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“¡¡Ninguna agresión sin respuesta!!”

Este era el aspecto de la plaza del Ayuntamiento durante un concentración anterior contra las agresiones sexistas.

N. Elia

Indignación, malestar y debate. Pamplona por San Fermín no es una ciudad sin ley, como ha señalado este lunes la portavoz del Gobierno, y tampoco es una ciudad indiferente ante las agresiones sexistas que se están produciendo durante estas fiestas. Así lo ha puesto de manifiesto la multitud de personas que ha protestado por el centro neurálgico de la ciudad contra quienes atacan a mujeres. Pamplona no tolera las agresiones sexistas, tampoco en San Fermín.

Indignación, porque los pamploneses no están dispuestos a que el nombre de sus fiestas se asocie a la proliferación de agresiones sexistas; malestar, porque las incesantes denuncias provocan una sensación de inseguridad que emborrona la alegría de estos días; y debate, porque todavía hay quien cuestiona que el único responsable de una agresión sexista es el agresor.

M.P.L es pamplonesa, madre de tres chicas y un chico, viuda y jubilada recientemente. “Estoy indignada. No hay derecho. Dicen que hemos avanzado mucho, pero no es verdad. Porque no puede ser que, hoy en día , me encuentre diciendo a mis hijas que tengan cuidado, que no vuelvan solas a casa o que no pasen por determinados sitios. No es posible que tenga que decirles lo que me decía mi madre a mí. Yo salía en cuadrilla hasta las once, ni un minuto más, y hacíamos turnos para acompañar a las amigas a casa. Y la falda por debajo de la rodilla, y la blusa con refuerzo, para que no transparentase. Y cuarenta años después, ¡las mujeres siguen teniendo que andar con cuidado por la calle!”. A M.P. le secundan sus amigas, con quienes ha acudido a la manifestación organizada por las peñas de Pamplona, la asociación de mujeres contra la violencia sexista y el colectivo Gora Iruñea, apoyada por el Ayuntamiento y por organizaciones en defensa de los derechos de la mujer como Andrea o Lunes Lilas.

“¿Feministas? ¿Y a mí que más me da que me digan feminista a estas alturas? Pensaba que con las mujeres de mi generación se había terminado la época de que el hombre pone, propone y dispone. A mí me educaron así, pero yo no eduqué así a mi hija”. Es Josefa A.A, amiga también jubilada de la cuadrilla. “Ponlo, ponlo, mi marido no ha querido venir porque piensa que manifestarse no sirve para nada. Pero es porque le educaron así. Pero, claro, cuando le digo si quiere este tipo de sociedad para su hija, se le sube la tensión”. Josefa tiene una hija que trabaja de ingeniera en una de las empresas de energías renovables punteras en Navarra. Está con su familia de vacaciones en la playa, y les ha llamado esta mañana alertada sobre los titulares de agresiones sexuales en San Fermín. “Pero, ¿qué está pasando en Pamplona?” Las fuentes oficiales no se ponen de acuerdo sobre si estos Sanfermines están siendo especialmente prolíficos en agresiones sexuales. El año pasado, según la estadística de balance oficial, el punto de información sobre agresiones sexistas atendió 5.000 consultas. Y actuó en torno a 24 “incidencias”. Otra estadística oficial, la del Observatorio contra la violencia doméstica y de género, desvela una tendencia: crece en Navarra el número de denuncias (7,3%) y se reduce el número de mujeres que retiran la denuncia o se acogen a su derecho constitucional de no declarar contra el denunciado (25%).

12 detenciones

¿Qué está pasando en Pamplona?, le preguntaba su hija a Josefa A. A. Tal vez, a la espera de datos oficiales y confirmación policial, las campañas y las iniciativas contra la violencia sexista puestas en marcha este año están consiguiendo que se incremente el número de mujeres que se atreve a denunciar que ha sido víctima de violencia por ser mujer. Además de cuatro agresiones sexuales, según la información facilitada esta tarde por la Junta Local de Seguridad, de la que forman parte los diferentes cuerpos policiales, el Ayuntamiento de Pamplona y el Gobierno de Navarra, se han presentado siete denuncias por abusos y otra por un intento de agresión. 

Además, se han producido doce detenciones. De estos doce detenidos, cinco se encuentran en prisión acusados de haber participado en la agresión sexual a una joven en la noche del 6 al 7 de julio.

Los datos provocan escalofríos. Pero también transmiten cierta imagen de eficacia policial o de falta de impunidad ante el delito. “Esa cuadrilla de sevillanos que, después de violar a la chavala, se van a las vaquillas. ¡Todos a la cárcel!”, grita con evidente enfado una joven que ha acudido a la concentración con sus amigas.

La Plaza del Castillo se ha quedado pequeña para albergar a los miles de pamploneses que han querido demostrar en público su repulsa a las agresiones sexistas. Rodeando el kiosko, los manifestantes, cuadrillas y grupos más heterogéneos como familias al completo, con niños todavía en silleta, han dejado un hueco vacío en el que esperan recibir a la comitiva de las peñas, que llegará desde la plaza de toros.

Aunque la concentración se ha convocado como silenciosa, la indignación de la gente no puede aguantar en silencio. “¡EZ, EZ, EZ, Erasorik ez!” o “Gora borroka feminista” han sido algunos de los eslóganes coreados. El escenario de los conciertos nocturnos está presidido por una gran pancarta morada en la que se puede leer “No a las agresiones contra las mujeres” en euskera y castellano. “Ninguna agresión sin respuesta”.

En los últimos días, el Ayuntamiento de Pamplona, el Gobierno de Navarra y el Parlamento foral han venido mostrando su rechazo a las agresiones sexuales y han animado a la ciudadanía a participar en las concentraciones de protesta. Las peñas de Pamplona también se han sumado a las movilizaciones contra estos hechos.

El Consistorio pamplonés se ha reafirmado en el “rechazo a cualquier tipo de agresión, violencia o actitud sexista que se produzca” en la ciudad y se ha comprometido a “colaborar para eliminar las agresiones sexistas y mejorar la seguridad para las mujeres en todo tipo de entornos”.

El Ayuntamiento considera que “como institución pública y como ciudadanía activa es necesario que tengamos una actitud comprometida frente a las agresiones sexistas, tanto si se es hombre como si se es mujer y nuestro propósito es trabajar en este sentido”.

El Consistorio ha instado a la sociedad a “cambiar el modelo cultural en el que se protege al agresor y se culpabiliza a las mujeres exigiéndoles a ellas condescendencia para aceptar piropos, molestias o acosos, justificándolo bajo la premisa de la fiesta o de las costumbres” y ha invitado “a la ciudadanía a que no permanezca impasible frente a la violencia y las agresiones sexistas”.

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