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La cancelación de la obra en el Teatro Central tuvo un coste de más de 20.000 euros

Fachada del Teatro Central

Alejandro Luque

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La cancelación hace diez días de la obra El bar que se tragó a todos los españoles, del dramaturgo Alfredo Sanzol y que iba a ser representada por los actores del Centro Dramático Nacional, tuvo un coste para el contribuyente: algo más de 20.000 euros, los que suponen el desplazamiento de una treintena de trabajadores de la compañía, entre artistas y técnicos, desde Madrid. Así lo han confirmado a Eldiario.es Andalucía fuentes del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM), quienes afirman que “el coste asumido por parte del CDN, a falta de contabilizar unos cambios en los billetes, supera los 20.000 euros (21.013,12 euros) y comprende las partidas de transporte de escenografía, dietas y desplazamiento del equipo artístico y técnico a Sevilla”.

Eso sin contar, claro está, con el capital humano aportado por el Teatro Central, que estuvo trabajando varios días para que todo estuviera listo de cara al estreno. Como este periódico informó en su momento, unas horas antes de la cita la Junta de Andalucía determinó que el coliseo de la isla de la Cartuja no cumplía con las preceptivas medidas de distancia social en tiempos de pandemia, y de nada sirvió la disposición de la compañía para hacer un pase adicional: con toda la taquilla vendida, las funciones se anularon y la gente del CDN volvió a casa sin actuar. Y el precio de las entradas, naturalmente, fue devuelto.

Aunque desde la Consejería de Cultura se ha lanzado un mensaje de tranquilidad, según el cual el coste de esta decisión sería mínimo y en todo caso la compañía regresará al Central en cuanto se den las condiciones sanitarias oportunas, lo cierto es que 21.000 euros sería agua de mayo para cualquiera de las compañías de teatro de dentro y fuera de la comunidad andaluza; las mismas, huelga decirlo, que desde hace un año sufren el castigo de las restricciones, a pesar de que no se ha detectado ningún brote en espacios culturales andaluces.

Por ofrecer una medida de lo que se puede hacer con ese dinero, una compañía como la sevillana La Tarasca, con algunas propuestas de elenco numeroso, suele tener un presupuesto de producción entre 25.000 y 35.000 euros, aunque, según especifica su director, Ramón Bocanegra, “eso era en tiempos normales: ahora la falta de presupuesto se suple con voluntad”. Por su parte, Las Niñas de Cádiz, premio Max el año pasado, comentan que “con 20.000 euros podemos pagar las altas y los sueldos para poner en marcha un espectáculo, con una escenografía modesta como es nuestra línea, un técnico de luces, vestuario… Sí, se puede producir un montaje con esa cantidad”. Y la bailaora Lucía La Piñona, que presentó en la pasada Bienal su Abril, confirma que con esa cifra se puede poner en marcha también una propuesta flamenca, “siempre que no se encarezca con el fichaje de un director o un diseño de vestuario complicado”, matiza.  

Tres horas antes

Cabe recordar que, el mismo día del episodio del Central, ocurría otro similar en el granadino Teatro Alhambra, donde la bailarina y coreógrafa Manuela Nogales se disponía a presentar su propuesta Poéticas en la sombra. Aunque su productora, Gestora de Nuevos Proyectos (GNT) está evaluando todavía el coste de esa cancelación, se puede calcular que no será bajo teniendo en cuenta que se habían desplazado a Granada nueve personas que llevaban tres días trabajando en la capital nazarí.

Además, Nogales asegura que la productora “va a pasar la factura del caché del espectáculo, que está en torno a 8.000 euros, porque aunque la actuación fuera cancelada, un espectáculo no es solo la hora en la que los artistas están sobre el escenario”, comenta. “Otra cosa es que te avisen de que la actuación se pospone con la debida antelación. Pero en este caso ocurrió tres horas antes de salir a escena: a las 9 de la mañana, cuando íbamos a actuar a mediodía”.

La compañía de Nogales, profesional desde hace 25 años, opina que “el hecho de cancelar una actuación tiene que deberse a algo muy grave e imprevisto, como un terremoto. Pero lo cierto es que los teatros iban estupendamente, estábamos poco a poco recuperándonos a pesar de las restricciones de aforo. No olvidemos que este sector viene sufriendo desde antes de la pandemia, pero en el último informe de Aisge (Artistas Intérpretes, Sociedad de Gestión) se habla de un 90 por ciento de paro actualmente. ¿Eso qué es?”, lamenta la artista.

“Lo curioso es que, en los días en torno a la cancelación, tuve que viajar a Málaga en AVE e iba petado. A los políticos les pedimos que cuiden de la población, pero también coherencia”, apostilla Nogales.        

Distancia mínima

Por otro lado, la cancelación de los montajes de Alfredo Sanzol y Manuela Nogales respondía, según las autoridades sanitarias, a la necesidad de mantener un metro y medio entre los espectadores. Dicha medida venía contemplada en el Boe del 30 de marzo de 2021, Ley 2/2021, de 29 de marzo, que se ocupaba entre otros de los “establecimientos de espectáculos públicos y de otras actividades recreativas”. A estos se les obliga por ley a observar normas de aforo, desinfección, prevención y acondicionamiento y, “en todo caso, se deberá asegurar que se adoptan las medidas necesarias para garantizar una distancia interpersonal mínima de 1,5 metros, así como el debido control para evitar las aglomeraciones”.

Esta fue la razón a la que se apeló para cancelar el espectáculo del Central, pero quienes tomaron esa decisión acaso no leyeron el artículo hasta el final. “Cuando no sea posible mantener dicha distancia de seguridad, se observarán las medidas de higiene adecuadas para prevenir los riesgos de contagio”. Medidas de higiene que llevan aplicándose desde la desescalada del año pasado, y que han logrado hacer de los cines y teatros un territorio seguro.     

Toros cancelados

El caso del Teatro de la Maestranza, de titularidad autonómica como el Central y el Alhambra, pudo ser todavía más dramático: el jueves al mediodía, apenas unas horas antes del espectáculo anunciado –Centenario Antonio Ruiz Soler, a cargo del Ballet Nacional de España bajo dirección de Rubén Olmo–, los responsables del teatro y los de la Junta de Andalucía se reunieron in extremis para decidir si el BNE subía o no al escenario. En se momento se preveía que asistieran unos 1.080 espectadores solo a la primera función.

Finalmente se acordó dar luz verde al montaje, pero no sin pactar con la compañía dos funciones más, los días 17 y 18 de abril, con el consiguiente coste adicional. Por su parte, el concierto de música de cine organizado por La Razón y la Fundación Excelentia previsto para el domingo 18 de abril se pospuso para el domingo 27 de junio.

Mientras tanto, en el sector taurino, al que muchos habían señalado con el detonante del caso del Teatro Central, la empresa Pagés anunciaba que por segundo año consecutivo no habrá feria taurina en la Real Maestranza de Sevilla. Faltaban dos días escasos para que comenzara el programa de festejos. 

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