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¿Por qué la mayoría de noticias alrededor del sexo son poco fiables?

De ponerse un supositorio sabemos, la mayoría, algunas cosas; que en ocasiones es necesario y, las más de las veces,  incómodo (aunque para esto de entrarle a una por “el recto camino” no faltan moralistas dispuestos a darnos siempre un empujón). Lo que no todo el mundo sabe es que, básicamente, el supositorio, como todos los fármacos, se compone de dos sustancias: el excipiente y el principio activo. El “excipiente” son todas aquellas sustancias que facilitan la preparación y administración del principio activo y entre los más frecuentes figuran los aglutinantes (para cohesionar el principio activo), lubrificantes (que ayudan en la preparación de la dosis), edulcorantes y saborizantes (para hacer el fármaco más agradable al sabor… recuerden que en el caso del supositorio, esto no suele importar mucho, pues, salvo casos excepcionales, se ingiere por ahí por donde “el gusto es suyo”). Por el contrario, el “principio activo” es la sustancia terapéutica en sí, lo que provoca el efecto del medicamento.

Suele suceder que cuando una lee las noticias de sexualidad en los medios generalistas, siempre se queda con la impresión de que todo lo que hay en ellas no son más que excipientes y nunca, ni por asomo, hay algo de “principio activo”.

Que si el sexo adelgaza, que si descubra usted las diez posturas sexuales más exóticas, que si la Kardashian se ha metido dos tallas más en el culo… naderías, caramelitos para mantener a la bestia distraída.

Todos los que nos dedicamos a esto sabemos que el sexo ha sido sustituido en los medios de comunicación por el espectáculo del sexo; el sexo vende, fundamentalmente vende y generalmente, si se incluye en estos medios, es porque vende, con lo que lo que se pretende al hablar de él es que se hable de tal modo que se haga lo más vendible posible… por eso no es de extrañar que los que suelen escribir de estas cosas, como los que lo hacen sobre los horóscopos y sobre la programación de TVE, ni sepan de lo que hablan (no distingan, en materia sexual y por ejemplo, sexo de sexualidad ni de “sexuación” ni de interacción sexual) pero sí sepan cómo llamar la atención (el espectáculo) de los lectores, televidentes y oyentes, provocándoles un morbo pueril y la consiguiente risa tonta. Todo ello a costa de sustraer el “principio activo”. Todo ello haciendo del hecho sexual humano la pantomima del hecho sexual humano.

El humor suele ser un magnífico “excipiente”; la risa o la sonrisa se provocan cuando nos colocan frente a un problema. Reírse de algo es detectar gozosamente que en ese algo hay una situación problemática (recuerden el éxito de los chistes sobre cornudos y cornudas o los de los resbalones con la piel del plátano). Por eso el humor es una buena manera de acompañar una reflexión, pero siempre que haya, en forma de “principio activo”, esa reflexión; siempre que el humor nos permita, gustosos, meternos lo que duele por donde más duele.

Ahora, la mayoría de las noticias alrededor del sexo buscan provocar en el que las recibe un efecto no de relación sino de sustitución; sexo es aquello distraído de lo que hablan algunos medios de comunicación.

Así, queridos lectores más críticos, si después de leer una presunta noticia sobre sexo les surge esa inquietante pregunta de “¿Y qué?”, quizá se hayan encontrado con algo que, en lugar de informarles sobre la sexualidad humana, lo que está haciendo es distraerles e impedir fijar su mirada (y distraerles, especialmente, de la sexualidad humana).

….Ah, y recuerden, el supositorio se mete por la parte plana, para permitir que los esfínteres del recto lo envíen hacia dentro (…que no siempre lo aparente es lo más recomendable en estas cuestiones del “buen meter”).

De ponerse un supositorio sabemos, la mayoría, algunas cosas; que en ocasiones es necesario y, las más de las veces,  incómodo (aunque para esto de entrarle a una por “el recto camino” no faltan moralistas dispuestos a darnos siempre un empujón). Lo que no todo el mundo sabe es que, básicamente, el supositorio, como todos los fármacos, se compone de dos sustancias: el excipiente y el principio activo. El “excipiente” son todas aquellas sustancias que facilitan la preparación y administración del principio activo y entre los más frecuentes figuran los aglutinantes (para cohesionar el principio activo), lubrificantes (que ayudan en la preparación de la dosis), edulcorantes y saborizantes (para hacer el fármaco más agradable al sabor… recuerden que en el caso del supositorio, esto no suele importar mucho, pues, salvo casos excepcionales, se ingiere por ahí por donde “el gusto es suyo”). Por el contrario, el “principio activo” es la sustancia terapéutica en sí, lo que provoca el efecto del medicamento.

Suele suceder que cuando una lee las noticias de sexualidad en los medios generalistas, siempre se queda con la impresión de que todo lo que hay en ellas no son más que excipientes y nunca, ni por asomo, hay algo de “principio activo”.