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Sobre este blog

La Meseta es un nuevo blog en el que Castilla y León se abre a la red, sin cortapisas, sin presiones y con un único objetivo: informar, contar, relatar. Informar lo que ocurre esta Comunidad Autónoma sin que nadie imponga sus criterios. Contar lo que habitualmente no se encuentra ni en la Red ni en papel. Relatar opiniones de los que tengan algo de qué opinar. Todo ello pensado para una tierra mesetaria, en la que apenas hay sobresaltos, y con la pretensión de aportar un grano de arena para el avance intelectual y material de esta región.

Popurrí de siglas políticas

Mariano Rajoy, en una rueda de prensa ofrecida en Bruselas.

Ángel Lozano. Profesor y escritor

¿Para qué queremos tantas siglas en las próximas elecciones europeas? PP, PSOE, IU, UPyD, CIU, PNV, Equo, Ciutadans, Podemos, Vox, EH-Bildu, UPS, ERC, BNG, ICV, CC, UPN, y otras 40 o 50 agrupaciones y coaliciones más ¿Vamos a solucionar con ese batiburrillo de partidos la crisis económica, social y política de España? ¿No será que muchas de estas iniciales son simplemente distintos posicionamientos para recoger más prebendas en el reparto de la tarta electoral del 25 de mayo?

Rajoy vuelve a insultar a los españoles, llamando euroescépticos, o antieuropeístas aguafiestas, a todos aquellos que criticamos el actual rumbo de las políticas impuestas por la Unión Europea: austeridad, devaluación salarial, subida de impuestos… Estas medidas aniquilan la economía social del mercado europeo, comprometiendo, además, el futuro de la democracia en la Unión Europea.

¿Euroescépticos? Más bien esto no es un insulto sino una realidad: hoy día el concepto de Europa para los españoles –y para millones de ciudadanos europeos- tiene connotaciones muy negativas. Cercanas ya las fechas de la campaña electoral (las europeas), hasta el más tonto de la clase ve que nos quieren volver a engatusar con las mismas mentiras de siempre. Promesas, promesas, pero luego nada de nada: ellos van a lo suyo, a sus negocios, a sus egoístas aspiraciones personales.

¡Claro que Europa es un proyecto común, necesario, vinculado al futuro de España. Pero no queremos el actual diseño de la Troika y del Banco Central Europeo, que nos asfixia y empobrece! Ya son numerosas las voces de economistas, filósofos y políticos honrados, y expertos sociólogos también, que dan la alarma advirtiéndonos que Europa no es un sueño que se construye solo. Europa es una batalla diaria que debemos construir entre todos sin que dominen los intereses nacionales de dos o tres países.

Ensalada, revoltijo, popurrí de siglas políticas para repartirse las subvenciones, o los créditos bancarios para elecciones, y las nóminas fijas de funcionario político (comisario parlamentario) en Bruselas, Estrasburgo o en la Laponia nórdica.

Cómo pueden existir tantas siglas y no ser capaces de lograr alianzas globales –coaliciones y agrupaciones mayoritarias- para combatir a los grandes partidos. Partidos, unos más que otros, repletos de casos de corrupción e inutilidad política. Partidos que han dado la espalda a la ciudadanía, y a sus necesidades más básicas.

¿Cuándo pasaremos del cabreo a la acción? Pero se necesita algo más que las manifestaciones y protestas callejeras cuando las urnas dan la oportunidad de cambiar las cosas para mejorarlas. Sobran ahora, en las calles, las mareas ciudadanas –de todos los colores- pero hacen falta en las urnas. La desobediencia civil y el derecho al pataleo tienen que concretarse poco a poco en votos críticos contra todos aquellos que aún ejercen de altavoz de la dictadura franquista, o de la partidocracia, o incluso de la oligarquía, disfrazadas, de democracia parlamentaria.

Con las elecciones para el parlamento europeo a la puerta de la esquina, no es el momento de hacer llamamientos a la rebeldia activista, a las movilizaciones callejeras, a las huelgas salvajes, a la defenestración de la democracia representativa. Pero sí es hora de reclamar un voto contestatario en las elecciones europeas: un primer aviso a la partitocracia. Luego vendrá la presion ciudadana con la articulación de movimientos unitarios contra los abusos de la democracia parlamentaria actual.

El 25 de mayo va a ser un primer termómetro electoral para medir el desapego y el enfado con los partidos tradicionales. Veremos el alcance real del voto de protesta y si se canaliza -y por dónde- en voto alternativo. Ya se sabe que solo con protestar o abstenerse poco se arregla. Aunque mucho nos tememos que el famoso belga D'Hondt y su sistema o ley harán su trabajo para desactivar los votos que no favorezcan a los grandes partidos. Tampoco hay que escuchar los cánticos de sirenas de aquellos, que con nuevas siglas, nos quieren atraer a sus idílicos paraísos, a beber sus aguas, aparentemente cristalinas, pero algunas igual de putrefactas y tenebrosas como las que estamos bebiendo ahora.

En un Estado de derecho son nuestros votos críticos la única arma legal para recomponer la democracia. Pero debemos ser creativos en vislumbrar otras formas de participación directa de los ciudadanos. Por ejemplo, algunos países ya han puesto en marcha, propuestas de participación directa como la tecno-política (participación de los ciudadanos en las decisiones mediante tecnologías digitales y otras…) Con nuevos instrumentos de democracia participativa directa se pueden cambiar sistemas electorales, leyes, presupuestos, realizar plebiscitos, revocatorias, proponer iniciativas populares, etc…

El presidente de Gobierno, Rajoy y sus ministros, aseguran que en España ya se acabó la recesión económica y que estamos saliendo de la crisis, que se ven claramente brotes verdes y crecimiento. Bueno ya saben ustedes, mienten y nos insultan, una vez más, a todos aquellos que criticamos su excesivo y alocado optimismo sobre la salida de la crisis. Pero todos tenemos amigos, amigas, familiares y vecinos que siguen en paro –y en estado de pobreza- sin un claro futuro. Nuestro presidente y sus colegas del PP deberían darse un paseo por las calles de muchas de nuestras ciudades y pueblos, y ver la cantidad de negocios que han cerrado y siguen cerrando. También sería interesante que se acercaran por las oficinas de empleo, o por las barriadas y arrabales de las grandes urbes españolas. ¿Rajoy y sus ministros peperos viven en España?

En nuestro país existe algo más preocupante que una desafección a la política. Está muy arraigado un sentimiento y un convencimiento de la inutilidad de la gran mayoría de los partidos políticos actuales. Estamos hartos del poder omnívoro y del despotismo de la partidocracia y de las mercados financieros globalizados.

Hay que cuestionar las ventajas y desventajas de la democracia representativa y de la democracia directa. Y luego, hacer un mixtura democrática de ambas. Pero de momento, hay que impedir en mayo con los votos, que no nos amordacen ni que amodorren nuestro espríritu reivindicativo.

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