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El llanto y el rechinar de dientes
El martes 27 de septiembre el diario económico Cinco Días daba la noticia: “Goldman Sachs prevé un desplome del petróleo para fin de año”. Inmediatamente, un empresario, ya mayor (mal que le pese) y por tanto experimentado, me ‘guasapeaba’: “Prueba definitiva de que el petróleo subirá”.
Efectivamente, apenas 48 horas después, mientras los medios se agolpaban a las puertas de Ferraz a la espera de que Verónica Pérez abriera las puertas del fortín socialista, el mismo diario económico alertaba: “Ibex 35, en directo: el pacto de la OPEP da vida al petróleo y alas a la bolsa”. Y el precio del petróleo afecta a todos, negocios y particulares. Que mientras los dirigentes socialistas se enzarzan en sus golpes y contragolpes, el butano ya está subiendo.
Hay más, mucha más vida real más allá de las guerras socialistas. Dentro del mismo mundo financiero, el rescate de uno de los principales bancos europeos (Deutsche Bank), o, sin ir tan lejos, la solución al futuro de BMN que no acaba de resolverse. O la crisis de los refugiados, que atenaza la política europea y amenaza con romper la Unión en 28 pedazos, (mejor dicho, en 27 casi ya). Y no digamos si miramos las secciones de información local de los medios de comunicación. Son muchas las respuestas que esperan los españoles a sus problemas cotidianos.
Pero ni en Ferraz, ni en la calle San Vicente, ni en San Telmo … (ni en las tertulias), parece, son capaces de levantar la vista para mirar al frente y ver la vida real de sus paisanos. Tampoco, claro, vuelvo a decir parece, para ver venir el tren que se acerca a toda velocidad y apartarse antes de que los arrolle.
Ya da lo mismo de quién fue la culpa, si éste o aquel hizo tal o cual. El PSOE debe centrarse en buscar una salida cuanto antes al laberinto en el que se ha perdido o, además del rumbo, perderá a sus últimos fieles. Porque hará falta ser muy fiel para llevar su papeleta a las urnas si se repiten las elecciones.
La solución no vendrá de los protagonistas de la pelea. Son ya irreconciliables. Hace falta una figura que arbitre al PSOE hasta la celebración de unas nuevas primarias y su correspondiente congreso. Unas primarias a las que podrá presentarse Pedro Sánchez, Susana Díaz, y todo el que quiera, para someterse al juicio de sus compañeros militantes.
El problema, pues, es encontrar una figura de prestigio, independiente, no manchada por la pelea, que pueda ser aceptado por todas las partes, contendientes y espectadoras, que conduzca el proceso. Felipe González ya se ha descartado criticando públicamente a Sánchez, y, en palabras de éste, decantándose por un bando. Lo mismo ha hecho el recién resucitado José Borrell, que en su día tampoco destacó precisamente por su mano izquierda, (Destacó en algo?). Alfredo Rubalcaba tiene su pasado aún demasiado cercano, y Joaquín Almunia demasiado lejano para el liviano peso que en realidad tuvo en el partido. Debería pues Rodriguez Zapatero regresar de su mediación venezolana para echar una mano mediando entre los suyos? Es el único ex dirigente socialista de peso que ha sabido ser parco en palabras. Y su capacidad mediadora, por muy criticado que fuera en su momento, está mas que demostrada en el hombre que negoció el fin de ETA.
Aún así, Zapatero no es mal visto por todos, pero tampoco es bien visto. Y si no es él, ¿hay alguna otra figura del partido que pueda ser aceptada por todos? Encontrarla será el primer paso para dar con la salida del laberinto. Mientras tanto, mientras ellos continuan ensimismados en su pelea, los españoles siguen levantándose al amanecer, unos para ir a sus trabajos; otros, muchísimos, para acercarse a la oficina de empleo o enfrentarse a otra desesperante jornada más de búsqueda de un sustento. Dentro de pocas semanas, es cada vez más probable, todos ellos serán convocados a las urnas. Y como dice la Biblia, entonces vendrá el llanto y el rechinar de dientes.