La reunión ya llevaba media hora en marcha y se notaba algo raro en el ambiente. La mayoría de los republicanos había ido a la Casa Blanca a hacer lo que hacen siempre después de una matanza: que parezca que les preocupa el tema de las armas pero sin hacer absolutamente nada al respecto. Pero Trump seguía repitiendo una y otra vez que tenían que actuar y entonces, poco antes de las tres y media de la tarde, dijo a uno de sus senadores: “Lo que pasa es que os asusta la Asociación Nacional del Rifle”.
Las cámaras estaban transmitiendo la reunión en directo y el impacto fue enorme. No por lo que dijo (¿qué republicano puede no estar asustado ante el poder de la NRA?), sino porque simplemente lo dijo. Porque el hombre al que la NRA apoyó sin descanso y en cuya victoria se gastó 25 millones de euros estaba poniendo en la diana a la organización más poderosa de la política estadounidense.
Con Trump siempre está por ver cómo se traducen las palabras en hechos, pero la verdad es que no faltaron buenas palabras durante esa hora de reunión con republicanos y demócratas.
Trump fue más lejos incluso que Obama: apoyó la prohibición de vender fusiles a menores de 21 y una importantísima expansión de la revisión de antecedentes antes de comprar un arma. Se mostró a favor de confiscar las armas a las personas con problemas de salud mental ¡antes incluso de acudir a un juez! e incluso llegó a insinuar que podría apoyar una prohibición total de los fusiles de asalto.
“Soy un gran fan de la NRA, nadie es más fan que yo”, repitió Trump en varias ocasiones, pero dejó bien claro que “no tenemos que estar de acuerdo en todo”. En un primer momento la organización le respondió con cierta dureza, diciendo que la reunión fue “buena televisión pero malas medidas”, reiterando su oposición a elevar la edad de compra de armas a los 21 años y asegurando que va “defender el derecho a un juicio justo de los americanos inocentes”, refiriéndose a la confiscación de armas a enfermos mentales.
Pero ahora han bajado el tono y han optado por una senda más familiar y probablemente más exitosa: trabajar discretamente entre bambalinas para dar la vuelta a la tortilla.
La Asociación Nacional del Rifle no se enfrenta directamente a Trump porque en él puede encontrar a su peor enemigo: uno que ni les necesita ni les teme. Si uno observa a los socios de la NRA, verá que su perfil se parece bastante al de los votantes de Trump. Se parecen mucho porque en muchas ocasiones son los mismos... y por una vez la organización no puede estar del todo segura de que los suyos vayan a elegirla a ella antes que al ídolo derechista del momento.
Resultaría irónico que el presidente que pusiera en su sitio a la NRA fuera el mismo que tanto han apoyado y que acudió a su última convención a decir que “tenían un amigo en la Casa Blanca”.
Solo Trump tiene la fuerza política suficiente como para forzar a la centenaria organización a apoyar leyes razonables de control de armas, como hacía antes de 1970. Otra cosa es que decida hacerlo.
Desde la matanza de Parkland, los directivos de la Asociación Nacional del Rifle ya han tenido al menos dos reuniones privadas con el presidente en la Casa Blanca y, si hacemos caso a los protagonistas, las citas han sido todo cordialidad. La NRA sigue siendo la NRA.
Sobre este blog
¿Tiene el mundo razones para temer la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca? La opinión generalizada es que sí. Este blog colectivo de eldiario.es vigilará de cerca al nuevo presidente norteamericano y si es preciso hará la autopsia de lo que quede de Estados Unidos.
