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Un solo poste eólico gana a la central de olas de Mutriku

Natalia González de Uriarte

La estación de energía undimotriz de la localidad guipuzcoana de Mutriku, la primera planta de estas características construida en Europa, no acaba de convencer al colectivo ecologista, que casi siempre se muestra favorable al uso de las fuentes renovables. Desde Berdeak+Independienteak de Mutriku, agrupación con representación en el ayuntamiento de la localidad costera, insisten en que la “ingente inversión” destinada a la planta de aprovechamiento de las olas, a la que hay que sumar los elevados costes de la obra civil, no compensan “ya que la productividad energética de la infraestructura es muy escasa”.

Iñigo Aguirre Arrieta, concejal del grupo, asegura que la central de olas de Mutriku genera menos energía que un poste eólico. “Estamos hablando de que un molino, de coste mucho menor, produce 2,5 megawatios y la central, con 15 turbinas generadoras, y cuya construcción además ha supuesto una agresión importante a las costa porque va endosada al monumental dique, no llega a 0'3 megavatios”, detalla el edil de Mutriku.

“Los refuerzos de hormigón mitigan el efecto del mar”

Desde el Ente Vasco de Energía, EVE, reconocen este hecho apuntado Iñigo Aguirre pero lo matizan. “Es verdad que la planta no llega a producir lo que produce un aerogenerador pero es porque la potencia instalada de Mutriku es de 296 kW, muy por debajo de la potencia de un aerogenerador”, explican. Según las previsiones manejadas por el organismo esperan que la instalación de Mutriku genere anualmente 600.000 kWh, evitando la emisión anual de 600 toneladas de CO2, lo que equivale al efecto depurativo de 80 hectáreas de bosque. “La producción real en el año 2012 fue de 125.658 kWh, en el 2013 de casi 300.000kWh y para este año 2014 se espera alcanzar los 400.000kWh”, recalcan.

La agrupación ecologista asegura que esas expectativas del EVE nunca se van a cumplir. “Esta central no nació con vocación de tener más rendimiento, a juzgar por como se improvisó su construcción. La estructura ya ha registrado dos reparaciones de emergencia, no da más de sí”, asegura Iñigo Aguirre. El edil de Berdeak+Independienteak explica que el diseño de la infraestructura, que debe aprovechar la fuerza de las olas, no la soporta. “Han tenido que reforzar los muros con gruesos añadidos de hormigón. Y estas modificaciones mitigan el efecto del mar y por lo tanto la eficiencia de la estación”.

Instalación envuelta en la polémica desde el inicio

La planta de olas ha estado envuelta en la polémica desde el inicio. Las pretensiones del Gobierno vasco de aprovechar la energía marina surgieron a raíz de la construcción en la localidad vizcaína de un gran dique de abrigo en el puerto. Los fuertes temporales del mar cantábrico provocan gran inestabilidad y agitación en la ruta de entrada del puerto y en las dársenas interiores. En ocasiones, según recuerdan desde el EVE, el acceso de embarcaciones al puerto era “extremadamente complicado, llegando a impedirlo y afectando seriamente al negocio pesquero ante el retraimiento a entrar en puerto mostrado por las flotas foráneas”. Por ello en el 2006 se inició la ampliación del puerto. A día de hoy solo, pese a las reformas, solo dos barcos pesqueros amarran en el embarcadero destinado casi en exclusiva a naves recreativas. Esta instalación fue promovida por el ejecutivo de Juan José Ibarretxe e inaugurada después en el 2011 por el Gobierno del socialista Patxi López, que heredó el proyecto.

Las obras contemplaban la construcción de un dique exterior, otro interior donde se ubicaría el puerto pesquero y aprovecharon la ocasión para implantar la estación de olas. El presupuesto global era de 32 millones de euros. Ya entonces, la plataforma de Mutriku Hobetu Leike interpuso una querella criminal en la que acusaba a las dos constructoras de acometer las obras sin la evaluación de impacto ambiental. La denuncia señalaba que sólo existía declaración de impacto para el proyecto de mejora de acceso al puerto y no en el caso de otras actuaciones, como la alteración de la playa, los rellenos, la ampliación del dique y las instalaciones para la planta de energía eléctrica por olas. “Ha sido todo un despilfarro tremendo de dinero público”, sentencia Aguirre. “Ahora nos hablan de que es una instalación destinada principalmente a la investigación. Pero para eso hay alternativas menos costosas a la de invadir la costa con un dique de casi 500 metros de longitud y luego adosarle la estación de olas”.

Mayoría social a favor del dique y de la planta

Su agrupación no fue la única que se opuso a la central. La Asociación ecologista Eguzki denunció que la planta “no justificaba la totalidad de la obra realizada”. En una nota de prensa, Eguzki calificó como “positivo” que se utilice una fuente renovable como la de las olas para obtener energía, pero ha abogado por hacerlo “en el camino correcto”.

Desde el EVE manifiestan que estos grupos siempre han estado en contra de ambos proyectos. “Se acusó al EVE de tratar de hacer bueno un proyecto malo con el disfraz de las energías renovables. Y anunciaron al EVE que, igual que estaban en contra del proyecto del dique, lo estarían contra la planta de energía de las olas. Pero a día de hoy, sigue siendo mayoría la gente que apoya tanto el dique como la planta, aunque siguen existiendo grupos conservacionistas en contra del mismo”, resaltan.

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