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La carne, el cáncer y la OMS

El ministro australiano califica de "farsa" informe de la OMS sobre carne procesada

Rosa Porcel

Biólogoa molecular, plantóloga, divulgadora —

Hablar de cáncer nos sigue dando mucho respeto. Porque hemos tenido algún caso en la familia o tenemos cerca alguien que lo está padeciendo. Porque según el tipo que sea, el pronóstico varía. Porque es durísimo. Y porque sí. Es completamente lógico. Si a eso le sumamos que uno de los factores que puede ocasionarlo es la propia alimentación y que lo ha dicho la máxima organización en materia de la salud, la OMS (Organización Mundial de la Salud), cunde el pánico. Y lo entiendo. Tenemos la costumbre de comer todos los días… los más afortunados.

Cuando los medios dan la información, esa PRIMERA información, no tienen en cuenta que muchas personas no están familiarizadas con la OMS, con la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC), las conclusiones científicas y mucho menos con palabros técnicos o lo que significa “carcinógeno del Grupo 1”. Se quedan con lo que diga el titular, que en ocasiones es alarmista (¿error de interpretación, producto de la estrategia sensacionalista o falta de rigor del que lo escribe?) y de esta forma, el miedo y la confusión están asegurados.

Lo que en realidad significa el comunicado de la OMS -y los titulares que no dicen lo que deberían- es que es que el nivel de evidencia de la relación entre el riesgo de cáncer y el consumo de carne procesada (salchichas, beicon, embutidos, preparados cárnicos, etc...) es del Grupo 1 (hay suficiente evidencia) y el consumo de carne roja pertenece al Grupo 2A (hay evidencia limitada). En el caso de la carne procesada, por estar en el mismo grupo que el tabaco, hemos pensado que son igual de cancerígenos. Y no. Lo que aparece en ese Grupo 1 presenta evidencia de que es chungo, pero no determina que todo lo que aparezca ahí, tiene el mismo riesgo de desarrollar cáncer. Para ser más exactos. Grupo 1 “carcinógeno para el ser humano” significa que hay pruebas suficientes que confirman que puede causar cáncer a los humanos. Repito, PUEDE.

He leído de todo desde ayer, resumido en que las carnes rojas, el bacon, el fiambre, las salchichas y otras carnes procesadas son cancerígenos. Y hasta se lo he oído a alguien, preocupadísimo mientras se fumaba un cigarro… NO. No saquemos las cosas de contexto. A ver, lo que dice la OMS es fiable y cierto, pero no es nada que no supiéramos ya. Desde 2007 tenemos informes científicos realizados por las instituciones más prestigiosas en oncología indicando que el consumo de carnes rojas y carnes procesadas tiene un efecto en el incremento de ciertos tipos de cáncer, (además de los consabidos sobre enfermedades cardiovasculares).

Años, muchos años nos llevan diciendo los expertos que lo saludable es llevar una dieta equilibrada y variada donde no falte la leche y derivados, verduras, frutas, carne, pescados, huevos, y patata, legumbres, etc. Cada alimento aporta algo fundamental y ninguno es bueno ni malo per se. No me digáis que no habéis oído eso de “hay que comer de todo, con moderación”. Es la frecuencia y la cantidad con que un alimento esté presente en nuestra dieta lo que hace que sea más o menos saludable. ¿Os suena cuando dijeron que convenía no abusar de las barbacoas y las parrilladas?

Señores, la ciencia avanza, pero también es limitada y no podemos hacer afirmaciones categóricas y absolutas. Menos, en un tema como este. Hay muchos, muchísimos factores que influyen en el desarrollo de una enfermedad tan compleja como el cáncer. ¿Qué hacemos? No podemos aislarlos todos ni afirmar rotundamente nada. Hay factores genéticos, conductuales y ambientales que determinan el desarrollo (o no) de esta enfermedad. Y en el caso de la alimentación es más complejo: la composición del alimento, el tipo de procesamiento, cómo lo cocinamos… Como recomendación, carne roja, poca (como siempre) y carne procesada, pues intentemos evitarla todo lo posible. ¡Claro que puedes comer bacon o un bocata de chorizo si encarta!

Lo paradójico es que vivimos tranquilos y acomodados en la ignorancia. Según la IARC, en este mismo Grupo 1 “carcinógeno para el ser humano” están todos los tipos de radiación ionizante. Vamos, sólo considerando las fuentes naturales (¿eres de los que piensa que lo natural es bueno?) de esta radiación, tenemos el suelo, el aire, los rayos cósmicos al volar en avión, el sol, nosotros mismos y hasta muchos alimentos. Seamos sensatos.

¿Dejamos de coger un avión, de comer o de respirar por ello? Fumar también está en el Grupo 1. Omito la pregunta. Ser pintor de profesión también puede causar cáncer, consta en el Grupo 1. ¿Significa eso que todos los pintores lo van a desarrollar? Está más que demostrado que el sol produce cáncer de piel ¿usas alta protección? Pues deberías protegerte, sin necesidad de tener que vivir en una cueva. En el Grupo 2A “probablemente carcinógeno” tenemos el diesel, la profesión de peluquero/barbero o incluso la acrilamida que ¡oh sorpresa! se genera en muchos alimentos cotidianos al cocinarse.

No nos dejemos llevar por la histeria. Hay organismos científicos que velan por nuestra salud y establecerán basándose en estudios muy rigurosos unos límites por debajo de los cuales nos vamos a mover. Hay actitudes que podemos tomar ya para evitar lo que esté en nuestras manos sobre factores que seguro sabemos que favorecen el desarrollo de esta enfermedad. Léase dejar de fumar y protegerse del sol. Tenemos la información y los medios para hacerlo.

Si comes bien, vives más, y si vives más, tienes más posibilidades de tener cáncer. Es un hecho inherente a la vida. El envejecimiento, y el propio oxígeno que respiramos son factores de riesgo inevitables que determinan que se pueda desarrollar esta enfermedad.

Como dijo Tim Hunt, Premio Nobel de Medicina, “Podemos intentar dejar de respirar y, entonces, seguro que no nos morimos de cáncer”. Pues eso, ¡vivid!

 

 

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