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Un bono turístico de 300 euros para una región donde el 49,8% de andaluces no puede permitirse vacaciones

Turistas en Málaga

Daniel Cela

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El Gobierno de Andalucía anda enfrascado en estrategias para evitar la muerte del turismo, uno de los sectores más machacado por la pandemia -el que más ERTE concentra- y la industria medular en la economía autonómica, que representa el 13% del PIB -22.000 millones de euros en 2019- y el 12% del empleo (460.000 puestos continuos y discontinuos al año). La Consejería de Turismo, que pilota el vicepresidente Juan Marín, acaba de lanzar la última herramienta para reactivar el turismo tras la raquítica campaña de verano: un bono turístico de hasta 300 euros para los andaluces que hagan turismo por su comunidad.

En un primer momento, la Junta barajó una desgravación fiscal en el IRPF para aquellos que viajasen por su territorio, alojándose en sus hoteles y consumiendo en su hostelería. Pero al final se ha optado por el incentivo directo. Ambas propuestas demuestran la obsesión del Gobierno andaluz por insuflar oxígeno al motor de su economía, con una ampliación presupuestaria con carácter finalista (nueve millones de euros), o diseñando una rebaja tributaria ad hoc para los turistas autóctonos si hace falta. El bono turístico supone que el Ejecutivo regional abonará el 25% de la factura de los viajes que los andaluces realicen dentro de su comunidad entre octubre y mayo, con la condición de que contraten el tour a través de una agencia de viajes homologada por la Junta y reserven al menos tres noches en un hotel.

Es una medida que el sector ha aplaudido, pero que deja fuera al 49,8% de los hogares andaluces que el año pasado no pudo permitirse una semana de vacaciones, según la última encuesta de condiciones de vida publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Andalucía tiene esa doble vertiente: la facturación de todas las empresas del sector hotelero en un solo año supera los 22.000 millones de euros, cifras que sitúan esta región a la cabeza del ranking mundial de la industria turística. Pero en Andalucía, con una población de 8,5 millones de habitantes, el 38,2% está en riesgo de pobreza y exclusión social, según el último informe AROPE, que mide distintos índices de pobreza en España, entre ellos, la imposibilidad material de costearse unos días de vacaciones al año. El ingreso medio por persona en 2019 fue de 11.680 euros en Andalucía, según la citada encuesta del INE.

El sector más golpeado

La Consejería de Turismo sostiene que su departamento “no es responsable de las políticas de Igualdad” y asume que el bono turístico “no está pensado” para ese alto porcentaje de andaluces que no puede pagarse tres días de hotel, sino a los que sí viajan regularmente. “Es evidente que al sector le interesa un cliente con cierto poder adquisitivo”, explican fuentes del departamento de Marín, que recuerdan que las pérdidas que ha calculado la Organización Mundial del Turismo ascienden a 600.000 despidos en dos meses -fijos y discontinuos- y un agujero de 6.000 millones de euros, casi el 25% de la facturación hotelera de un año.

Según el comunicado que difundió este miércoles la Junta, “el bono turístico se pone a disposición de todos los ciudadanos andaluces que viajen por Andalucía desde el próximo 1 de octubre hasta el 31 de mayo de 2021. Pero ese bono no está al alcance de todos los andaluces. La medida está pensada para los 2,6 millones de andaluces (30,6% de la población) que viajan al menos una vez al año, según datos de la Consejería de Turismo, y no para los 4,2 millones que carecen de ingresos suficientes para pagarse unas vacaciones. Entre estos últimos están las más de 26.000 familias andaluzas que han solicitado el Ingreso Mínimo Vital para costear sus necesidades básicas de alimentación, ropa y hogar. ”Pasar cuatro noches en un hotel por un valor de 1.200 euros, tendría un descuento de 300 euros. Durante este periodo se podrá hacer uso del bono hasta en tres ocasiones“, esto es, quien pueda podrá beneficiarse de hasta 900 euros en tres viajes distintos al año, según explicó el vicepresidente Marín.

El bono turístico andaluz es una iniciativa importada de Italia, que la anunció este verano, aunque en el país transalpino se planteó como un incentivo vinculado a la renta familiar. Se trababa de bonos de hasta 500 euros para cubrir los gastos de un hogar en sus viajes por Italia. Para acceder a estas ayudas, cada núcleo familiar debía acreditar una renta menor a 40.000 euros, y tendría entre el 1 de julio y el 31 de diciembre para canjearlo en hoteles y paquetes turísticos. Los 500 euros del llamado bono vacaciones estarían destinados a familias de hasta tres miembros, según publicó la prensa italiana. Así, las parejas sin hijos o familias monoparentales con un hijo recibirían 300 euros y los solteros tendrían un bono de 150 euros. Además, supone un crédito fiscal del que un 80% estaría destinado al descuento turístico y un 20% a una deducción de impuestos en la declaración de la renta.

Un registro en Turismo

Al margen del alcance que tendrá el bono turístico entre la población, a la Junta también le va a servir para engrosar su registro de empresas del sector, puesto que para participar en esta iniciativa, tanto los establecimientos hoteleros como las agencias de viaje deben estar inscritas en el Registro de Turismo de Andalucía (RTA) y tener el sello de Andalucía Segura, que acredita las medidas de seguridad e higiene frente al coronavirus por una empresa independiente. Hasta ahora, ambas iniciativas eran voluntarias para las empresas, pero ahora son obligatorias si quieren recibir a los turistas beneficiarios del bono.

En este momento hay 472 establecimientos turísticos dados de alta en el RTA -frente a los 2.452 establecimientos hoteleros abiertos en Andalucía el año pasado-, de los cuales, 272 son hoteles, 101 apartamentos turísticos, diez campamentos, 67 casas rurales, un complejo turístico rural y 21 viviendas con fines turísticos. Pero el salto cuantitativo se va a producir con el registro de las agencias de viajes, porque hasta ahora sólo hay cuatro inscritas en el registro de la Consejería de Turismo. Las agencias de viajes han sufrido su particular tránsito en el desierto durante la pandemia, el frenazo de su actividad ha tenido menos eco que el de los hoteles y la hostelería. Por eso la Junta ha regulado que el bono turístico sólo se pueda comercializar a través de agencias de viajes, de ahí que a las dos de la tarde de este jueves, el registro ha pasado de cuatro a 200 agencias dadas de alta.

Para beneficiarse del bono turístico, un andaluz (debe estar empadronado en la región) debe acudir a una de estas agencias de viajes homologadas por la Junta, encargar una ruta y rellenar el formulario del bono. Ese documento, junto a la factura de la agencia y de lo hotel donde se aloje, le servirá luego ante cualquier oficina de registro de la Administración andaluza para reclamar el bono y que le ingresen el 25% del coste total, hasta un máximo de 300 euros en cada viaje.

Con todo, la idea original del vicepresidente Marín fue que el Gobierno central regulase este bono turístico para el conjunto de España -algo parecido a lo que ha hecho Italia este verano-, de lo cual se habría beneficiado Andalucía como destino preferente para el turismo nacional. Ésta, junto con el IVA superreducido para el sector turístico del 6% -como el que tiene Portugal-, eran demandas de la Junta que el Ejecutivo de Pedro Sánchez no ha atendido.

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