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Este domingo, el racismo a elecciones
Hay mucho en juego en las catalanas del 14F. Con la vista en el covid y el pulso independentismo-centralismo, queda eclipsado algo gravísimo: que se está dejando que Vox tiña la consulta de odio islamófobo a través del vídeo “Recuperemos Cataluña #StopIslamización”. Minuto veinte de propaganda racista aún activa en YouTube o Facebook pese a ser bloqueado por Twitter. Campaña ni prohibida, ni retirada, ni multada por las autoridades electorales, ni judiciales.
¿Acaso consentirían vídeos electorales con iglesias y procesiones y un off que acusara a los católicos de pederastas que corrompen a los niños españoles? ¿Cuánto duraría una campaña con imágenes de judíos y locución llamándolos gran peligro nacional? Pues Vox, para entrar al Parlament y superar al PP, azuza el odio a los musulmanes y arremete contra el “Bienvenido refugiados” con total impunidad, mezcla imágenes de mezquitas, jóvenes con velo en bibliotecas y escuelas, con los atentados de Barcelona y Cambrills.
Las tres mayores federaciones musulmanas catalanas lo denunciaron a la Fiscalía el 2 de febrero, pero a Vox se le deja hacer.
Nuestra democracia sigue subestimando el peligro fascista de Vox. Que son la tercera fuerza del Congreso. A ver si lo asimilamos. Que el vídeo xenófobo prueba que están más envalentonados que Marine Le Pen en Francia o AfD a quien los servicios secretos alemanes investigan por si estuvieran violando su constitución para ilegalizados.
La gravedad de la amenaza en España se dispara porque, mientras Angela Merkel y Emmanuel Macron tienen férreos cordones sanitarios frente a los fascistas, aquí Pedro Sánchez, líder del gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos, alabó en el Parlamento, este 3 de febrero “la responsabilidad y sentido de estado de Abascal”. ¿Cabe irresponsabilidad mayor que blanquear, en sede parlamentaria, en plena campaña electoral, el fascismo de un Vox que siembra las redes de racismo y en sitios como Canarias cosecha ya ataques vecinales contra migrantes y activistas?
¿Qué sentido de Estado atribuye Sánchez a Abascal y Vox cuando, como bien declaró en el Parlamento el diputado socialista de origen senegalés Luc André Diouf: “Vox está fuera del Estado de derecho”? Y, el PSOE, ¿a qué se queda? ¿Cómo aplauden sus parlamentarios, el mismo día, con cuatro horas de diferencia, lo uno y lo contrario?
España es racista
Es falso eso repetido de que no somos racistas. Existen no ya casos puntuales, sino un racismo institucional sostenido en el tiempo y con causas gravísimas que es eslabón imprescindible de la política migratoria de la Unión Europea, llamada “necropolítica” porque se basa en que migrantes mueran.
De ahí que este 6 de febrero, séptimo aniversario de la Matanza del Tarajal, no sólo esté archivada la causa contra los guardias civiles que dispararon ahogando a quince migrantes, sino que, como denunció en el homenaje online Patuca Fernández, abogada de la acusación popular, «el autodenominado gobierno de progreso» no se molesta siquiera en cotejar el ADN de las familias con los fallecidos para que, al fin, reposen bajo lápidas identificadas.
Este gobierno PSOE-UP se acaba de abstener en una votación de la ONU de lucha contra el racismo.
Encerrar hoy en día en Canarias a los migrantes en condiciones infrahumanas, abocarles a deportaciones ilegales, empujarles así a autolesionarse e intentar suicidarse es racismo institucional. Que busca y logra, además, el fin de inocular racismo en la población. «Levantar muros mentales, peores que los físicos, que nos hagan aceptar que algunos son subhumanos cuyos derechos, hasta en democracia, pueden ser legítimamente violados», explicó la catedrática experta en migraciones de Castilla La Mancha María José Aguilar en la ya citada mesa redonda vía streaming.
Lo expuso bien Íñigo Errejón en el Parlamento ese día 3: el ultracapitalismo salvaje al que sirven los fachas quiere que vengan migrantes, así, como neo-esclavos sin derechos. Pero el racismo, no llegó con Vox.
Hegemonía blanca en la política española
Es racista el hipócrita interés español y europeo en proteger al opositor ruso Navalni, enarbolado en Rusia por Borrel, mientras la UE y España callan ante la represión por la monarquía autoritaria marroquí del historiador Maati Monyib, condenado a prisión, callan frente al sistema de espionaje y chantajes a los críticos que denuncia Fuad Abdelmumni y callan ante el encarcelamiento de Nasser Zafzafi y cientos de activistas pro democracia del Rif.
Es un bofetón que debería avergonzarnos que Ignacio Garriga, el cabeza de lista de Vox estas catalanas, sea el primer candidato a presidir una autonomía cuyos padres nacieron en África. La estrategia facha de enmascarar su racismo tras el candidato está trillada. Hoy mismo, en EEUU, el líder del escuadrón supremacista blanco pro Trump, Proud boys, es el anticastrista cubano Enrique Tarrio.
Pero, ¿alguien prevé cuándo en España, igual que en Holanda, el alcalde de la segunda ciudad más poblada –allí Rotterdam- y la presidenta del Parlamento tendrán nombres como Ahmed Aboutaleb y Kjadija Arib? Quizá cuando el Rasputín del presidente socialista no sea el mismo Iván Redondo que despegó con la campaña “Limpiemos Badalona” (de inmigrantes, se entendía) que hizo alcalde al candidato del PP Xavier García Albiol.
Escribió Malcom X en su autobiografía que si todos los afroamericanos votaran unidos otro gallo cantaría. Por analogía, ¿a qué espera la población progresista catalana y de todo el país para exigir a sus partidos unidad siquiera frente al racismo fascista que ya sabemos a qué lleva? «¿Dónde está el pueblo?», se preguntó en el acto Tarajal no olvidamos el activista senegalés Mamadu Dia.
Todo el acierto y suerte, amigas y amigos catalanes, en una votación clave. No infravaloréis a la fiera que aún no tenéis en el Parlament. Son muy dañinos, como estamos sufriendo los andaluces, cuyo parlamento fue el primero en el que irrumpieron y donde las encuestas los dan como co-gobierno con el PP en la próxima legislatura por el desplome de Cs y gracias a que el PSOE y Unidas Podemos, no contentos con no pactar, se destripan en harakiris internos.
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