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La desigualdad en el campo: “El hombre no, pero la mujer tiene que demostrar con papeles que sabe usar máquinas”

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Ana Sola

El Consejo de Gobierno acaba de aprobar el I Plan de Igualdad de Oportunidades entre Mujeres y Hombres, en la Actividad Agroalimentaria y Pesquera de Andalucía (horizonte 2020). Incluye el diagnóstico que por primera vez se realiza en la comunidad autónoma sobre la situación de las mujeres en la actividad agroalimentaria y pesquera.

Entre otros datos, destaca la baja ocupación femenina en el sector agrario, con un 26% del total y un 11% entre las personas asalariadas que trabajan a jornada completa, y en el pesquero, donde representan cinco de cada 20 empleos. Tan sólo el 30% de titulares de explotaciones agrarias son mujeres, proporción que baja al 13,7% en la ganadería. Pero hay más, hace unos días publicábamos una información que revelaba que en cinco años desde la entrada en vigor de la Ley de Titularidad Compartida sólo se han acogido 251 mujeres y ninguna en Andalucía, de cuya administración, como en el resto de comunidades autónomas depende su aplicación.

En líneas generales, el diagnóstico subraya como principales problemas la masculinización y envejecimiento de la población rural, la falta de relevo generacional y de oportunidades para las mujeres y su concentración en las posiciones inferiores de la jerarquía laboral, la mayor intensidad de los roles y estereotipos sexistas en la asignación de los trabajos y la ausencia de una concienciación sobre estas desigualdades.

En este plan se recuerda que ya “en los años 90 en el Plan de Modernización de la Agricultura de Andalucía se ponía de manifiesto que las mujeres rurales se enfrentaban a multitud de dificultades: alto desempleo, bajos niveles de cualificación y formación, escasa representación en órganos de decisión y valoración social de su esfuerzo, elevada dependencia económica familiar, dificultad de acceso a los recursos...”. Tres décadas después las dificultades continúan estando presentes, a pesar de los pasos que se han dado. 

En el propio balance de la recogida de la aceituna en la provincia de Jaén realizado por el sindicato UGT el pasado 17 de febrero se apuntaba como uno de los dos problemas fundamentales que existen en esta campaña la discriminación de la mujer en el campo.

Pese a este negro diagnóstico, la mujer ha avanzado mucho también dentro del sector agroganadero. Un 35%  del censo de explotaciones corresponden a mujeres, que están también presentes en puestos de dirección de cooperativas, hay maestras de almazara, gerentes... y sacan adelante su trabajo con maestría. El problema no sólo es que se vean como una excepción sino que el trabajo para llegar allí suele ser doble, hay que demostrar con papeles, con sudor, y más esfuerzo lo que a muchos hombres se les da por sabido, como si fuera inscrito en su cromosoma XY.   

En el caso del trabajo por cuenta ajena, no cesan las quejas de mujeres que denuncian que sigue habiendo discriminación a la hora de acceder a un jornal en el campo. Con igual sueldo -equiparación conseguida hace apenas 20 años- prefieren a un hombre. Continúan los casos en los que para trabajar, a la mujer le preguntan si está casada, si tiene novio, si tiene hijos o piensa tenerlos...

Sin embargo, las mujeres cada vez se están formando más en la utilización de maquinaria agrícola. “Si eres hombre dan por hecho que sabes utilizarla, mientras que si eres mujer hay que demostrarlo con papeles”, explican. Verónica Romero, presidenta de la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales (Fademur) en Andalucía, asegura que las administraciones están tomando parte en el asunto, pero si las cosas continúan así va a haber que tomar decisiones más enérgicas, quizás “obligando, con un plan de igualdad o una ratio...”.

La presidenta de la Asociación de Mujeres Rurales de Andalucía (Ademur), y secretaria de Administración e Igualdad de UPA-Jaén, María Inés Casado, reclama más información y formación para alcanzar la verdadera igualdad de oportunidades. “Es un hecho irrefutable que las mujeres que vivimos en el campo seguimos estando discriminadas”, apunta.

Y se explica: “Hemos pasado de cobrar un salario más bajo que el de los hombres a la falta de contratación por el simple hecho de ser mujer. No recibimos ni un euro en ayudas específicas de la Unión Europea y nuestra situación continúa siendo demasiado delicada para que los gobiernos no nos presten la atención debida”. En su opinión, “está habiendo avances”, pero esta lucha es una carrera de fondo, dar “todos los días un pasito”.

Medidas concretas para revertir la situación

Para cambiar la situación, el plan incluye propuestas en tres bloques: fomento de la igualdad en el sector, reforzamiento de la participación de las mujeres y de su posición en las organizaciones profesionales y medidas específicas para la Consejería de Agricultura y Desarrollo Rural.

Concretamente, los objetivos se dirigen a impulsar la figura de la titularidad compartida de explotaciones agrarias; respaldar la profesionalización de las actividades tradicionales realizadas por mujeres, con especial atención a la artesanía agroalimentaria; y desarrollar programas formativos de capacitación con perspectiva de género. También se incide en la necesidad de asegurar la representación equilibrada y fomentar la igualdad de género en entidades como las organizaciones profesionales agrarias y pesqueras o las federaciones de cooperativas.

Por su parte, la presidenta de la Confederación de Mujeres del Medio Rural (Ceres), Inmaculada Idáñez, considera “estupenda la aprobación de este plan”, pero insiste en que “hay que cumplirlo” y que “se materialice en casos reales”, para que dentro de unos dos años se pueda ver si de verdad es efectivo. Y lanza un mensaje: “Más allá de las leyes hay que cambiar la mentalidad”.

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