Ebbw Vale –por una flamante carretera de doble calzada– y pararse al lado del nuevo edificio del instituto y centro de formación profesional del pueblo, una joya arquitectónica de vidrio y acero ubicada al lado del también nuevo centro recreativo, a solo metros de la lustrosa estación de trenes, es estar de cara al abismo del fracaso de la campaña del Reino Unido para permanecer en la UE. 

Incluso Kelly, que acaba de terminar de entrenar en el nuevo campo de fútbol, se corrige a sí mismo al terminar de hacer la pregunta. “Bueno, ya sé…construyeron todo eso”, dice señalando con la cabeza los impresionantes edificios que nos rodean. “Pero también hemos puesto más dinero del que recibimos, no?”. 

Estamos en un pueblo donde alguna vez estuvo la planta de acero más grande de Europa, que al cerrar en 2002 dejó la zona convertida en un páramo de desechos tóxicos industriales. Ahora aquí funciona el proyecto “The Works”, buque insignia del fondo de inversión europeo para el desarrollo, con un presupuesto de 420 millones de euros, que a su vez contiene el Coleg Gwent, con un presupuesto de 40,5 millones de euros, donde unos 29.000 galeses son becados por el fondo social europeo para aprender un oficio. A eso habría que sumar los 36 millones que costó la nueva línea de ferrocarriles, los 96 millones en renovación de carreteras y los 14,7 millones que el pueblo recibió para mejoras y reformas de distinto tipo, todo dinero de fondos de la UE. 

Ebbw Vale, que quedó devastado cuando cerraron las plantas de acero, ha recibido más dinero que casi ningún otro pueblo pequeño del Reino Unido. Pero según las cifras que ha escuchado Kelly, “recibimos unos 8,5 millones al año de la UE y ponemos 23 millones”. Por eso, él dice, “es hora de un cambio”. 

Y el cambio va a llegar. Pero qué significará para un pueblo dependiente de la inversión interna y con la tasa de desempleo más alta de Gales –casi el 40% de la población está en paro o no está en capacidad de trabajar– todavía está por verse. En el bar del pueblo, Deborah Basini dice que votó a favor que quedarse en el UE. “Toda mi familia votó igual. Me preocupa mucho qué va a pasar con las inversiones. Tengo 60 años, esto no me va a afectar mucho a mí, sino a mis nietos que aún no han nacido”. Sus clientes, sin embargo, no piensan igual. “La única palabra que la gente tenía en la cabeza era: inmigración. No se pusieron a pensar en los hechos para nada.” 

¿Hay inmigrantes en Ebbw Vale? “¡No! Casi ninguno. Y los que tenemos, todos trabajan y pagan sus impuestos. No tiene lógica. Me parece que la gente no se puso a mirar los datos duros.”

Un pueblo que casi no tiene inmigrantes votó para echar a los inmigrantes. Un pueblo al que le llovió la inversión europea votó para abandonar la UE. Este pueblo quizás nos dé algunas pistas para entender el tremendo fracaso de la campaña a favor de quedarse en la UE. Existe una sensación de injusticia mucho mayor a la suma de hechos, y el paisaje político se fracturó y se dividió. Zak Kelly dice que muchos de sus amigos, que antes pertenecían al electorado de Nye Bevan, hoy votan al Ukip.

Gales no es solo un beneficiario de la UE, sino que las inversiones europeas además han atraído a empresas a ubicarse aquí. Por todo el pueblo hay carteles con la bandera de la UE para marcar el distrito de negocios de Ebbw Vale. El sitio web señala que al ser una zona de primera línea de la UE, “las empresas pueden recibir el mayor nivel de beneficios del Reino Unido”. A principios de este año, la empresa de coches deportivos TVR anunció que abriría una fábrica que generaría unos 150 puestos de trabajo. ¿Se abrirá de todos modos? ¿Se creará el Circuito de Gales, un circuito privado para carreras de coches que se iba a abrir en las afueras del pueblo con un presupuesto multimillonario y que prometía generar 6.000 empleos? ¿Llegarán los 2.200 millones que la UE le prometió a Gales hasta 2020 para distintos proyectos? ¿Y luego qué pasará? ¿El gobierno central le dará a Ebbw Vale más dinero del que le daba la UE?

Incluso Kelly parece dudar sobre este punto. “A David Cameron le ha ido fatal”, dice. ¿Y qué pasa con Boris Johnson? ¿A él lo quieren? “No, en absoluto. Es un londinense puro y duro. No le importa Gales.”

Como tuiteó Michael Sheen, el actor galés nacido en Port Talbot: “Gales votó con la confianza de que un nuevo líder Tory más de derecha va a invertir en las zonas pobres tanto como lo ha hecho la UE”.  

“Es lo que hay,” dice Kelly. “Ahora veremos qué pasa”.

Traducción de Lucía Balducci

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