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¿Recuperación? Ahorramos en prima de riesgo y dilapidamos en deuda pública

Rosa María Artal

El gobierno y su poderosa máquina mediática han lanzado la idea con la parafernalia de sus mejores campañas: se está acabando la recesión y se vislumbra el fin de la crisis. Buena parte de la sociedad ya la ha engullido. La prima de riesgo ha bajado, repiten a quien les quiera oír. Dato profusamente destacado frente a las variables de la economía real que apenas se citan. El auténtico escenario nos sitúa ante un aumento de la deuda pública desde la llegada de Rajoy al Gobierno a un ritmo sin precedentes, el mayor que se ha dado jamás. En el hecho de que pagamos –coyunturalmente- menos intereses por los créditos que ha pedido el país, pero debemos mucho más dinero, cada vez más. Algo asombroso si se piensa en el brutal descenso del gasto público, en los recortes de servicios y alzas de precios sin fin. No han servido absolutamente para nada en el balance, más aún, parecen ya el único filón del que seguir tirando. La política económica del PP –no hablemos ya de las otras- puede pasar a los anales de la historia como la más caótica del período democrático. Con serios riesgos.

Comencemos por la aireada prima de riesgo que nos dicen tan saneada. De entrada vemos que simplemente ha vuelto a los niveles en los que estuvo con Zapatero cuando era “imprescindible” apostar por el PP. En este enlace interactivo –con datos oficiales- se ve la evolución respecto a Alemania que es el país que se utiliza como referencia. El diferencial había llegado a estar en 20 puntos el 26 de Mayo de 2008. Sí, 20 puntos, eran los felices tiempos en los que la prima no había entrado a formar parte de nuestras vidas.

Tal como he recordado varias veces, el riesgo se dispara cuando los gobiernos neoliberales deciden que se dispare, en 2010. Es entonces cuando inician la ficticia y especulativa “crisis de la deuda”. En 103 puntos está el 12 de Mayo el diferencial de la prima española con el bono alemán, 192 el 18 de Junio, por ejemplo. Y desde ahí la escalada ascendente no cesa. El máximo registrado durante el gobierno de Zapatero fue 290 el 8 de Agosto de 2011 salvo una oportuna alza en sprint justo la víspera de las elecciones del 20 de Noviembre que lo deja en 467.

Durante el gobierno de Rajoy se tocó techo con 612 puntos el 25 de Julio de 2012. Cuando los medios hablaban del chollo que era comprar deuda española por los elevadísimos intereses que reportaba: hasta el 17% de beneficio, una rentabilidad nada fácil de conseguir. Aún la lograron mayor los “inversores” con Grecia o Portugal a veces. Estos días la prima de riesgo ha venido oscilando en torno a los 250/260 puntos y ésa, nos dicen, es la gran noticia. Que lo es, siempre es preferible pagar menos que más, pero no olvidemos contemplar el conjunto.

Tres causas fundamentales han influido en el descenso –coyuntural, repito- de la prima de riesgo española.

  • La inmediata, que ha subido el bono alemán. Se ha reducido la diferencia con otros países también.
  • El segundo factor es la intervención (poniendo dinero) del BCE a raíz del descomunal aumento de la prima española del verano pasado. Lo reconocen miembros del gobierno incluso, como Íñigo Fernández de Mesa, Secretario General del Tesoro, en declaraciones a periódicos económicos. Pero no se sabe cuánto durarán las inyecciones.
  • Y, en tercer lugar, la arriesgada jugada del PP de comprar nuestros propios bonos del Estado vaciando la hucha de las pensiones. Hasta el 97% de ella se ha dedicado a este fin. No es la primera vez que los gobiernos recurren a esta medida extrema –romper la hucha del abuelo-, pero nunca en tan enorme proporción y dedicando toda la inversión a deuda española sin diversificar los riesgos. De este modo, apostamos a ganar o perder con un remanente que debería preservarse al máximo y, además, pagando intereses por nuestro propio dinero que se saca al casino de la especulación. Los medios internacionales lanzan cada poco la voz de alarma, los españoles escasamente incluso quitando importancia a lo que sí parece tenerla… y Báñez, muy en su línea, se muestra encantada de su labor.

