El premio Nadal de novela recae sobre el traductor y editor José C. Vales

A eso de la medianoche el escritor zamorano José C. Vales se alzaba como ganador de la 71 edición del premio Nadal con su novela Cabaret Biarritz. El texto compone una compleja trama en la que un escritor francés de los años 30 debe investigar una serie de muertes y otros episodios relacionados ocurridos algunos años antes. La novela había sido presentada al premio bajo el seudónimo de Lili Q. de Gavroche y el título ficticio de Las noches.

El Nadal tiene una dotación de 18.000 euros, alejándose de las jugosas cifras de otros premios nacionales pero conservando el prestigio por ser uno de los galardones más antiguos del país.

El jurado integrado por Germán Gullón, Lorenzo Silva, Andrés Trapiello, Clara Sánchez y Emili Rosales, eligió esta novela de entre otras 6 obras finalistas, que a su vez habían sido seleccionadas entre 335 textos presentados a esta última edidicón del Nadal.

Esta misma noche se ha fallado el 47 Premio Josep Pla de prosa en lengua catalana, que precedía el Nadal, ambos premios han sido convocados por Ediciones Destino. En el caso del galardón a prosa en lengua catalana fue el escritor Andreu Carranza por su novela El poeta del poble quien salió ganador, el libro es una biografía novelada de Jacint Verdaguer.

Cabaret Biarritz

Tras darse a conocer el galardón, Vales ha bromeado que “en los años 20 se mezclaban las grandes fiestas con otros asuntos poco delicados como la pornografía o las pastillas de cocaína”, y ha añadido “las 'flappers' deambulaban en descapotables rojos, montaban en globos aerostáticos y disfrutaban del amor con los hombres y mujeres que deseaban”.

Según el propio autor, Cabaret Biarritz se compone de unos protagonistas que son “personajes valientes, que aprecian en todo su valor la libertad y la pasión”.

La idea que inspira todo, ha confesado el ganador del Nadal, es “tan simple y honesta como una idea extraída de Charles Dickens, quien en uno de sus cuentos reunía a viajeros, peregrinos y vagabundos en torno a una chimenea a los que ofrecía un banquete y una buena historia”.

Un trabajo de carácter polifónico

Una de las grandes virtudes de la obra ganadora del Nadal es el carácter polifónico, que hace que haya muchos narradores que se van sucediendo, lo que ha obligado al autor a un trabajo especial con el lenguaje.

El relato comienza con varios episodios relacionados: Varias muertes, alguna de ellas accidentadas y un suicidio. El escritor protagonista investiga los hechos de forma periodística y será a través de sus pesquisas cuando se irá desarrollando la trama.

El mediador de todas las voces que van apareciendo en la novela es el periodista, y los testigos de los sucesos investigados son desde criados hasta aristócratas, pero “al final de la historia casi lo menos importante es averiguar qué pasó en realidad”.

“Un gran cabaré”, según ha definido el propio autor, es lo que construyen con sus declaraciones los personajes que van conversando con el protagonista.

El escritor Lorenzo Silva, que formaba parte del jurado, ha querido describir la obra Cabaret Biarritz como una pieza que hace referencia a una atmósfera y a un lugar, con unos personajes ficticios, variopintos, que representan dos dimensiones contrapuestas: “la alta sociedad y el mundo de los buscavidas que viven en las cloacas de la sociedad”.

Es además una novela llena de humor, que puede recordar al Eduardo Mendoza de La verdad sobre el caso Savolta, irónico y nada ingenuo, según ha declarado Silva.