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Solidaridad en forma de libro dedicado para la reinserción juvenil

Santillana donará libros a un centro educativo de un municipio sureño de Honduras

Concha Araújo

“Donde se quiere a los libros también se quiere a los hombres”, es la dedicatoria que Alba, una alumna de secundaria del IES Torre Olvidada de Torredelcampo (Jaén) ha escrito en la primera página del libro Quiero ser escritora de Paola Zannoner. Es uno de los más de 2.000 ejemplares que ha llegado en los últimos meses al Centro de internamiento de Menores Las Lagunillas, en Jaén, gestionado por la Fundación Diagrama. Es la respuesta a la iniciativa 'Libros con emociones' que idearon tres internos. El pasado invierno, enviaron una carta a todos los centros de secundaria de la provincia. “Les contaron que les gustaba mucho leer, que ya habían leído todos los libros de la biblioteca del centro y que si tenían algún libro quen ya no necesitaran, agradecerían poder darle uso”, cuenta la directora, Ana Rivero.

Las cartas hablaban de las estanterías que estaban construyendo en el taller de carpintería para ampliar la biblioteca y de cómo buscaban libros para llenar esos anaqueles. Poco después, empezaron a llegar los primeros volúmenes. Muchos de ellos con dedicatorias de los menores a los que habían pertenecido, jóvenes como ellos con los que comparten generación y pasión por la lectura: “Te regalo este libro porque es muy especial para mí y espero que te gusten las aventuras de esta niña. Desde Torreperogil con aprecio, David”, redactó el anterior propietario de La Isla de Nin. “Espero que este libro sea leído con mucha ilusión y también que os guste”, esbozó Dulce en Una pluma de cuervo blanco.

Algunas de las citas valoran las obras: “Este libro es muy chulo” ó “es un libro que leí hace tiempo y que me encantó. Espero que lo disfrutes tanto como yo”. También hay quien aclara el contenido para orientar al futuro lector: “Si os gustan las aventuras donde por medio hay amor, os gustará este libro”, rotuló Vanessa sobre Eclipse, de la saga Crepúsculo. Novelas que los internos devoran a una media de dos libros mensuales. Leen de todo, los géneros que apasionan a los adolescentes: aventuras, fantasía, novelas policíacas… De Dan Brown a J.K. Rowling, de Los pilares de la tierra a El señor de los anillos.

La biblioteca, ese lugar de aventura

En el centro de Las Lagunillas viven 48 menores infractores. Su estancia media oscila entre los 9 meses y el año. En ese tiempo, algunos llegan a leer hasta 40 títulos diferentes. La lectura constituye más que un refugio, “es un medio que les sirve para aprender, para evadirse, para trabajar valores y, en general, para mejorar la formación”, destaca Rivero. “Cuando se centran, estudian, leen… el nivel de conflictividad disminuye muchísimo”. El 80 por ciento de los menores que pasan por estos centros de internamiento consigue reinsertarse plenamente y no vuelve a delinquir, según un estudio de la Universidad de Almería.

La biblioteca es el lugar donde comienza para muchos una misteriosa aventura. Cuando llegan al centro, “la mayoría lleva mucho tiempo sin asistir a clase o lo hace con un nivel de absentismo muy alto”, por lo que la lectura no suele encontrarse entre sus aficiones. Algunos incluso van directos al grupo de alfabetización, porque no son españoles y no hablan el idioma o, simplemente, “no saben ni leer ni escribir”. De ahí el valor del proyecto 'Libros con emociones' del centro de Jaén, el único de la comunidad autónoma que ha formado una biblioteca con donaciones de lectores adolescentes.

La solidaridad ha desbordado las previsiones. La biblioteca del centro ha pasado de contar con unos 800 ejemplares, que se renuevan periódicamente gracias a un acuerdo con la biblioteca provincial, a rozar las 3.000 obras. Y todavía siguen llegando nuevos textos con dedicatorias estimulantes, como la que aparece en el ejemplar de Las ratas de Delibes: “Espero que os guste, que lo leáis y que lo releáis. Un gran abrazo”, o emotivas, como la que rubrica la edición del cuarto centenario del Quijote: “Una gran historia para una gran persona”.

La pasión por leer a veces desemboca en la necesidad de escribir. “Tenemos un interno que escribe poesía y ha presentado sus poemas a un certamen organizado por un centro de la red” (en Andalucía hay 16 centros de internamiento para menores infractores). Es un paso nuevo en un espacio cuya labor es mostrar a los menores que existen muchas alternativas y que la formación es el vehículo para alcanzarlas. Por el camino han descubierto, como Borges, que el paraíso es “algún tipo de biblioteca”. Quizá por eso se empeñaron en construir una más grande.

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