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El Gobierno de Andalucía saca su compromiso de las auditorías para templar los ánimos con Vox y evitar el “efecto mariposa”

Bendodo, Marín y Bravo, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno de este martes.

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El Gobierno andaluz se esmeró este martes en explicar que los resultados de las auditorías del sector público instrumental han llegado cuando tocaba, pero el momento no puede ser más oportuno para sus intereses desde el punto de vista político. Estas auditorías (que según la Junta dejan en muy mal lugar tres décadas de gestión socialista) son una especie de ofrenda, una pipa de la paz para templar los ánimos con Vox, especialmente revueltos en el ámbito nacional, y evitar así un “efecto mariposa” que altere un patio político andaluz al que llegan ecos del tam tam para forzar elecciones anticipadas que resuena en Madrid.

La expresión la esgrimió el consejero de la Presidencia, Elías Bendodo (PP), para así ilustrar que “lo que pasa fuera no puede afectar a Andalucía”. Y fuera lo que pasa ahora mismo es que PP y Vox están tensando otra vez sus relaciones, esta vez a causa de la declaración como persona 'non grata' en Ceuta del líder ultraconservador, Santiago Abascal, gracias a la abstención del PP, y siempre con la inmigración como telón de fondo.

Por ello, Bendodo apeló al “encapsulamiento” de Andalucía, un concepto que normalmente se ha aplicado a la relación PP-Cs pero que ahora se ha ampliado también a Vox. El vicepresidente, Juan Marín (Cs), caminó por la misma senda instando al partido verde a “aislar” la comunidad autónoma de la pugna nacional para así centrarse todas las partes en los problemas de los andaluces.

Una pata del cambio

Lo de todas las partes lo llevó Bendodo a su máxima expresión al asegurar que Vox tiene el “mandamiento” por parte de los andaluces de ser “una de las tres patas del cambio” político en Andalucía. Eso, insistió, está “por encima de cualquier otra cuestión”.

Pero como hechos son amores, pocos platos hay más golosos para Vox que unas auditorías que cíclicamente le reivindicaba a la Junta (que ya había empezado a reordenar el sector, por cierto) en aplicación de los compromisos adquiridos. Unos compromisos, por cierto, que Marín circunscribió al pacto PP-Cs, mientras que el consejero de Hacienda, Juan Bravo (PP), sí metió en el lote a Vox, porque las tres formaciones incluyeron esta radiografía del sector entre los puntos de su acuerdo para sacar adelante los presupuestos.

Una enorme tela de araña

Este conglomerado de 92 entidades con 28.443 trabajadores (al cierre del ejercicio en 2018) y una asignación presupuestaria que ronda los 5.000 millones de euros ha estado siempre en el punto de mira de Vox, como lo estuvo en el de PP y Cs en su etapa en la oposición. Marín habló de tela de araña, red clientelar, despilfarro de recursos, ineficacia, una caravana de calificaciones que se quedan cortas ante las que suele emplear la formación de ultraderecha, a pesar de que reconocen que no han encontrado nada “aún” para llevar la gestión a la justicia.

Así que Vox ya tiene las famosas auditorías, que asaeguran que se harán públicas y que auguran un buen ruido político porque Marín habló de auxiliares administrativos que cobraban 48.000 euros, cuando lo suyo son 16.000, gracias “a su nombres, apellidos y el carné de su partido”. Es decir, que aparentemente no se han producido ilegalidades (de lo contrario, la coalición PP-Cs no habría tardado ni medio minuto en presentarse en los tribunales), pero sí ha habido un proceder “al menos deshonesto”, dice Marín. Conclusión: habrá carnaza política.

Comisión en el Parlamento

Y a ello ayudará también que la cuestión va a dar el salto a una comisión que PP y Cs van a crear en el Parlamento para “evaluar el alcance” de estas auditorías. “Cómo no lo vamos a llevar si estos entes tienen consignados en el presupuesto 5.000 millones de euros”, razonaba Marín, que incidía en que así los grupos podrán analizar las conclusiones “con todo detalle”. 

Esta comisión parlamentaria ayudará a estirar el impacto político de las auditorías durante mucho tiempo, como ocurre por ejemplo con el caso de la Faffe. A su vez, permitirá a Vox tener espacio propio, además de que supondrá una prueba para pulsar la reacción del nuevo PSOE de Juan Espadas. 

El mensaje que el Gobierno andaluz le transmitía este lunes a Vox es que cumple con sus compromisos, así que no hay motivos para tensar las relaciones. “No va a haber elecciones anticipadas”, apostilló el vicepresidente Marín, un objetivo al que pueden ayudar unas auditorías llamadas a calmar los ánimos del partido ultraconservador en Andalucía.

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