El pacto de Arrimadas con Pedro Sánchez tensiona la alianza PP-Ciudadanos-Vox en el Gobierno de Andalucía
El regreso de las sesiones de control al Gobierno andaluz desde el Parlamento autonómico ha coincidido con un reajuste importante del tablero político nacional: Ciudadanos, bajo la recién asumida presidencia de Inés Arrimadas, ha recolocado a su partido en el centro derecha, pactando con el Ejecutivo de Pedro Sánchez el sí a la cuarta prórroga del estado de alarma, y desmarcándose de la posición dura que abandera el PP de Pablo Casado y el Vox de Santiago Abascal.
Traducido al lenguaje político andaluz, se percibe ya una fractura interna entre los tres socios de derechas que sostienen el Gobierno de Juan Manuel Moreno. Todavía es pronto para analizar cómo va a evolucionar esta nueva realidad política, tras el viraje que Arrimadas ha dado a su partido, pero ya se vislumbran movimientos incómodos en las butacas de los socios. El vicepresidente de la Junta y líder regional de Ciudadanos, Juan Marín, ha asumido el papel de 'poli malo' en esta crisis del coronavirus, ejerciendo la crítica más visceral y enfurecida contra Sánchez.
La reconversión de Ciudadanos, tras pactar con el Gobierno de PSOE y Unidas Podemos, ha torcido el paso de Marín, y mucho más el de la línea dura de su grupo en Andalucía, a veces más beligerante con los socialistas que la bancada del PP y de Vox. “Pedro Sánchez no se merece la prórroga, pero los andaluces la necesitan. El corazón nos pide votar no, pero la cabeza [defender] el interés de los españoles”, dice hoy Marín. El portavoz parlamentario de Cs, Sergio Romero, también ha apaciguado su habitual hipercrítica al PSOE para justificar el voto de su partido en el Congreso: “Ciudadanos siempre va a optar por la utilidad. Es un ejercicio de responsabilidad con los españoles”.
Con estos mimbres, el portavoz del PP andaluz, José Antonio Nieto, ha tomado la palabra para lanzar loas a sus socios de Cs y de Vox, incluso ha valorado los acuerdos con Adelante Andalucía, y ha centrado sus críticas al PSOE. Nieto ha exaltado la gestión de la Junta en la crisis sanitaria, y ha afeado a los socialistas que, por un lado ofrezcan colaboración y compromiso, y por otro lado recurran a los tribunales contra decisiones del Gobierno andaluz (el macrodecreto de simplificación administrativa, que ha cambiado 21 leyes y 6 decretos de una tacada; o más recientemente la supuesta limitación de sus derechos de participación política en la Diputación Permanente).
La otra placa tectónica que se ha movido tras el apoyo de Arrimadas al Gobierno de Sánchez es el apoyo de Vox al Ejecutivo andaluz, fundamental para la estabilidad del gabinete de PP y Cs. El partido de extrema derecha ha estado claramente desdibujado durante la crisis sanitaria. Sin el altavoz que le ofrece el Parlamento, y con un contexto de alarma que aparca los pactos suscritos con el Gobierno de Moreno, los de Abascal han tratado sin éxito de recuperar el pulso político. Ahora vuelven a su atril parlamentario, donde pueden hacer valer su peso decisivo en la legislatura.
Y no han tardado en demostrarlo. “Ciudadanos ha puesto en riesgo la estabilidad del Gobierno andaluz por mero tacticismo”, le ha reprochado el portavoz de Vox, Alejandro Hernández, al presidente andaluz, en la primera sesión de control en casi dos meses. El grupo de ultraderecha se ha pasado las últimas tres semanas presionando desde lejos a Moreno para que pida públicamente la dimisión de Pedro Sánchez, algo que éste nunca ha planteado.
Ahora Hernández vuelve a esgrimir la amenaza latente de retirarle su apoyo si los socios naranjas consolidan su alianza con el Ejecutivo central, “con el que están sumisos”. El presidente ha esquivado el golpe: “La estabilidad de mi Gobierno disfruta de buena salud. No hay ninguna grieta”, le ha respondido, tras subrayar que su obligación es “mantener unas relaciones fluidas con todas las instituciones, especialmente con el Gobierno. ”Pero, ¿sumisión? Evidentemente no“, ha zanjado.
El coronavirus parece haber abierto un paréntesis en la dinámica política andaluza. Por ejemplo, el Parlamento andaluz ha aprobado este miércoles la creación de la comisión para la reconstrucción económica y social de Andalucía, esa “gran alianza” entre todas las fuerzas políticas que ha abanderado el propio Moreno. Aquí, el Gobierno de PP y Cs ha logrado el apoyo explícito de la oposición de los grupos de izquierda, con especial interés por parte de la líder del PSOE-A, Susana Díaz. Pero a costa de perder el respaldo de Vox, que se ha desmarcado de la iniciativa del presidente antes incluso de que empiece el debate.
El cara a cara entre Moreno y Díaz también sirve de ejemplo del armisticio parlamentario que ha provocado la epidemia. La líder de la oposición, con un tono muy contenido, ha insistido en que no confrontará con el Gobierno andaluz mientras perdure la crisis sanitaria. “Aquí no encontrará la actitud que Pablo Casado ha tenido hoy en el Congreso”, le ha espetado. Díaz sí se ha quejado de falta de información sobre el plan de desescalada de la Junta, de tener poco espacio de participación para los grupos de la oposición, y le ha pedido conocer al detalle el gasto de la Administración andaluza en la contención del virus, incluidas las transferencias presupuestarias para reforzar el departamento de Salud.
Moreno se ha mostrado comprensivo con las demandas de su rival, pero también ha recordado que el reparto de fondos extraordinarios del Gobierno a las comunidades -16.000 millones de euros- ha supuesto una “discriminación” para Andalucía, al primarse el criterio de incidencia del virus sobre el de población.
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