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La subversión del cine andaluz

Panorama andaluz

Alejandro Ávila

El cine andaluz “está vivo y con muy buena vida”. Así ha definido Juan Antonio Bermúdez, programador de la sección Panorama Andaluz del Festival de Sevilla, el estado del cine andaluz tras seleccionar 10 largometrajes y 26 cortos de entre las 200 películas que se han inscrito en el certamen cinematográfico.

Buena sintonía

Para Bermúdez, la “buena sintonía” entre la línea de programación del festival y la sección de cine andaluz habla “muy bien de la propia sección, de un festival que está en sintonía con la producción de Andalucía y de las propias películas, que demuestran que en el cine andaluz se están haciendo obras muy diversas, muy abiertas a apuestas arriesgadas”.

Compromiso político, subversión, diversidad y creatividad son algunas de las apuestas de un sector que genera una riqueza de 130 millones de euros anuales en la comunidad autónoma andaluza.

Así, la subversión y el compromiso político estarán presentes en obras de no ficción como Reporteras de buen rollo (Guillermo García)  o Auschwitz en la playa (Isaías Griñolo), pero también de documentales musicales que se centran en personajes flamencos tan revolucionarios como Menese (Remedios Málvarez). Además, Parking ofrece, desde la ficción, una mirada alternativa sobre la inmigración.

Dos documentales reclaman la memoria de personas que cambiaron el mundo, pero olvidó la Historia. El cineasta jerezano Jorge Laplace presenta Equipo D. Los códigos olvidados, una reivindicación de los españoles republicanos exiliados que ayudaron a ganar la batalla contra el fascismo en la II Guerra Mundial, al descifrar los mensajes encriptados del ejército nazi. El complemento ideal a The Imitation Game, en la que ajustaban cuentas (positivamente hablando) con el genio Alan Touring.

En guerra con la historia

La otra es Helios Gómez, tinta y munición, de Pilar Távora. La directora se centra en la figura de este artista sevillano y gitano. “Era un trianero republicano, un soldado revolucionario. Helios era el mejor pinto de la vanguardia del siglo XX, pero es un desconocido para todos nosotros. es una obligación rescatar su obra y seguir sus huellas, porque se trata de recuperar la memoria histórica de unos de esos seres humanos que abren nuevos caminos y nos aportan luz, pero siguen ocultos. Para eso, está el cine: para abrir esos caminos”, ha apuntalado Távora.

En clave de reivindicación presenta también su película Guillermo García, conocido hasta ahora en su faceta como montador de la cineasta María Cañas. García firma Reporteras de buen rollo, un trabajo que “reivindica el acceso a la cultura de la mujer”. La radio y el teatro sirven de herramientas de emancipación de las mujeres de un barrio tan desfavorecido como el Polígono Sur de Sevilla.

El cineasta ha trabajado de la mano de María Limón, coordinadora de este taller,  que le asegura a eldiario.es Andalucía que se trata de una “iniciativa para llevar el radioteatro, como herramienta de transformación social, allí donde se necesita. Buscábamos trabajar con mujeres jóvenes que aprendieran a conciliar el tiempo libre y apropiarse de la cultura, a través del teatro”. Como apuntala Apolonia, empresaria del barrio y usuaria de taller, “nos ha abierto a otras realidades y hemos empleado el humor para hablar de temas que nos preocupan como la basura o las ratas”.

Flamenco y revolución

La música se convierte también en un excelente vehículo de reivindicación. En este caso de figuras flamencas tan revolucionarias como Menese o Manolo Sanlúcar. Menese, explica Remedios Málvarez, fue un ejemplo de “compromiso político y social revolucionario. Él cantaba a los temas sociales, pero cuando llegó la modernidad, la canción protesta del flamenco se olvidó. En la película, sus canciones no están cantadas por derecho, sino reinterpretadas en directo”.

El documental Manolo Sanlúcar, el legado (de Juan Manuel Suárez García, producido por Cinnamon y Malandar), ganador del premio Imagenera 2019 (Menese se hizo con el segundo premio) también reivindica la figura de un flamenco revolucionario.

En tono de reivindicación se firma otra obra flamenca, Se prohíbe el cante (José Carlos de la Isla), reclamando el papel que desarrollaron las peñas para que el flamenco no cayera en el olvido. De la reivindicación de la cultura habla también Nos salvará la risa (Los Ulen. 30 años), de Pepe Quero, que apuesta por la figura del payaso, que “practica el arte del ridículo y de entrar en el alma de la bondad humana. El payaso es un gran filosofo, no tiene edad, sexo, bandera, religión y tiene muy poca vergüenza, porque no le interesa caer bien, sino decir la verdad”.

Hasta tres películas abordan el reto de vivir en el extranjero desde perspectivas bien distintas. Parking (Tudor Giurgiu) ofrece los recuerdos del escritor rumano Marin Malaicu Hondrari cuando fue inmigrante ilegal en Córdoba (España). Según Olmo Figueredo, productor español de esta coproducción con Rumanía y República Checa, la película “ofrece una mirada diferente de la inmigración, no tan oscura, describiendo los momentos de llanto, pero también de felicidad de una persona que tuvo aquí grandes amigos y compañeros, y se enamoró aquí. Descubrió una tierra que le abrió los brazos”.

Por su parte, Isaías Griñolo lanza una mirada crítica con Auschwitz en la playa, a través de un grupo de activistas que emplean el humor para denunciar la crisis de los refugiados. .“Venía de hacer un ajuste de cuentas con el pasado. Esto es un ajuste de cuentas con el futuro de Europa, la Europa envejecida. Hay 36.000 muertos censados en el Mediterráneo, pero probablemente sean 100.000”, apunta.

Tras su paso por el prestigioso festival holandés IDFA y Seminci, el productor Daniel Méndez presenta en su tierra La libertad es una palabra grande, la historia de Muhammad, un palestino de 38 años al que encerraron durante 13 en el horror de Guantánamo. 

“Es el viaje de una segunda oportunidad para una persona, con unos condicionantes que la convierten casi en una quimera. Como gesto humanitario, Uruguay lo saca de Guantánamo, pero él se encuentra muchas dificultades: no hay comunidad árabe, percibe pequeña cantidad mensual y no habla el idioma”.

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