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Madrid retrasa dos meses el Sovaldi ya prescrito a un enfermo grave de hepatitis C

Alfonso enseña el informe emitido por su hepatóloga / L.G.

Laura Galaup

Alfonso, nombre ficticio, lleva dos meses esperando una llamada de teléfono que le confirme si le van a suministrar el Sovaldi. El 13 de abril su hepatóloga se lo recetó, y desde entonces nadie se ha puesto en contacto con él para confirmar o denegar las instrucciones emitidas por la especialista del Hospital Clínico (Madrid).

Alfonso enseña indignado la prescripción médica en la que su doctora deja claro que la terapia que recomienda es un tratamiento de Sofosbuvir, comercializado como Sovaldi, en combinación con otros dos medicamentos, Ledispavir y Ribavirina, durante 24 semanas. “Es una carrera contra el tiempo, cuanto más tarden en suministrármelo más se expande la enfermedad”, señala este afectado de 64 años que lleva la mitad de su vida, 32 años, conviviendo con la hepatitis C.

La infección se produce por un virus y provoca un trastorno inflamatorio en el hígado que, con los años, puede desembocar en una cirrosis. Por eso el Sovaldi se ha convertido en una de las grandes esperanzas de los afectados. Según los ensayos clínicos, puede eliminar la carga viral hasta en un 90% de las dispensaciones.

Alfonso no entiende por qué su tratamiento lleva dos meses siendo examinado por el comité de aprobación de la Consejería de Sanidad. La función de este equipo de profesionales sanitarios, designados por el gobierno regional, consiste en revisar las prescripciones de afectados con cuadros clínicos complicados antes de aprobar el gasto y la entrega de las pastillas. “No se puede permitir que este organismo no tenga plazos determinados para dar una respuesta y haya casos en los que los afectados estén meses esperando”, lamenta Adolfo García, portavoz de la Plataforma de Afectados por Hepatitis C (PLAFHC).

Según apunta el departamento de comunicación de la Comunidad de Madrid, todavía no han tomado una decisión sobre el caso de Alfonso: “Han pedido más informes al Hospital Clínico para comprobar si este tratamiento es lo más adecuado para su patología”, admiten. Asimismo, reconocen que no tienen una fecha estimada en la que podrían emitir una respuesta. Además, no han querido aclarar a qué patología hacen referencia. Los portavoces de la PLAFHC apuntan que se debe al principio de cáncer de hígado que le detectaron en enero, cuando acudió al médico por una recaída.

Cáncer de hígado y cirrosis

“Como consecuencia de una gripe que no terminaba de curarse, sospeché que podía ser algo más grave y fui a la consulta”, cuenta Alfonso. Desde entonces no ha parado de hacerse pruebas, han detectado que su hígado se encuentra en f4, la fase más grave, tiene cirrosis y un principio de hepatocarcinoma. Todavía no se lo ha comentado a su familia, por eso prefiere mantener mantener el anonimato a la espera de poder recibir una terapia con la que reducir los nódulos que le han detectado en el hígado.

Hepatólogos consultados por eldiario.es señalan que el Sovaldi y la terapia para reducir el cáncer de hígado a la que se va a someter Alfonso son compatibles. De hecho comentan que en este caso deben suministrarle el medicamento, ya que tiene un tumor que se “puede curar” y “seguramente sea incluido en lista de espera para un trasplante de hígado, por eso hay que limpiarle la infección”. Estos especialistas no entienden que la dispensación lleve dos meses paralizada, ya que “vulnera los criterios impuestos por el Ministerio de Sanidad, porque este caso tendría que ser prioritario”.

“Están dilatando de manera poco ética el tratamiento a los pacientes de f4. Se comprometieron a tratar antes a las personas que están más graves y un paciente con hepatocarcinoma debería ser atendido cuanto antes”, apuntan estas fuentes. Desde la PLAFHC condenan que después de dos meses con el tratamiento recetado, todavía no se haya tomado una decisión al respecto.

En marzo el Ministerio de Sanidad aprobó el Plan Estratégico para el Abordaje de la Hepatitis C con el objetivo de tratar a pacientes que se encuentren entre las fibrosis de grado F4, F3 y F2. Sin embargo, son las Comunidades Autónomas las que se encargan de suministrarlo. Según este acuerdo, Hacienda prestará a los gobiernos regionales el dinero necesario para tratar, como mínimo, a 52.000 pacientes en toda España. “Dentro de este plan no figura la creación de un comité que paralice los casos más graves. Es una decisión que, en esta región, han tomado desde el gobierno de Madrid. Así ralentizan las decisiones que ya han tomado los especialistas que tratan a los pacientes”, señala García.

El caso de Alfonso se repite. Entre un 20% y un 30% de los pacientes terminan por desarrollar una cirrosis hepática o cáncer de hígado. En España puede haber hasta 900.000 infectados por hepatitis C, aunque se calcula que casi la mitad no están diagnosticados. Según el registro de la Organización Nacional de Trasplantes, entre 1984 y 2012, de los 17.966 trasplantes hepáticos realizados en España, 7.613 fueron provocados por el cáncer o la cirrosis derivada de la hepatitis: el 42,3%. 

El afectado contrajo el virus en Vigo, en 1983, cuando trabajaba en el departamento de aduanas, en una campaña de vacunación antitetánica. “Años después me reencontré con compañeros que también habían estado allí destinados, que también fueron inmunizados y teníamos todos el mismo tipo de hepatitis. Varios profesionales nos confirmaron que una partida de esas vacunas vinieron contaminadas desde Estados Unidos”, finaliza el afectado.

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