El resultado de estas maniobras dependerá de la confianza que despierte España. De si los “mercados” creen que va a pagar o no lo que debe. Y ahí viene en su ayuda –y en nuestra desgracia- la reforma de que perpetraron en 2011 Zapatero y Rajoy a instancias de ella se consagra la prioridad del pago de la deuda sobre cualquier otro interés ciudadano. Saben que el gobierno abonará la cuenta aunque tenga que dejarnos sin pensiones, sin hospitales, o sin comer. Dado que ellos realizan todas esas funciones a plena satisfacción, e incluso con sustanciosos “complementos” salariales, por esa parte no hay problema.

Pero sí en cómo está llevando el PP la política económica. Rajoy ha elevado la deuda pública española a niveles no conocidos en décadas, concretamente en más de un siglo. 1910 es el anterior referente. La deuda es un mecanismo de los gobiernos para financiarse que incluso gozó de notable predicamento antes de la era de la austeridad. Pero hay una diferencia abismal entre dedicar el dinero prestado a inversiones (como hacen otros países muy endeudados también) que verán una rentabilidad, social también, y gastarlo, dilapidarlo, en el más estricto sentido de la palabra. Ese Rajoy que decía: “no hay que gastar más de lo que se tiene, es de sentido común”, se ha pulido 207.234 millones de euros más que Zapatero desde que está en el poder. Sin dedicarlo a nada productivo y dando tajos letales encima a todo lo público, sanidad, educación, universidad, investigación ciencia, cultura, dependencia. Vendiendo cuanto pilla de nuestro patrimonio. Ha gastado mucho más de lo ingresado a pesar de esos recortes y de las subidas de impuestos. Los que cobran de esa deuda y esos intereses no tienen queja, eso sí, pero todo tiene un límite si se hunde el país o la sociedad.

Aquí lo vemos, en este otro enlace interactivo figura la evolución de la deuda pública española desde 1998. Nunca llegó al extremo actual. Del 69,30% que acabó oficialmente 2011, estamos ahora, en Agosto de 2013, en el 90,3%. Y todo eso es dinero que se añade a nuestro agujero, al pasivo. ¿Lo pagaremos más barato? Qué suerte tenemos, nos “ahorramos” un montón mientras las arcas se vacían y tenemos que rellenarlas con créditos. Los datos son más espectaculares si los miramos en detalle. Cada español debía 9.608 euros al inicio de la crisis, cuando contaba con los servicios públicos esenciales. Los destrozos de los poderes financieros que nos hicieron pagar elevaron esa deuda a 16.008 euros a finales de 2011, manteniendo aún prácticamente todas las prestaciones. Hoy adeudamos más de 20.000 euros por cabeza habiendo sido privados hasta de derechos.

El PP parece haber basado lo que llama “recuperación” en el abaratamiento de los salarios y de las condiciones laborales. En la exportación de los que fabriquen algo, no tanto en el mercado local. No hay modelo productivo alguno –salvo Eurovegas- y persistir en el turismo, tan vulnerable a otras circunstancias. Será poco probable por tanto recuperar el consumo y seguirán cayendo empresas, puestos de trabajo más o menos dignos y esas variables que cada día nos asolan como las cifras de morosidad. Sin duda, en un empobrecimiento de las condiciones de vida, en donde nada es “gratis” aunque nos frían a impuestos. Y todo lo damos a cambio ¿de qué? ¿Dónde parará la alocada carrera de restar a los ciudadanos para pagar una deuda que no deja de crecer y sin invertir en absoluto? ¿Dónde meten Rajoy y el PP el dinero y qué buscan en realidad? Una gestión económica nefasta, sin duda, por no pensar en algo peor. Si hoy auditar la deuda (y saber cuál es ilegítima y cuál no) parece una utopía, detener al menos esta sangría resulta tarea inaplazable. A la prima la visten de seda mientras se desnuda a buena parte de la familia.

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