La observación mediante drones revela cómo el magma se abrió paso horas antes de la erupción de La Palma
“Hay tiempo de comer, hay tiempo de comer sin problema”. En la mente de todos quedó este comentario viral de un residente de La Palma el domingo 19 de septiembre de 2021, mientras veía desde su casa el primer cañonazo de una erupción que duró 85 días y formó el volcán de Tajogaite.
En aquellas primeras horas, especialistas y legos se preguntaban qué había sucedido exactamente en las entrañas de la isla para que no dejaran de abrirse nuevas bocas de lava. Cuatro años después, un equipo de investigadores de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), encabezados por María Romero Toribio, acaba de encontrar una de las últimas piezas del puzzle que explica lo que pasó en las últimas horas y en los últimos metros de la erupción.
Tal y como revelan en la revista Remote sensing, mediante el uso de varios drones equipados con magnetómetros de alta precisión, los científicos han obtenido un mapa de las anomalías magnéticas de la zona. Este mapa proporciona información clave sobre la estructura interna del cono del volcán y revela la posible localización de un conducto aún caliente bajo el Tajogaite por el que el magma migró justo antes de emerger.
Un camino de magma
“La principal incógnita era qué había sucedido en los primeros metros de corteza, muy cerca de la estructura del volcán” relata Romero Toribio a elDiario.es. “Todos los investigadores nos empezamos a preguntar cómo la sismicidad se acumulaba en una zona y el magma salió de repente por otra dos kilómetros y medio más al noreste. Teníamos que ver qué está pasando en los metros más superficiales”.
Lo novedoso del enfoque ha sido el uso de una tecnología que permite adquirir datos en zonas que están todavía demasiado calientes o protegidas como para acceder con los equipos. En una campaña realizada entre 2024 y 2025 sobre un área de aproximadamente 7 km2, los drones dotados de magnetómetros midieron cómo las rocas han quedado magnetizadas a medida que enfriaba el volcán. Y esto ha permitido detectar una región con menor “susceptibilidad magnética” que indica por dónde pudo emerger el magma desde el interior hacia el volcán.
“Encontramos una señal de que por ahí pudo haber un camino de magma caliente”, explica la investigadora principal. “Es probable que haya seguido unas debilidades que vienen dadas por el sistema de fallas de Mazo, que está más al sur. Sabíamos, por otros estudios, que esas fallas estaban ahí y que podían haber tenido un papel. Esto ocurrió en pocas horas y tuvo que ser una migración muy rápida, probablemente asociada a fracturas que ya estaban presentes”.
En otras palabras, las zonas de baja susceptibilidad magnética reveladas por los drones indican la presencia de un dique o camino aún muy caliente vinculado al sistema de fallas de Mazo y constituyen la primera evidencia directa de cómo el magma, que produjo la actividad sísmica previa a la erupción, se trasladó en cuestión de horas hacia el punto exacto donde se abrió la fisura, 2'5 kilómetros al noroeste.
El papel de la falla
Raúl Pérez, geólogo del Instituto Geológico y Minero de España (IGME-CSIC), cree que es un trabajo muy sólido e inteligente, que complementa los trabajos anteriores sobre la falla de Mazo y la de Tazacorte. “Demuestran la existencia de una zona de diferente susceptibilidad magnética compatible con la existencia de la falla de Mazo, la cual explicaría el rápido ascenso del magma entre el 11 y el 19 de septiembre que acabó en la erupción del Tajogaite”, explica. En su opinión, el resultado refuerza su hipótesis de que una fractura previa aceleró el ascenso de magma y puso en contacto la boca con la zona profunda, haciendo que durase 85 días. “Aparentemente, al presurizarse el magma, se movió hacia zonas de menor presión y subió como un cañón por un camino previo”.
El geólogo y divulgador Nahúm Méndez Chazarra cree que el estudio permite conocer cuáles fueron las estructuras y mecanismos que facilitaron el ascenso del magma hacia la superficie y nos puede ayudar a hacer mejores modelos de las erupciones volcánicas. En cuanto a la parte tecnológica, cree que la aplicación de enjambres de drones podría acelerar muchísimo el análisis de las erupciones volcánicas, algo que podría ser “fundamental para anticipar la dinámica de las propias erupciones”.
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