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Seis meses de acoso al policía que ha destapado el chat contra Carmena: “¿Alguien tiene su foto?”

Las amenazas en el chat de policías.

Marcos Pinheiro

Insultos, intimidaciones y hasta amenazas de muerte. El agente de la Policía Municipal de Madrid que ha destapado el chat policial en el que se proferían amenazas a Manuela Carmena y loas a Hitler lleva meses sufriendo el acoso de sus compañeros. Hace unos días acudió a una Comisaría, donde entregó el relato de cerca de seis meses de amenazas junto a las capturas de pantalla y dos archivos de texto con la conversación completa del grupo de WhatsApp.

El pasado lunes 13 de marzo acudió a la Comisaría acompañado de un representante del sindicato Comisiones Obreras (CCOO), al que pertenece. Este agente siempre ha enmarcado el acoso que ha sufrido en su condición de delegado de este sindicato, razón también por la que participaba en el chat “10 años y turno de noche”. Este grupo de WhatsApp se creó para tratar reivindicaciones laborales, aunque luego se pervirtió.

Él accedió al chat en abril y el acoso comenzó poco después. El grupo lo había creado un agente del turno de noche para lograr que los funcionarios que llevaban 10 años con esas condiciones laborales pudiesen cambiar de horario. Asegura que desde que entró en el chat, algunos participantes trataron de vincularle con partidos de izquierda.

Sin embargo, el chat empezó a calentarse tras los atentados de Barcelona y Cambrils. Algunos integrantes difunden en el chat fotos de presuntos yihadistas vistos en Madrid, y este agente les reprocha su actitud y les pide que si tienen datos, acudan al servicio de información. Ahí se producen los primeros encontronazos.

“Una barra de salchichón a quien suba una foto”

La relación con los policías que más intervienen se agrava tras algunos comentarios de carácter personal. Es ahí, cuando algunos piden fotos del agente, al que no conocen personalmente. “¿Alguno tiene una foto?”, “Una barra de salchichón a quien suba una foto”, comentan dos policías.

Una discusión sobre las bajas laborales motiva el siguiente encontronazo, en el que se producen amenazas directas. “Conozco a gente mala, muy mala, lo de los mossos unos aficionados... cuidadito conmigo que no llegas ni a la jubilación anticipada que tanto añoras”. Otro le recrimina que está a favor “de los antisistema, de los que promueven el terrorismo, en resumidas cuentas, de Podemos”.

En su denuncia, asegura que a partir de entonces se sucedieron las descalificaciones. Rojo de mierda, comunista o amigo de Carmena son algunos de los comentarios, junto a nuevas amenazas: “Los comunistas tenéis los días contados”. El agente vio cómo el tono de la conversación subía con las loas a Hitler y los deseos de que la periodista Ana Pastor tuviese una muerte “lenta y agónica”.

Pensó en abandonar el grupo, pero a los agentes les contó que siguió porque le faltó valentía para hacerlo y porque como delegado sindical considera que debía seguir en ese grupo. Las amenazas continuaron. Se referían a él por el nick que utilizaba, pero también mencionaron su apellido en varias ocasiones. El agente cree que esto se debe a que usaron las herramientas de la Policía para conocer datos personales.

El agente que ha denunciado asegura en su escrito que, además de las capturas que ha publicado eldiario.es, hay muchas menciones a su persona y más amenazas. De hecho, ha aportado dos archivos de texto y uno comprimido con toda la conversación del grupo. Además ha adjuntado la lista de todos los participantes, a los que recrimina que no se pronunciasen ante el acoso y los comentarios racistas y fascistas. Tan solo un par de policías muestran su rechazo a los mensajes.

Algunos sindicatos han afeado a este agente que no hiciese nada siendo uno de los administradores el grupo, lo que le daba capacidad para echar a participantes. Sin embargo, el agente nunca fue uno de los administradores del chat.

Veracidad de las amenazas de muerte

Cuando compareció en la comisaría, el agente dio veracidad a las amenazas de muerte y aseguró que había incrementado su seguridad y la de su familia. Ha dejado también de asistir a reuniones del Ayuntamiento sobre seguridad y a manifestaciones sindicales, por miedo a que alguien le saque una foto y la distribuya entre quienes le amenazan de muerte.

Aseguró en la denuncia que las amenazas que profieren contra él no pueden ser de carácter personal, porque no conoce a los policías, así que deduce que se deben a su condición de delegado de CCOO.

Como medida cautelar, el agente ha pedido que el juez dicte una orden de alejamiento contra tres de los policías (que ya han sido identificados) a los que pide también que se les retire el arma reglamentaria “y las particulares, si las tuvieran”. El juez decidirá tras tomarles declaración.

Además, ha solicitado que, como medida de protección, se compruebe si algún agente utilizó el sistema informático de la policía (SIATRA) para conocer sus datos personales. El agente se encuentra actualmente de baja laboral y con escolta policial, porque ha continuado recibiendo amenazas.

Entre los integrantes el cuerpo circula un mensaje que, en forma de soneto, amenaza de nuevo al agente. “Hay un canalla en el cuerpo. Una chivata asquerosa, le llaman la japonesa, es un traidor sin rival”. La sucesión de acusaciones de traición y de haber manchado el nombre de la policía termina con una nueva amenaza: “Que este canalla lo pague, no se nos puede escapar”.

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