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Carta de amor a un joven abstencionista
Por circunstancias de la vida acabo de ampliar mi círculo de amigos con un grupo de artistas, talentosos, cariñosos, divertidos, dos de los cuales, por edad, podrían ser mis hijos. Ya he escrito que son “artistas”, creadores culturales, opción compleja para ganarse la vida. Benditos sean por enriquecer las nuestras. La última vez juntos, al ir a despedirnos me salió comentar mi vértigo ante el 23J. Los dos me sorprendieron diciendo que van a abstenerse: uno con una “abstención activa” que vinculó a una manifestación “contra el sistema” en Madrid ese mismo día; el otro “por falta de información para notar diferencias” entre partidos.
Desde entonces no dejo de darle vueltas, triste y preocupada. Yo ya sabía que muchos jóvenes se abstienen. Ahora que he indagado aprendo que la abstención en la franja de 18 a 35 años es 15 puntos mayor que en el resto de edades.
Por nada del mundo quiero ofender a estos amigos, ni a la vibrante juventud de la que son parte, juzgando su criterio legítimo. Incluso a chicas del Sindicato de Estudiantes que admiro por su implicación constante en las Mareas educativa y sanitaria, en los 8M, he oído decir, a raíz de la reforma laboral del gobierno del PSOE y UP y de la traición a los saharahuis que “para esta decepción, mejor que gobiernen PP-Vox”.
Pensando en unos y otras sí siento la necesidad de escribir, de escribiros, jóvenes compañeras y compañeros, este artículo como una carta de amor y de petición de perdón.
Lo primero que quiero que sepáis es que lamento con todas mis fuerzas que varias generaciones, incluida la mía y de quienes nacimos cuando murió el sanguinario dictador Franco, no hayamos construido para vosotros una democracia más sana, vacunada, contra el siniestro fascismo, ese régimen de terror cuyas huellas yo, de niña, aún pude notar. Recuerdo los tiros por la radio el 23F y como unos hombres vinieron a llevarse a mi padre, que era abogado laboralista y miembro del Partido del Trabajo de España (PTE). Veo a mi madre venir por el pasillo diciéndome “tranquila, esos amigos esconderán a papá”, lo cual era cierto, pero no tranquilizador para ninguna de las dos.
Otros antes se creyeron a salvo
“El miedo a Vox no moviliza”, decimos y es cierto. Pero también enfermizo. Debería movilizarnos.
¿Recordáis, amigos, que os pregunté: “¿Habéis leído El mundo de ayer de Stefan Zweig o Tú no eres como otras madres, de Angelika Schrobsdorff? Vuestras caras me dijeron que no os atraía nada, pero si cualquier joven da el paso de asomarse a sus páginas y lee (al ritmo de los libros, más pausado y provechoso que el de las redes) veréis que los europeos de los años 30 eran tanto o más modernos que nosotros y también veían inconcebible que alguien pudiera arrastrarles al retroceso y la violencia.
¿Las escuelas no cuentan qué le pasó a Lorca, a Machado, a Miguel Hernández, a Buñuel, a María Teresa León, Luisa Carnés, Margarita Xirgu, María Zambrano, Remedios Varo...? La lona del odio de Vox y la radicalización del PP de Ayuso y Feijóo prueban que si ellos gobiernan, sus leyes nos perseguirán a cuantos pensemos y vivamos con libertad, sin plegarnos a su marco ideológico, cerrado y rancio. Lo que también os incluye a vosotros.
Y ojo que frente a vuestro impulso de absteneros, la mayoría de votantes de entre 18 y 25 años que sí están movilizados, listos y prestos a votar, dicen querer votar a Vox, y en las aulas de todo el país cada vez se oye más “¡Viva Franco!” y “¡Arriba España!”.
Votar no es dejar de reivindicar
¿Puedo yo animaros a votar con ilusión? ¿Acaso no os comprendo? Para empezar no se os escucha, no se os tiene en cuenta y se os condena a la precariedad. Además, hemos crecido, nos han criado en un mundo teóricamente desideologizado que en la práctica ha sido de puro adoctrinamiento ultracapitalista (algo que pasó con gobiernos del PP y, tristemente, otros socialistas, y con un ecosistema de medios de comunicación cada vez más nocivo).
Se nos inoculó el descreer de ideales y esperanzas, ser cínicos y tener por objetivos dinero, éxito, fama, atractivo físico. Todo dentro de un sistema que impúdicamente exhibe que por encima del poder ciudadano y de nuestros representantes políticos hay poderes más poderosos que nos tuercen el brazo a todos. Más de la mitad de vosotros estudiaríais otra cosa, ¿cualquier otra?, si supierais que eso os daría un empleo.
Los que me conocéis sabéis que yo misma estoy que trino con las opciones progresistas: con el retraso en arrancar de Sumar y la pugna con Podemos, con los errores al gobernar y el no rectificar, con la histórica tibieza del PSOE tan responsable por no haber sembrado memoria y valores democráticos, por no frenar a la concertada que con impuestos de todos adoctrina e hincha las notas a los jóvenes neofranquistas, por la impresentable declaración de Pedro Sánchez sobre sus amigos asustados por el feminismo, por la rendición al capitalismo salvaje que financió a Hitler y nunca estará con la libertad.
El genocidio de migrantes, fascismo que siembra fascistas
Me asquea sobre todo la implicación criminal del gobierno de PSOE-UP en el genocidio de personas migrantes que esta semana, un año después de la impune masacre hispano-marroquí de la valla de Melilla, se ha cobrado 600 vidas en el mar Jónico y 40 en nuestro Atlántico canario, esto último por la decisión consciente y culpable, de la que hay prueba en estos audios, de no rescatarlos.
Son 35 años de políticas migratorias asesinas europeas desde la llegada a playas de Cádiz del primer cadáver. Atentados de lesa humanidad que desde el naufragio de 200 personas en 2013 en Lampedusa van a más. Sin que los partidos de izquierda reaccionen y lo frenen, asustados por el argumento de que defender los derechos humanos quita votos, sin darse cuenta de que pisotearlos siembra fascismo porque fascismo es, lo haga quien lo haga, tratar a mujeres, hombres, niños y niñas, como subhumanos por ser negros o tostados, musulmanes, de Oriente Próximo y africanos.
Conclusión: después de las elecciones del 23J habrá que seguir reivindicando y presionando para construir opciones de vida dignas para nosotros y el resto de hermanos del mundo, en un planeta al borde del colapso pese a las mentiras del PP y Vox, negacionistas de la ciencia.
La cuestión es: para conseguir ese objetivo de la gente corriente de las orillas de todos los continentes, ¿de verdad da igual quienes nos gobiernen o con unos habrá más impedimentos y con otros más facilidades? Sed sinceros con vosotros mismos. Pensad en los impuestos a los ricos, las multinacionales y la banca, en las subidas salariales, en el derecho al aborto, a la muerte digna, en la protección a mujeres maltratadas y el respeto a la diversidad ideológica, étnica, de género, lingüística y cultural en la España plural.
Yo, como veis, estoy convencida de la importancia de votar y de votar progresista. Pienso que mientras más ventaja demos a los reaccionarios, más nos costará pararlos, pero como el lobo no aguanta mucho tiempo el disfraz de cordero, cuando ejerza su naturaleza opresora yo sé que la buena gente tolerante, amorosa, demócrata, libertaria, jóvenes y veteranos, estaremos juntos, mano a mano, levantando las defensas para nuestras libertades y convivencia. Así que, amigos queridos, esto es un punto y seguido. Adelante juntos.
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