Mercedes de Pablos: “En la política y en la vida, no somos lo que decimos, sino lo que hacemos”
Aunque conocida sobre todo como periodista y directora del Centro de Estudios Andaluces en los últimos años, Mercedes de Pablos (Madrid, 1958) ya mostró su vocación literaria con el volumen de relatos Ajuste de cuentos, y vuelve a hacerlo con una novela de hondo calado político, Jonás: mapa del buen traidor, que recientemente ha visto la luz en el sello Almuzara.
El protagonista de la obra es Jonás, un joven gay sevillano, militante del PCE, que decide dedicar su tesis doctoral a una figura que también merece el máximo interés de De Pablos: la del histórico José Díaz, dirigente del PCE durante la República y la Guerra Civil española. La curiosidad de la autora por este personaje surgió después de escribir La hoz y las flechas, la biografía de Juan Gila Boza, quien aseguraba que había sido topo del PC en la Falange. “Pensé en la dureza de la vida de personajes como Díaz o Gila Boza, y la tranquilidad moral y espiritual que da estar con los buenos, sin matices”, recuerda.
“El PCE viene de los años 60 y 70, cuando los partidos se independizan de la Unión Soviética. Lo impactante era que la misma potencia que había conseguido la mayor esperanza para la Humanidad después de las Luces, terminó en el mismo lodazal de dolor e injusticia que el fascismo”, añade De Pablos. “¿Qué quise hacer cuando empecé a escribir? Bueno, yo tenía diez años cuando tuvo lugar la Primavera de Praga, y me preguntaba cómo puede haber todavía gente con 20 o 30 años menos que yo que se declaren comunistas”.
De la doctrina al dogma
Así fue tomando forma el personaje de Jonás con esa tesis que va a enfrentarlo a duras contradicciones. “Sobre todo, quería confrontar la doctrina con la puta realidad”, asevera la autora. “A mi modo de ver, el problema viene cuando la doctrina no se discute, cuando se vuelve una cuestión de fe. Porque lo que se convierte en dogma, mata. Hemos visto que con grandes palabras y promesas se ha olvidado y se ha asesinado a seres humanos”.
Pero el reto de Jonás, así bautizado –como otros compañeros de generación, hijos de padres progres y cinéfilos– por el famoso filme de Alain Tanner, va a ir más allá de la cuestión histórica y de la ideología abstracta para discutir con un duro interlocutor como es su madre. “Me divertía ponerle a la madre enfrente, porque muchos somos hijos del marxismo, pero también de Erich Fromm y el amor libre. El matrimonio casi fue un peaje para nosotros. Nos habíamos hecho el paradigma de que los amores no serían nunca posesivos, que nunca veríamos a la pareja como un enemigo, ni siquiera que a quien has amado pudiera convertirse en alguien cuyos hechos desprecies. ¿Qué pasa cuando ese día llega?”.
Pero Mercedes de Pablos se propone con su novela tocar otros muchos puntos sensibles de esa estructura ideológica que cambió el mundo antes de desmoronarse en las postrimerías del siglo XX. “La derecha nunca ha pedido perdón, pero la izquierda sí: los gulags, los jemeres rojos, China… Sin embargo, China tiene ahora bula. Se habla mucho de las repúblicas bolivarianas, pero, ¿por qué nadie pone como ejemplo de abyección al único gobierno comunista del mundo? Tal vez porque resulta que bajo el nombre del comunismo está el capitalismo más feudal”.
Sin embargo, esta sevillana de adopción insiste en que “no he querido escribir tanto una novela de tesis, como enfrentar al lector al hecho de que, en política como en la vida, no somos lo que decimos, sino lo que hacemos. Eso es precisamente a lo que se enfrenta Jonás: nos hemos acostumbrado a convertir las palabras en el mercado de las ilusiones, pero la retórica no te define, y menos ahora que nunca”.
¿Dónde está la socialdemocracia?
Todo esto posee, claro, una dimensión práctica muy evidente. “Hay quien se inflama de esa retórica solidaria, y no tiene dada de alta a la persona que trabaja en su casa. Creo que te define mejor esto último, que las palabras con que desarrolles tu discurso. Al final, el sistema productivo eres tú”, afirma De Pablos, que prefiere no señalar: “No me gustan los chivos expiatorios, y estoy convencida de que pocos ciudadanos pasaríamos la prueba del algodón entre lo que decimos y lo que hacemos. Pero no podemos defender las ideas si mutilamos el pensamiento crítico: debemos sustituir la palabra culpa por responsabilidad”.
También reflexiona la periodista y escritora sobre el uso de la violencia en nombre de las banderas políticas, y la tolerancia con que algunas militancias la contemplan. “A veces la violencia es la única reacción que deja el poder, pero te convierte en doble víctima, porque primero eres víctima y luego verdugo. Las personas, incluso los que no creemos en Dios, somos seres espirituales y trascendentes. Y nada merece que vendamos nuestro espíritu”, añade.
Por otro lado, la tradición del título viene dada por ese episodio reflejado en los Momentos estelares de la Humanidad de Stefan Zweig, en el que alguien se dejó Kerkaporta abierta, propiciando la conquista de Bizancio. “¿Quién dejó la puerta abierta, y por qué lo hizo? Para responder tenemos que tener en cuenta todas las debilidades humanas, incluidas el cansancio o la desesperación”.
Para De Pablos, la gran pregunta de la izquierda en este momento es: “¿Dónde está la socialdemocracia? ¿Dónde está Olof Palme? ¿Dónde está esa convivencia deseable entre comodidad y libertad?” Y se responde a sí misma: “En hechos concretos. Por ejemplo, en que una conservadora como Angela Merkel haya impulsado una política ejemplar en materia de emigración”.
“Al final”, concluye la escritora, “se trata de hacer el mundo mientras haces tu mundo, mientras decides cómo cuidas a una persona mayor, o cómo tratas a un amigo homosexual, o a tus contrarios”.
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