¡Viva Galicia!

La verdad es que ando estos días un tanto preocupado por la correcta alimentación del niño de Podemos -No Errejón, sino el hijo de Carolina Bescansa- a la que no le quedó más remedio que llevárselo al Congreso para darle su ración de teta y dejarlo después en brazos de tito Pablo para que eructase. Desde entonces no he visto que la susodicha madre de la patria (y del niño) se lo haya llevado a su presentación como ministra del ramo, ni a sus viajes a Barcelona para intentar moverle la silla al presidente del Parlamento pactando con ERC y otras hierbas, a espaldas del PSOE. De ahí mi preocupación por si el bebé Bescansa hace sus tomas correctamente o su progenitora se ha dado a la molicie maternal y ha decidido enchufarle el biberón, como camuchas de las madres españolas trabajadoras, e incluso no trabajadoras. O a lo mejor es que el Congreso desteta, que sería estupendo, sobre todo para Errejón.

La verdad es que este edificante espectáculo alimenticio nos pone sobre la pista del fecundo trabajo que puede desarrollar Podemos, sobre todo en el campo de las variedades. Que tampoco es manco el vodevil que organizaron pocos días después en la presentación de la mitad del Gobierno que van a formar con esos hipócritas del PSOE, una vez que se bajen los pantalones y se pongan mirando para Antequera, los muy mamones, dicho sea sin ánimo de ofender y con la vista puesta en un futuro pacto. Un semi Gobierno con un Ministerio de la Plurinacionalidad, que como todo el mundo sabe, es el principal problema que tenemos los españoles. En este punto echo en falta la propuesta de un Ministerio del Tiempo (Váyase señor González) y otro de Insultar y Estar Enfadado Siempre.

Sillones para todos

Lo que sí tengo que reconocer es que a la hora de hacer política los podemitas están aplicando rigurosamente su agenda social, que no es la reforma laboral o la renta básica, sino quién ocupa el sillón de la Presidencia del Congreso. En venganza, los malvados socialistas les han mandado a las butacas del gallinero. Por cierto, que es lo mínimo que podían haber hecho, que si por mí fuera, también les habría dejado sin recreo.

Cumplido su primer objetivo, Podemos pasó al segundo: la concesión de sillones en grupos parlamentarios distintos según las nacionalidades históricas, incluyendo al País Valencià y excluyendo a Andalucía, que ya le explicaremos a estos jovenzuelos lo que aconteció el 4 de diciembre de 1977 y por qué la derecha no ha gobernado nunca en estos lares. Delegamos en Teresa Rodríguez, jefa Anticapitalista aborigen, para que se lo aclare y exija voz propia para los parlamentarios andaluces dentro de Podemos, que aquí lo de la independencia gallega nos importa una higa.

Y para completar su programa reivindicativo están los sillones de la Mesa del Congreso, de los que sólo les han dejado dos, ni más ni menos que los que les correspondían. Para implementar la nueva política y empoderar al pueblo, signifiquen lo que signifiquen estas chorradas, ya sólo les queda hablar de los sillones de la Real Academia de la Lengua, que lenguaraces sí que son, y del trono de España, que menos sería un insulto para Pablo I el Grande.

Con estos antecedentes, Podemos se dispone a negociar de buena fe un pacto de izquierdas, para lo cual se ha unido al PP (Partido Pútrido) para pedir que Pedro Sánchez solucione el entuerto en dos semanas.

Dirán ustedes, y con razón, que estoy un tanto levantisco con esos niños insolentes, soberbios, arrogantes y algo desaliñados que conforman la cúpula de Podemos, dicho todo ello sin maldad. Y no es precisamente por su clara intención de que mejor que gobierne el PP mientras ellos van llegando, sino porque además de llamarme casta y después viejo, ahora me han tildado de bobo, como a todos los votantes del PSOE (y de los demás partidos). Y no diré yo que no lleven razón, sobre todo en lo de casta y en lo de viejo, pero antes de llamarme lerdo deberían mirarse mejor lo de Bescansa y lo del Ministerio de la Plurinacionalidad. Lo único inteligente que han dicho hasta ahora es lo de la independencia gallega, que quizás sea la única forma de librarnos de Rajoy.