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El fin de una era

Griñán recibe el relevo

Pedro Moreno

Carlos Sanjuán, un importante político socialista de la Transición del que seguramente casi nadie se acuerda, comentaba con tristeza el drama de los dirigentes que rigieron aquellos momentos tan importantes para la historia de España. “Los políticos españoles tenemos que pensar en el retiro cuando nuestros colegas de otros países están empezando”.

Carlos Sanjuán, que fue consejero en la Junta preautonómica andaluza, importante pilar del grupo socialista en las cinco primeras legislaturas y cargo de segundo escalón en varios gobiernos de Felipe González, acabó su vida pública a los 56 años en Andalucía -fue diputado por Málaga- como secretario general del PSOE andaluz entre 1988 y 1994, la época de transición entre José Rodríguez de la Borbolla, que había perdido la confianza de la dirección federal del partido, y Manuel Chaves, que vino a regañadientes desde el Gobierno a título de sucesor.

Pero la transición tuvo también supervivientes políticos, a cuya retirada asistimos estos años. Uno de ellos es precisamente, Manuel Chaves. Durante diecinueve años lideró el Partido Socialista en Andalucía y presidió la comunidad hasta hace cuatro. Se fue no porque perdiera unas elecciones, sino tal vez porque su partido consideró que ya no lo necesitaba en esa tarea.

Manuel Chaves es otro representante de la generación política que está entregando el testigo. Es curioso que, salvo contadas excepciones, todos los líderes políticos andaluces de la democracia han hecho viajes de ida y vuelta o, al menos, de ida. Y algunos de ida y vuelta doble.

En un análisis no exhaustivo, el primero de la larga lista sería Julio Anguita, el carismático alcalde de Córdoba, que abandonó su ciudad para reconstruir en Sevilla primero, después en Madrid, el edificio roto del Partido Comunista abriendo los restos a movimientos sociales en su Izquierda Unida-Iniciativa por Andalucía. Diego Valderas, el penúltimo de sus sucesores en nuestra comunidad, acaba de dejar por mandato estatutario la coordinación de esta fuerza política que gobierna en Andalucía en coalición con el PSOE.

Javier Arenas, otro político que abandonó hace poco el territorio político andaluz después de conseguir una corta victoria electoral que no le permitió gobernar, ha hecho ya dos viajes de ida y vuelta. Marchó a Madrid para formar parte de los dos gobiernos de José María Aznar, en uno de los cuales fue vicepresidente; volvió a Andalucía tras la victoria de Rodríguez Zapatero y no consiguió desplazar al Partido Socialista del gobierno autónomo. Ahora vive en la dirección nacional de su partido un nuevo episodio madrileño, pero sin billete de vuelta, según él mismo ha reconocido. Su sucesor, el actual alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, asegura que su paso es provisional y no tiene otras metas que la alcaldía de la capital andaluza.

El tercer político que abandona lo avisa con tres años de anticipación, los que le restan de mandato, seguramente para preparar la sucesión. José Antonio Griñán, inspector laboral y profesor universitario, inició su vida política en segundos escalones de la Junta de Andalucía en el mandato de Rafael Escuredo. Después fue consejero con Chaves, dos veces ministro con Felipe González, nuevamente consejero y vicepresidente con Manuel Chaves y, desde mediados de 2009, presidente de la Junta y secretario general de los socialistas andaluces.

Abandonos y renuncias que traerán en 2015 un mapa político andaluz absolutamente nuevo en todas las opciones políticas. Y en estos años previos, mientras ese momento llega, asistimos al fin de una era.

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