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Las Kellys entrevistan a Anna Castan, la hotelera que les apoya

Anna Castan, rodeada de Kellys, contesta las preguntas de la entrevista

Tomeu Ferrer

“Estoy deseando que desaparezcáis porque querrá decir que las condiciones laborales de las camareras de piso serán las correctas”. Con esta frase comenzaba Anna Castan, directora del Hotel Barcelona Catedral, su conversación, abierta a la prensa, sobre la situación de las mujeres que limpian hoteles por cuenta de una empresa multiservicio. La exclamación era recibida con cara de satisfacción por la delegación del colectivo de Las Kellys que la entrevistaban.

Castan es directora general de Izaka, la gestora del Barcelona Catedral, un hotel ubicado en el centro de la capital catalana. La hotelera ha aceptado someterse en público a preguntas de Las Kellys, las trabajadoras que limpian a destajo y por cuenta de sociedades externas, habitaciones de hoteles de gran lujo por una remuneración muy por debajo de lo que marca el convenio.

“¿Por qué has aceptado este diálogo con nosotras?”, plantea de entrada una de las Kellys.

Castan, con una sonrisa amable que no perderá durante todo el encuentro, explica que, como gestora de hoteles, “tenemos además del objetivo de empresa, una filosofía de responsabilidad social, pero el 1 de mayo en este establecimiento nos destrozaron la entrada”. En el transcurso de la marcha alternativa del Día del Trabajador, algunos manifestantes tiraron pintura y piedras a hoteles y tiendas que encontraron a su paso.

“Miré las reivindicaciones laborales de ese día y vi que todo aquello ya lo estaba cumpliendo”, asegura. “Si hubiera sido una protesta genérica contra el turismo, habría pensado que, como en una lotería, te ha tocado. Pero en aspectos laborales creo que no lo estamos haciendo mal”, puntualiza.

El hecho es que en las redes se colgó un vídeo que mostraba el destrozo y Las Kellys le dieron un me gusta. “Eso me llegó al alma”, afirma la hotelera. La directora del hotel explica que siempre ha sido “antiKellys”. ¿Por qué? “Si no existiesen sería porque sus condiciones laborales son las adecuadas”, señala. Sabe de la existencia de las limpiadoras de piso externalizadas, que tienen unas condiciones muy inferiores a lo recogido en convenio del sector, de hostelería, y entiende que si no fuera así, no existirían.

El Hotel Barcelona Catedral no ha externalizado el servicio de limpieza de habitaciones. “La propiedad nos ha preguntado por qué no externalizamos la limpieza. Y nosotros hemos contestado que no lo haremos, porque detrás de nuestra gestión hay una filosofía”, se responde ella misma.

Sobre las subcontrataciones, Castan considera que no se arreglarán “de un día para otro porque es un asunto de legislación”. Sin embargo, quería que Las Kellys la conocieran a ella y a su establecimiento “para que quedara claro que no todas las empresas son iguales”.

La segunda pregunta hecha por una limpiadora de piso inquiere a la gestora en relación con el creciente cuestionamiento del turismo en Barcelona.

“El turismo es una de las principales economías de Barcelona, soy contraria a la 'turismofobia'”, explica la hotelera. “El turismo se ha de gestionar bien. Ahora, ir contra el turismo lo encuentro absurdo”, asegura la directiva, que recuerda que París, que ha tenido un descenso de visitantes, ahora intenta rectificar y recuperar el turismo perdido.

La hotelera considera que enfrentar la ciudadanía a las empresas turísticas es un error muy grave porque hay mucha gente que vive del turismo. La clave es, en su opinión, que la proliferación de apartamentos turísticos, tanto legales como ilegales, ha enervado la población, que ha reaccionado contra el turismo como un todo, cuando, a su juicio, la responsabilidad de controlar los apartamentos ilegales es de la Administración.

“Yo participo en una empresa normal, pero con responsabilidad social, con mucha participación local”, explica la empresaria. Y pone ejemplos, como que se han seleccionado trabajadoras para el servicio de limpieza de pisos, procedentes del Casal de la dona del Raval y que el Casal d'Infants del barrio “nos envía a gente de prácticas y algunos nos los hemos podido quedar”. Y respecto a los vecinos, menciona una campaña que les permite por Navidad dormir en el hotel –un cuatro estrellas, a 50 metros de la Catedral– , por 10 euros.

Otra Kelly plantea ahora a la directora de hotel el papel que en su organización tienen las camareras de hotel.

“El nuestro es un equipo pequeño, 30 personas de las que el 90% son fijas, nos conocemos todos”, asegura. Y pasa a explicar el buen hacer de su equipo de camareras de piso: “Dan muchas alarmas sobre necesidades de los clientes, sus pautas. El mantenimiento principal del hotel son sus habitaciones. Las camareras son una de las partes principales del core bussines”.

Una cuarta limpiadora de piso pregunta a la ejecutiva en relación a su conocimiento de las externalizaciones.

Castan diferencia entre externalizaciones y las condiciones laborales. Sobre el primer asunto es clara: “Lo que ha hecho la externalización es degradar o destruir condiciones laborales”. “Mi lucha es respecto las condiciones”, dice, y enumera los trabajos que hacen sus empleadas. Explica que la carga de trabajo tiene que ver con el nivel de calidad “alto” de su establecimiento. “Cuando oigo que en otros centros plantean que una sola persona haga 30 habitaciones, pienso que no es posible”, asevera.

En relación con la limpieza de habitaciones, la directiva tiene claro que el sector puede usar tres tipos de contratos: los de la empresa, sean fijos o temporales, los de empresas de trabajo temporal (ETT), que servirían para hacer algunos trabajos concretos y que implican pagar el salario del sector, y finalmente están los casos de empresas externalizadas que, en opinión de Castan, solo sirven para cubrir unos trabajos puntuales y muy concretos.

A continuación, una limpiadora de piso dispara: “¿Cómo se explica que la hostelería, que produce tantos beneficios, origine trabajos tan precarios?”.

“Creo que todo se ha distorsionado, e incluso llego a pensar que algunos empresarios no son conscientes de lo que pasa al final”, dice la gestora. “No saben –añade Castan– ni las horas, ni las habitaciones que se hacen a final del día, ni el dinero que llega a las trabajadoras”.

La kelly insiste: “¿Cree que las condiciones de trabajo que denunciamos degradan la imagen de la hostelería?”

“Sí, a mí me lo echan en cara. Me dicen: '¡Pagas una porquería!' Reconozco que los salarios en la hostelería nunca han sido para hacerse ricos, pero nuestros sueldos están ahora incluso por encima de la media”, explica Castan. La hostelera lamenta que la critican diciendo que paga 600 euros. “Yo no pago esa cantidad. Esta imagen negativa me afecta”, alega. Con todo, la directiva hotelera valora el papel de Las Kellys por haber hecho aflorar una realidad que estaba escondida. “Os doy mi apoyo”, remacha.

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