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Sobre este blog

¿Ricos más ricos y pobres más pobres? Nuestra sociedad está llena de brechas que incrementan las diferencias entre unos y otros. (Des)igualdad es un canal de información sobre la desigualdad. Un espacio colectivo de reflexión, análisis y testimonio directo sobre sus causas, soluciones y cómo se manifiesta en la vida de las personas. Escriben Teresa Cavero y Jaime Atienza, entre otros. 

Fronteras dentro de la frontera

Valla en la frontera de Melilla. (C) Prodein

Marian Blanco Ruiz @MarianBlanco y Elisa García Paleo @elisa_gpaleo periodistas y coordinadoras del proyecto europasinrefugio.org

Los países de la Unión Europea llevan más de dos décadas aplicando criterios diferentes a la hora de gestionar el derecho de asilo. Esta es la realidad a pesar de la aprobación en 2013 del “Sistema Europeo Común de Asilo” (SECA), formado por dos Directivas y dos Reglamentos. Para complicar aún más la situación, las diferencias no se dan solamente entre países, sino que también son patentes en un mismo país. Este es el caso de España y de su frontera: Ceuta y Melilla.

La desigualdad en el acceso al derecho de asilo en nuestra frontera comienza en el momento de presentar la solicitud. Como indica este informe de CEAR y y también este de Ceimigra, ambos de 2015, la apertura de una nueva oficina de asilo en el puesto fronterizo entre Melilla y la ciudad marroquí de Beni Ensar en marzo del año pasado no ha bastado para asegurar el derecho a pedir protección internacional.

CEAR pone el foco en el hecho de que tan solo las personas de origen sirio tienen acceso a la oficina, lo que hace que las personas de origen subsahariano se vean “obligadas a acceder a Ceuta y Melilla saltando la valla o por vías no seguras que ponen en grave peligro sus vidas”. A diferencia de las personas sirias, las subsaharianas “no tienen posibilidades de cruzar la frontera de manera legal y segura”, explica Ceimigra, “porque carecen de documentación y porque antes de llegar al puesto fronterizo les detiene la policía marroquí”.

Una vez sorteada la dificultad inicial de presentar la solicitud de asilo, los potenciales refugiados que se encuentran en la frontera siguen viéndose en condiciones de desigualdad frente a quienes están ya en territorio español. Mientras que casi todas las solicitudes de asilo presentadas en territorio son admitidas a trámite, “en frontera y centros de internamiento las cifras [de aceptación] se desmoronan”, explica Paloma Favieres, coordinadora del servicio jurídico de CEAR, “porque allí no existe fase de admisión a trámite y fase de instrucción, sino que hay un procedimiento de denegación expeditivo, acelerado, por el cual como máximo en siete días se da la resolución”.

Y en el caso de que la solicitud sea admitida a trámite, las posibilidades de que seas trasladado a territorio peninsular también varían de acuerdo con tu nacionalidad: mientras que en el caso de los sirios el traslado es muy rápido, en el de los subsaharianos la espera en los Centros de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETIs) de Ceuta y Melilla se suele prolongar durante meses o incluso años.

“La falta de vías seguras y legales para acceder a Europa”, afirma Cristina Manzanedo, coordinadora de incidencia de la campaña Hospitalidad, “obliga a tanto a refugiados como a migrantes a poner en riesgo sus vidas y las de sus familias. Urge abrir rutas legales y seguras que les permitan gozar de protección e integración en suelo europeo.” Rutas que sirvan para sortear las fronteras físicas, como la valla, y también las fronteras invisibles, como la desigualdad de nuestro sistema de asilo.

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