La ruta de senderismo entre lagunas, praderas y un columpio gigante con vistas espectaculares al Cantábrico

Uno de las dos lagunas artificiales de los Pozos de Noja.

Edu Molina

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El interior de Cantabria alberga una red de caminos que conectan valles, praderías y núcleos rurales dispersos. En este contexto, el valle del Miera concentra varios recorridos a pie que permiten recorrer su parte alta y observar tanto la configuración natural del territorio como las huellas de su aprovechamiento histórico. Uno de estos itinerarios enlaza espacios situados entre los municipios de Miera y Liérganes, a través de senderos que han sido utilizados tradicionalmente para la actividad ganadera y el acceso a infraestructuras vinculadas al agua.

El recorrido discurre por un entorno de relieve progresivo, donde los caminos ascienden de forma gradual entre pastos y zonas arboladas. A lo largo del trayecto, el paisaje se transforma a medida que se gana altura, ofreciendo una visión más amplia del valle y de las sierras que lo rodean. Se trata de un itinerario que no ha sido diseñado específicamente para el turismo, sino que aprovecha vías existentes, integradas desde hace décadas en la vida cotidiana del territorio.

En los últimos años, este conjunto de caminos ha adquirido mayor presencia dentro de la oferta de turismo de naturaleza de la comarca pasiega. La incorporación de nuevos puntos de observación en zonas elevadas ha contribuido a visibilizar un recorrido que combina elementos naturales con vestigios de la actividad industrial del siglo pasado. La ruta se ha consolidado así como una propuesta accesible para quienes buscan conocer el interior de Cantabria a pie.

Un itinerario entre Miera y Liérganes con vistas al litoral

El trazado se desarrolla en un área situada entre los términos municipales de Miera y Liérganes, donde se localizan dos depósitos de agua construidos a comienzos del siglo XX. Estas estructuras, conocidas como los Pozos de Noja, fueron levantadas como parte de un sistema destinado a la producción de energía hidráulica que abasteció a Liérganes y a otros puntos del entorno durante varias décadas. Aunque su función original quedó en desuso, las lagunas permanecen como elementos visibles del paisaje y conservan restos asociados a las canalizaciones y conducciones de agua.

El acceso a esta zona puede realizarse a través de distintos recorridos a pie, con variantes en distancia y desnivel. Una de las opciones más utilizadas comienza en las proximidades de Liérganes y asciende por caminos de tierra y pistas ganaderas hasta alcanzar la parte alta del valle. Este trayecto permite observar el cambio progresivo del paisaje, desde las zonas más cerradas del fondo del valle hasta espacios abiertos de pasto situados a mayor altitud. El desnivel acumulado es moderado y no requiere conocimientos técnicos específicos.

Al llegar a las inmediaciones de los depósitos, el entorno se abre en una zona elevada que permite una lectura amplia del territorio. En este punto se ha instalado recientemente un columpio de grandes dimensiones junto a un banco de madera, ubicados en una pequeña elevación cercana. Desde esta posición, situada por encima de los 740 metros de altitud, se obtiene una panorámica que abarca tanto el interior montañoso como, en condiciones de buena visibilidad, la línea del mar Cantábrico al fondo del horizonte.

Columpio de Miera.

La estructura instalada alcanza una altura aproximada de siete metros y medio y se ha concebido como un punto de observación dentro del recorrido. Su emplazamiento aprovecha el desnivel natural del terreno y no modifica el trazado de los caminos existentes. El banco complementa esta función como espacio de pausa dentro de la caminata.

El desarrollo de estas actuaciones es fruto de la colaboración entre el Ayuntamiento de Miera y el Grupo de Acción Local Valles Pasiegos, dentro de una estrategia orientada a reforzar el atractivo del territorio mediante intervenciones puntuales. La actuación se apoya en infraestructuras ya existentes y se integra en un entorno donde la actividad ganadera sigue siendo predominante. El resultado es un itinerario que combina caminos tradicionales, elementos históricos vinculados al uso del agua y puntos elevados de observación del paisaje, sin alterar de forma significativa la estructura del valle.

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