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Pateras de lujo: los migrantes que cruzan el Mediterráneo en yate

Los migrantes con más recursos económicos están optando por cruzar el Mediterráneo en yates

Lorenzo Tondo

Palermo (Italia) —

Cruzar a Europa a bordo de un lujoso yate de 10 metros de eslora y ondeando una bandera ucraniana es un lujo que solo los migrantes más adinerados se pueden permitir.

Diez embarcaciones de este tipo han sido detenidas por la policía en el puerto siciliano de Augusta. El capitán de uno de los yates, Andrej, fue liberado hace poco tras pasar un año entre rejas por un delito de tráfico de personas.

Andrej es un ucraniano de 35 años encarcelado por transportar a 30 migrantes desde Turquía hasta una pequeña playa en la provincia siciliana de Siracusa. El precio de cada pasaje superaba los 8.000 euros.

En comparación con las embarcaciones hinchables y los desmejorados barcos de pesca en los que cruzan el Mediterráneo los migrantes y refugiados desde el norte de África, el modo de transporte que ofrecía Andrej –y que otros siguen ofreciendo a día de hoy– era un pasaje exclusivo y de primera clase.

“Vi bajar de estos barcos a doctores sirios, abogados y magistrados afganos, profesores iraquíes y a empresarios”, cuenta Carlo Parini, el inspector jefe de policía del puerto de Siracusa, a cargo de los asuntos de inmigración ilegal. Parini dirigió las operaciones en las que requisaron las embarcaciones provenientes de Turquía.

Algunas familias han llegado a pagar hasta 100.000 euros para llegar a Europa desde Oriente Medio. Testigos afirman que algunos de los pasajeros de estos yates vestían de forma elegante, con equipaje y bolsos caros. Al desembarcar y tras completar formularios de llegada, algunos se dirigían a restaurantes sofisticados para cenar.

Muchos de los que han llegado en yate a Sicilia desde Turquía huyen de regímenes represivos y de conflictos, pero se pueden permitir pagar un nivel de seguridad y de comodidad que miles de otros no pueden alcanzar.

En lo que va de año más de 120.000 personas han llegado a Europa por vía marítima. La gran mayoría desde Libia en dirección a Italia, desde Turquía hacia Grecia o, más recientemente, desde Marruecos a España. Hasta hora, la ruta más letal es la italiana.

Entre enero y agosto de este año 883 migrantes llegaron a Sicilia en yate, según datos de la policía. En 2016 se produjeron 682 llegadas similares.

Parini insiste en que estas cifras son tan sólo estimaciones. “En realidad se producen muchas más llegadas,” afirma el inspector. “Algunos de estos yates se dirigen a otras partes de Italia, como Leuca, un pueblo en el extremo sur de Apulia, cerca de Sicilia. Algunos consiguen desembarcar a los migrantes y volver. No podemos monitorizar cada barco en el Mediterráneo. Sería imposible.”

Las autoridades creen que el negocio de las “pateras de lujo” son producto de la relación entre una banda criminal turca y una ucraniana. Los capitanes de las embarcaciones detenidos hasta la fecha eran todos de nacionalidad ucraniana, aunque las embarcaciones estaban registradas en Turquía, Estados Unidos, e incluso eran de alquiler en algunos casos.

Andrej abandonó su país en busca de trabajo en Europa para evitar el servicio militar obligatorio. “Necesitaba trabajo y había hecho un curso de navegación. Cuando me propusieron traer a gente hasta Italia, acepté,” explica a the Guardian, señalando que sus jefes eran turcos. “Yo tuve que huir de mis país igual que los pasajeros. A diferencia de ellos, yo no tenía dinero para cruzar en yate. Pero sí sabía cómo llevarlo”.

Según las autoridades, cientos de personas siguen llegando a Sicilia y al sur de Italia cada semana, a pesar de que las llegadas han disminuido a raíz de las controvertidas medidas tomadas por el gobierno italiano.

Embarcaciones de alta velocidad

En la costa oeste de Sicilia, lanchas de gran tamaño y balsas motorizadas cruzan el Mediterráneo a gran velocidad, casi volando. Transportan familias de migrantes y refugiados desde puertos tunecinos a las provincias de Trapani y Agrigento. Para evitar los controles policiales se decantan por las playas más desiertas de la zona.

El pasado junio, la Guardia di Finanza (la policía fiscal de Italia) descubrió en Palermo viajes clandestinos de Túnez a Sicilia realizados en embarcaciones tan rápidas que son capaces de llegar a la isla en menos de cuatro horas. Los precios para embarcarse en estos viajes oscilan entre los 2.000 y 3.000 euros por persona. En un solo viaje los traficantes pueden llegar a sacar hasta 50.000 euros. En esta operación policial arrestaron a 15 tunecinos e italianos. 

Los guardacostas de Agrigento y Trapani atraparon dos balsas neumáticas motorizadas a principio de año. A bordo se encontraban varias familias tunecinas, incluido un niño de 12 años. Una de estas lanchas estaba equipada con tres motores externos de 400 caballos, normalmente utilizados en lanchas de carreras y capaces de alcanzar velocidades de hasta 144 kilómetros por hora, mucho más rápidas que ninguna embarcación de la guardia costera.

“Este tipo de embarcación puede hacer el recorrido Túnez-Sicilia en pocas horas”, dice Salvatore Vella, un abogado de Agrigento que ha llevado algunos de los casos más destacados de tráfico de personas en Sicilia.

Según Vella, algunos traficantes de personas operan como “agencias de viajes ilegales”. “Al igual que las agencias legales, ofrecen pasajes de primera, segunda, y tercera clase. Todo depende de cuánto dinero puedes pagar”. 

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