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Las siete playas del norte de Portugal que no son tan conocidas pero igualmente perfectas para desconectar y refrescarse

La Capilla del Senhor da Pedra en la Praia do Senhor da Pedra, en Vila Nova de Gaia

Aurora López

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Cuando pensamos en playas portuguesas, las imágenes que primero acuden a la mente suelen estar protagonizadas por el Algarve, con sus acantilados dorados, aguas cálidas y calas escondidas. Sin embargo, en el norte de Portugal —esa franja atlántica que se extiende desde la frontera española hasta Oporto— también existen arenales que ofrecen belleza natural, tranquilidad y el encanto de lo poco masificado. En esta región, marcada por la brisa oceánica y los verdes paisajes del Minho y el Douro Litoral, se encuentran playas menos conocidas que invitan a desconectar del bullicio y refrescar cuerpo y mente en un entorno casi virgen.

Estas siete playas del norte de Portugal representan una alternativa perfecta a los destinos más saturados del país. Aunque sus aguas sean más frías y su clima menos predecible, su riqueza paisajística y su autenticidad compensan con creces.

El norte portugués tiene un ritmo propio, más lento, más en sintonía con la naturaleza. Aquí no hay beach clubs con grandes altavoces ni colas para sacar una foto en un acantilado famoso, pero sí hay dunas doradas, canales y rías, pueblos marineros y atardeceres de ensueño sobre el Atlántico.

Así que si este verano estás buscando algo diferente, auténtico y sereno, quizás debas mirar hacia el norte. Porque en esas playas menos conocidas, puede que encuentres el descanso que ni sabías que necesitabas.

Praia de Moledo

Praia de Moledo

Situada en el extremo noroeste de Portugal, muy cerca de la frontera con Galicia, la Praia de Moledo es un lugar de contrastes: un mar de oleaje fuerte, dunas tranquilas y un entorno natural casi intacto. Aunque es relativamente popular entre los portugueses del norte y los surfistas, todavía está lejos del turismo masivo.

Lo que hace especial a Moledo es su equilibrio entre lo salvaje y lo acogedor. Frente a la playa se alza el Fuerte da Ínsua, una antigua fortaleza del siglo XV construida en una pequeña isla a la que se puede acceder en barco cuando la marea lo permite. Detrás, encontrarás el monte de Santa Tecla, ya en España, que completa este paisaje de postal.

Además, Moledo está dentro del Parque Natural do Litoral Norte, lo que garantiza la conservación del entorno. En cuanto al baño, las aguas son frías, sí, pero también limpias, y el viento que aquí sopla con frecuencia refresca incluso en los días más calurosos del verano.

Praia de Afife

Praia de Afife

A escasos 10 kilómetros al sur de Moledo, Afife es una de esas playas que parecen infinitas. Con una arena fina y clara, un mar turquesa que contrasta con el verde de los pinares de alrededor y unas condiciones excelentes para la práctica del surf, Afife ofrece un equilibrio perfecto entre naturaleza y deporte. Sin embargo, quienes viajan con niños suelen preferir el extremo sur de la playa, donde ocasionalmente se forma una laguna ideal para los más pequeños.

La playa de Afife se extiende en un amplio arenal al que se accede cómodamente por senderos de madera diseñados para proteger las dunas y su vegetación. Además, a diferencia de playas urbanas como las de Oporto o Matosinhos, aquí apenas hay edificaciones cerca. Esto favorece la sensación de estar en un lugar apartado del mundo.

En días nublados —algo no tan raro en el norte—, la bruma marina añade un aire de película al paisaje, perfecto para quienes buscan simplemente un momento de desconexión frente al Atlántico.

Praia da Apúlia

Praia da Apúlia

La Praia da Apúlia destaca por sus molinos de viento tradicionales, algunos de los cuales han sido restaurados y hoy sirven como casas de veraneo. Estos molinos, junto con las dunas cubiertas de vegetación autóctona, le dan a la playa un entorno único.

El agua, como en la mayoría de playas del norte portugués, es fría, pero cristalina. Además, la playa es amplia, ideal para largas caminatas, y muy accesible Por ello, Apúlia es también un buen lugar para ir en familia, ya que las olas no suelen ser tan agresivas como en otras zonas y hay tramos vigilados durante la temporada alta.

Praia de São Jacinto

Praia de São Jacinto

Aunque Aveiro es más conocida por sus canales y sus “moliceiros”, también esconde tesoros naturales como la Praia de São Jacinto. Para llegar a ella, hay que tomar un ferry desde la ciudad o conducir bordeando la Ría de Aveiro del mar, lo cual ya es una experiencia en sí misma.

Esta playa se encuentra en una reserva natural, la Reserva Natural de las Dunas de São Jacinto, lo que significa que el acceso está regulado y la infraestructura es mínima. Sin embargo, precisamente por eso se mantiene en un estado casi virgen, con una biodiversidad notable tanto en sus dunas como en sus lagunas.

El arenal es extenso y muy tranquilo, ideal para quienes buscan desconectar completamente del ritmo urbano. Como añadido a la experiencia, al encontrarse en la reserva, no es raro ver aves migratorias o incluso pequeñas nutrias en los canales. Sin duda, todo un paraíso oculto para los amantes de la naturaleza.

Praia da Granja

Praia da Granja

Un poco más al sur, ya cerca del área metropolitana de Oporto, se encuentra la Praia da Granja, una playa con un marcado aire nostálgico. Y es que esta playa fue lugar de veraneo de la realeza y la burguesía de Portugal en los siglos XIX y XX, y todavía conserva casas señoriales y un paseo marítimo encantador.

Aunque está cerca de la ciudad, Granja no suele estar tan abarrotada como otras playas urbanas, como Matosinhos. Su atmósfera tranquila y su arquitectura histórica la hacen perfecta para quienes buscan algo más que sol y baño.

Praia de Leça da Palmeira

Piscina de Marés en la Praia de Leça

A simple vista, Leça da Palmeira podría parecer otra playa urbana más, pero esconde varios secretos que la hacen especial. El primero es su entorno arquitectónico. Aquí se encuentra la Piscina de Marés, una piscina de agua salada diseñada por el célebre arquitecto Siza Vieira, en plena roca atlántica.

El segundo es su ambiente, más relajado que el de la cercana Matosinhos, que suele llenarse de surfistas y bañistas. Leça tiene además un extenso paseo marítimo, jardines junto al mar, buenos restaurantes y una sensación general de discreción.

Aunque no es una playa salvaje ni remota, es perfecta para quienes desean una escapada cómoda sin renunciar al encanto de un entorno cuidado.

Praia de Aguçadoura

Aguçadoura es una playa marítima de Póvoa de Varzim

Terminamos este recorrido con una playa que simboliza bien la esencia del litoral norteño: Aguçadoura. Aquí el viento sopla con fuerza, las olas rugen y los campos de cultivo se extienden casi hasta la arena. Es un paisaje más rural, pero no por ello menos ideal.

Aguçadoura es popular entre los amantes del kitesurf y el windsurf por sus condiciones ideales para practicar ambos deportes, pero también entre quienes buscan una experiencia de playa más auténtica. Muy cerca se encuentran también campos de labranza tradicionales que utilizan técnicas de cultivo en arena, una rareza agrícola que da nombre a la región y que se puede descubrir en pequeñas rutas rurales.

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