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Anatomía de un 'meme': por qué se meten en nuestra cabeza y nos roban el corazón

Memecracia

José Manuel Blanco

El vídeo musical del ‘Relaxing cup of café con leche’ que compartimos con nuestros amigos en Facebook, la foto de Barack y Michelle Obama abrazados que retuiteamos a nuestros seguidores, el gif animado de Miley Cyrus que creamos y subimos a nuestro Tumblr después de ver otros muchos... Nos divierten o nos emocionan. Eso nos gusta. Lo que quizá no sepamos es que algunas de estas ideas gobiernan nuestras vidas.

Estas y otras imágenes virales que llevan siglos penetrando en nuestras mentes son las protagonistas del libro ‘Memecracia’‘Memecracia’, escrito por la periodista Delia Rodríguez. En él, la actual redactora jefe de El Huffington Post, apasionada por la cultura popular de internet, desentraña el misterio de los 'memes', ideas que saltan de persona en persona desde hace siglos. Así, son 'memes' el ‘Ola k ase’ o las versiones del 'Gangnam Style', pero también los beneficios del rezo para la religión católica o creencias como “hay que hacer deporte para estar sano”, que han pasado de generación en generación.

Rodríguez cuenta en ‘Memecracia’ cómo estas ideas/memes llegan a nuestras mentes, se implantan o son sustituidas por otras. Alcanzan nuestras necesidades básicas (de ahí que triunfen los relacionados con el sexo o la comida, explica en el libro) y otras más complejas, como la pertenencia a un grupo (abrirse una cuenta en Tuenti o Facebook para conocer las novedades de nuestros amigos) o de autorrealización (crear un blog para subir nuestras recetas).

Es ciencia: nos ‘pone’ compartir

Llevamos en nuestro ADN el deseo de compartir. En internet lo hacemos para sentirnos vivos, huir de nuestra monotonía e integrarnos con nuestros conocidos. En ese proceso actúa lo emocional, pero también lo científico. Explica Rodríguez que recibir un “me gusta” en, por ejemplo, el chiste que compartimos en las redes sociales, incrementa los niveles de oxitocina, la hormona que nos hace más sociables y empáticos.

Hasta algunos políticos y medios de comunicación conocen el poder de estas ideas y las utilizan a su antojo: para emocionar, para manipular... Vivimos ahora en lo que Rodríguez llama “memecracia”, un sistema capitaneado por ideas difundidas a gran velocidad gracias al desarrollo de internet y las redes sociales. A ellas se suman unos medios de comunicación muy preocupados por transmitir esas “emociones”, de ahí que muchas veces se coloquen entre los temas más vistos de la prensa digital fenómenos nacidos en Twitter o YouTube.

Obama, el que mejor lo hace “a años luz”

El mejor ejemplo de creadores de 'memes' son Obama y su equipo, con hitos durante las campañas electorales como el vídeo del ‘Yes, We Can’, que recibió más de 25 millones de visitas; la foto del abrazo con Michelle que comentábamos al comienzo o el Flickr de la Casa Blanca. Idearon los 'memes', los probaron y se quedaron con los mejores. Esas imágenes compartidas masivamente calaron en todo el planeta. Para Delia, el presidente estadounidense es el político “que mejor lo hace a años luz”.

“El contagio es emocional”, cuenta Delia a HojadeRouter.com, “pero la medición de la difusión es cada vez más científica. Con internet se recibe 'feedback' al instante sobre qué interesa, qué no, a quién, durante cuánto tiempo... Aunque hay una parte que es impredecible, la ciencia se está acercando cada vez más a lo que sí se puede saber”.

Manual para hacer frente a la 'memecracia'

Las ideas de la 'memecracia' son divertidas, inanes y a veces incluso peligrosas. En su libro, Delia propone una serie de técnicas para hacer frente a la 'memecracia', que resume así para nosotros: “Pararnos a pensar, reclamar ese espacio entre la emoción y la acción, mantener una cierta ‘higiene memética’, siendo respetuosos con lo que contagiamos a los demás. Y preguntarnos: ¿Es bueno que yo comparta esto? ¿A quién beneficia? ¿Hago daño a alguien? ¿Estoy siendo manipulado?”.

Además, nos descubre que una mente clara (lectura de novelas, realización de crucigramas...) y un cuerpo cuidado (dieta sana, ejercicio...) nos permitirán alejar los 'memes' negativos. Vamos, que el 'meme' latino ‘Mens sana in corpore sano’, irónicamente, también sirve para combatir los propios 'memes'.

Y si las doscientas páginas de ‘Memecracia’ saben a poco, tranquilos, que Delia seguirá descubriéndonos los secretos de este mundillo: “Muchas de las cosas que he aprendido [a lo largo de estos años] y que en el libro han quedado demasiado resumidas” alimentarán su web personal.

La pasión que se convirtió en libro

Trabajando en proyectos de internet desde hace más de diez años, como el extinto Soitu.es o el desarrollo de la web de S Moda, Delia Rodríguez (Logroño, 1978) se confiesa, como periodista, fascinada por “los bulos, las leyendas urbanas, rastrear cómo nace y se difunde la información, así que supongo que el interés por los memes es algo natural”. De todos ellos habló en el precisamente muy viral blog 'Trending Topics', que escribía en la web del diario El País, cuyo último post, en el que desentrañaba los mecanismos que usaba el vídeo de Kony para manipularnos y emocionarnos, fue el germen de ‘Memecracia’.

Rodríguez relata que siente “debilidad” por 'memes' como el ‘Amo a Laura’ (“un hito en la publicidad”), los montajes de la felicitación navideña de la Casa Real de España en 2005 (“una temprana explosión de creatividad”) o el #turismobisbal (“porque nos lo pasamos muy bien”), así como le fascina la explosión de memes y virales “indignados” después del 15M.

En definitiva, 'Memecracia' es una buena guía para conocer las características de los 'memes', recordar los más emblemáticos y aprender a combatirlos con sus propias armas. A partir de ahora no veremos con los mismos ojos las fotos de Obama y nos lo pensaremos dos veces antes de darle a “me gusta”.

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