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Puntos de vista
En un programa de televisión nocturno e interminable escuché decir a un alto dirigente del PSOE de los que hoy militan en el sector plateado, de cuyo nombre no quiero acordarme, que había que pactar con el PP. Eran aquellos tiempos de la gran coalición. El argumento del mandatario socialista era que, al fin y al cabo, PSOE y PP eran hijos de la Revolución francesa.
La verdad es que nunca lo creí así, aunque en ocasiones el PSOE ha dado muestras de querer creerlo. Eric Hobsbawn sostiene que en la historia siempre hay un punto de vista, pero a la vez afirma que cuando se observa el paisaje hay elementos que son ineludibles y que no pueden dejar de ser advertidos. Es el caso de Palestina.
Con el tiempo ocurren cosas que te hacen repensar, ¿son de verdad parientes? Con Palestina me acordé del plateado socialista; esperaba con paciencia y no con desesperación qué diría Felipe González con respecto al genocidio del pueblo palestino y, sí, el patriarca coincide en el discurso exculpatorio y cómplice con el PP. Ya se pudo comprobar el parentesco moral de González y Aznar, cada día más 'acantinflado', así que el punto de vista compartido sobre Israel no ha decepcionado. Ni al Madrid vargasllosista ni a los cenáculos oscuros de los poderes residentes en aquella, por momentos, desdichada villa. Consta, sin embargo, el desasosiego y arrepentimiento, creo que sincero, de muchos militantes y votantes del entonces protagonista de la transición a dos manos.
Hoy, afortunadamente, no hay parentesco alguno entre PSOE y PP en lo que se refiere al punto de vista sobre el genocidio del pueblo palestino
González ha vinculado su opinión sobre Gaza con la entrega de rehenes en poder de Hamás como solución final. Así de simple; no creo que desconozca que en Qatar se estaba precisamente discutiendo eso, como en otras ocasiones, y que Israel acabó con fuego con tal posibilidad, pero, además, Felipe sitúa el origen de toda la maldad desatada en los terribles acontecimientos del 7 de octubre.
Es su punto de vista, su historia, que, como sostuvo Jorge Luis Borges, es una ciencia intermitente. En este caso, la intermitencia filipina ignora la historia desde los medianos cuarenta, cuando el atentado criminal contra el Hotel Rey David, perpetrado por terroristas sionistas en Jerusalén, en 1946 (92 muertos) o la masacre de Deir Yassim, en 1948 (más de 100 muertos), por citar solo las primeras matanzas fundacionales del actual Estado de Israel. Fundado aquel estado sobre las vidas de muchas víctimas palestinas, el proceso de exterminio y eliminación del pueblo palestino continuó hasta nuestros días, lo cual no impidió que muchos dirigentes socialistas disfrutaran en sus vacaciones de las playas de Tel Aviv o, si hablamos de turismo rural, de los kibutz del interior.
Hoy, afortunadamente, no hay parentesco alguno entre PSOE y PP en lo que se refiere al punto de vista sobre el genocidio del pueblo palestino, el ejemplo del gobierno español es aplastante, internacionalmente valorado, sobre la indecencia popular de Aznar y los suyos. Tampoco creo que en el futuro Pedro Sánchez vaya a tener parentesco moral alguno con González y Aznar.
El Estado español firmó el Convenio para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio, de 1948. Después de subrayar lo de prevención, llamo la atención sobre el artículo III: “Serán castigados los cómplices de genocidio”.
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