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ERC, PSC y CUP permiten con reticencias la ampliación presupuestaria de Colau

El primer teniente de alcaldía Gerardo Pisarello, responsable de economía

Yeray S. Iborra

Finalmente se ha aprobado la tramitación inicial de la macromodificación de crédito que permitirá al Ayuntamiento de Barcelona disponer de unos presupuestos para el ejercicio de 2016; en este caso los presupuestos de 2015 prorrogados por la falta de tiempo y consenso para pactar unos nuevos. La modificación, lo más parecido posible a unos presupuestos ante el escenario de incertidumbre de los últimos meses, permitirá al Ayuntamiento disponer de unos 366,8 millones de euros, unos 275 millones de los cuales son un incremento neto de los números de 2015. Se trata de la materialización de un desencallamiento en las negociaciones que ya se había anticipado la semana pasada.

El primer teniente alcalde de Barcelona, Gerardo Pisarello, declaró ante la comisión —después de un minuto de silencio por las tragedias de Freginals y de Bruselas— que para Barcelona en Comú se trata de unos “presupuestos nuevos” y que la macromodificación de crédito ha sido sólo la “solución más rápida” para sacarlos adelante. “Hacemos una propuesta presupuestaria acordada y dialogada que responde a la filosofía del gobierno de incorporar ideas de todos los grupos”, remarcó Pisarello. El acuerdo ha contado con el aval de ERC, PSC y la CUP. No sin reticencias.

Tras la anulación de la comisión de Economía del noviembre, las fuerzas progresistas del consistorio han llegado a entendimiento, destacando el carácter “social” de las nuevas cuentas pero también criticando el gobierno municipal. Especialmente beligerante ha sido el líder de ERC, Alfred Bosch, que ha remarcado las “dificultades” para llegar a acuerdos con BComú —del que se ha derivado un rifirrafe con Pisarello— y ha manifestado el descontento de su partido con la fórmula empleada por el gobierno para sacar adelante el gasto municipal; Pisarello ha reiterado que, en todo caso, la macromodificación de crédito no supondrá “un riesgo de solvencia”.

BComú se ha asegurado el favor de los republicanos apostando por la llegada del metro a la Zona Franca, la implantación de un nuevo título de transporte gratuito para los jóvenes, la inyección de 3,4 millones de euros para la reforma del Mercat de Sant Antoni y la expropiación de la Torre Garcini. Este mismo martes ha trascendido que, ante estas proposiciones, ERC incluso se plantearía entrar en el gobierno; siempre y cuando el PSC no aparezca en la ecuación, lo que, en cambio, fuentes del equipo de Colau dan prácticamente por hecho. El acuerdo de la comisión presenta un escenario incierto de alianzas, aunque ERC y PSC son los principales candidatos para buscar pactos (dentro o fuera del gobierno municipal).

Sintonía con el PSC

Precisamente el PSC, uno de los grupos que había generado más dudas sobre el acuerdo, en voz de su concejala, Montserrat Ballarín, ha sido la agrupación que se ha mostrado más cercana al plan de Pisarello, que prevé más recursos de gasto corriente (un 6% más), más políticas de empleo y derecho a la vivienda y un aumento en la inversión de cada uno de los distritos. “Los presupuestos son la herramienta que permiten pasar de las proclamas a las políticas”, ha asegurado la concejala. El PSC había precisado que la reforma de la Ronda de Dalt, de Pere IV y de la Meridiana eran condiciones indispensables, de ahí su voto a favor. Javier Mulleras, portavoz adjunto del grupo municipal del PP, ha aprovechado para recordar a los socialistas que las tres propuestas ya figuraban en los planes de hace un año.

La CUP ha rematado el acuerdo destacando que los presupuestos garantizan un “endeudamiento bajo y gestionable” pero que todavía parecen “un edulcorante del modelo marca Barcelona”.

El primer teniente alcalde ha destacado que el presupuesto marca un “cambio de tendencia” y que entiende que “no sea el presupuesto de la derecha”. Ante las dudas de Ciutadans sobre el pago a proveedores ha insistido que está totalmente asegurado. Los números finales del ejercicio, a la espera de la votación de la aprobación definitiva en el pleno previsto para el próximo 29 de abril, supondrán 2.144 millones de euros de gasto.

A la espera de alegaciones

Una vez superado el escollo de la comisión de Economía, ahora la modificación presupuestaria se someterá a un periodo de información pública para que se puedan formular alegaciones. El PP ya ha avanzado su disconformidad con el texto presentado. Javier Mulleras ha calificado de “desordenado” el documento, tildándolo de “presupuesto por la puerta trasera”.

También Sònia Recasens (CiU) ha hecho hincapié en esta cuestión: “Este acuerdo no es un presupuesto, es una modificación de crédito y Barcelona no se lo merece. Nosotros también sufrimos las dificultades de un gobierno en minoría, así que no insistan en llamarlos presupuestos... Si tienen que trabajar en minoría deberían rebajar el tono”. Así le recordaba la democristiana al gobierno que “de ahora en adelante —como consecuencia de esta operación de ingeniería fiscal— todo tendrá que pasar por el plenario y esto implicará consensos y cesiones”.

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