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¡Estas cosas aquí no pasan!

Josep Moreno

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¡Hasta ahí podríamos llegar! Después de haber oido al Señor Joan Canyelles, secretario de la Comisión de Garantías de los podemitas Baleares, estoy que me pinchan y no me sacan sangre. En la vida me habría creído, aunque me lo juraran por las santas reliquias de Fidel Castro, que esas cosas pasan en los partidos políticos y menos en los de mi izquierda.

“Si tú eres buena niña, y creo que sí lo eres, vas a contar con nuestro apoyo para todo, te buscaremos un trabajo”. Con estas palabras, según se puede leer hoy en la prensa, pretendía el dirigente de Podemos comprar el silencio político de una militante díscola que ha osado disentir en el sacrosanto seno de su partido. Y lo peor es que le ofrece un trabajo si acepta someterse y acatar las ordenes de la dirección de su partido. ¿Se imaginan ustedes qué escándalo si los gobiernos, las listas electorales, los órganos de dirección de los partidos o… yo que sé… los puestos ejecutivos en las empresas publicas se cubrieran con semejante proceso de selección? ¿A dónde iríamos a parar? ¿Que clase de gobierno tendríamos si los puestos de responsabilidad, en uno o otro ámbito, no se ocuparan en función de la reconocida capacidad de cada cual para desempeñarlo sino que fueran el premio, el incentivo, el soborno con el que se premia el silencio o, como parece que es el caso, el compromiso de no presentase en un futuro proceso orgánico? Algo debe andar muy podrido en Podemos y en Baleares para que esas cosas sucedan. Aquí, en la Comunidad Valenciana, semejante situación se me antoja impensable a día de hoy. ¡Con lo que ha caído en esta tierra!

Si por algún casual, los medios de comunicación valencianos, la militancia que apoya a los partidos que sostienen al gobierno botánico o el mismísimo Cardenal Cañizares sospecharan que algún nombramiento institucional en estos momentos ha sido el resultado del cumplimiento de una cláusula contractual del tipo: “Te pedimos que te mantengas una temporada, uno, dos o tres meses, en stand by, que no acudas a las reuniones” no tengo la menor duda de que la furibunda reacción política ante un hecho tan deleznable habría provocado inmediatamente la reconsideración de tan repugnante nombramiento. Aquí esas cosas ya no las hacemos. Hemos aprendido la lección después de tanto desmadre del PP. Nadie se atrevería a perpetrar un cambalache parecido. Afortunadamente aquí, nuestros secretarios de organización, miembros de comités de garantías y demás sector manufacturero de listas de todo tipo y condición no comparten esta manera de entender la política y luchan día a día por que nuestro parlamento, nuestras instituciones y nuestro sector público empresarial se conviertan en un campo fértil en el que solo brote el sólido tallo del talento, la capacidad y el trabajo. Hoy los valencianos y valencianas podemos dormir tranquilos sabiendo que el nepotismo, el chantaje y el clientelismo han sido definitivamente desterrados de nuestras instituciones.

Y ahora disculpen que la columna de hoy sea tan corta. No es porque sea día de Reyes es porque la estoy escribiendo desde un banco de la estación de Jesús y por esta tontería de escribir estas puñeteras columnas ya es la segunda vez que pierdo el metro. Un abrazo.

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