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La producción de corcho se tambalea ante los peligros que acechan al alcornoque

Un grupo de operarios descorcha un alcornoque.

Esmeralda Torres

La pasada semana saltaba la alarma en el sector forestal. El alcornoque aparecía en la lista de las diez especies vegetales y faunísticas que podrían dejar de existir, publicada por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), a causa del incremento de temperaturas y la escasez de lluvias desencadenadas del cambio climático.

Una noticia que, a pesar de que puede suponer un grave aviso para el sector del corcho -una de las principales fuentes económicas de Extremadura-, la Agrupación Sanvicenteña de Empresarios del Corcho (Asecor) ha recibido de forma positiva y con serenidad. “Servirá para concienciar a la gente, creo que aún se puede paliar”, asegura su presidente, Vicente Rodríguez.

Rodríguez considera interesante la voz de alarma que ha levantado esta organización  porque servirá para prestar atención en problemas que “estaban pasando desapercibidos, como la repoblación”.

Según cuenta el presidente, las repoblaciones llevadas a cabo en distintos alcornocales no están siendo tan efectivas como se previó debido a la incompatibilidad de la tierra. “No miraron el pH de las tierras y el que necesita este árbol y se plantaron en terreno no acordes”, denuncia asegurando que esta contradicción puede acreditarse observando su crecimiento. “El alcornoque espontáneo crece cuatro veces más rápido que el de repoblación”.

Alertan de retirada de algunas subvenciones

El presidente de Asecor cuenta que éstos no son los únicos problemas a los que tiene que hacer frente el alcornoque. Rodríguez comenta que ha escuchado un rumor sobre la posibilidad de que supriman las subvenciones que se otorgaban durante los primeros 20 años de laboreo.

Según el crecimiento de cada alcornoque, la edad a la que comienza a producir corcho puede oscilar entre los 50 y 80 años de vida, por lo que esta cuantía económica funciona como un balón de oxígeno a las plantaciones. Es por ello que Rodríguez teme que su retirada pueda ocasionar “desinterés” entre los productores.

No obstante, el presidente insiste en que no es más que un rumor y que desconoce los fondos utilizados para otorgar estas ayudas.

Llamada de emergencia para el sector económico

Unos y otros, estos problemas ponen en estado de alerta al sector productor de corcho. Según WWF, España es el segundo país con mayor superficie de alcornocales, en torno a unas 725.000 hectáreas, y Extremadura es la segunda comunidad con mayor producción de corcho, “después de Andalucía”, apunta Rodríguez. Una producción que permite generar “entre 20 y 23 millones” de toneladas de corcho al año, convirtiéndose esta industria en una de los pilares fundamentales de la economía extremeña.

Esta situación origina una importante fuente de empleo en la región, especialmente por su proceso manual, que se ha convertido en un respiro en plena crisis. El de Asecor indica que la temporada de descorche varía 30 y 50 días, en función de las condiciones meteorológicas que haya dejado la primavera, y que se produce entre el 1 de junio y el 30 de agosto.

La abundancia de campañas agrícolas durante la temporada de verano no supone competencia para la del descorche del alcornoque ya que ésta goza de los mejore salarios. “Este jornal puede ser hasta un 40% más alto que en otras campañas”.

Pero el corcho de alcornoque no solamente genera empleo en los meses estivales. Las fábricas de elaboración de tapones emplea a “una cantidad importante de personas”, asegura el presidente, que explica que en función de los pedidos la plantilla varía siendo los meses de otoño los de mayor actividad.

Tanto por la vertiente forestal como económica, el presidente de Asecor invita a la población a reflexionar ante este aviso. “Para que siga llamándose dehesa tiene que seguir habiendo alcornocales y dehesa, que no se nos olvide”, recalca.

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