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Un banquete romano con recetas y teatro de la época

Un banquete romano teatralizado en Almedinilla (Córdoba). (Foto. Turismo de Almedinilla)

Carmen Reina

Al filo de la frontera con Jaén y Granada, en la comarca de la Subbética cordobesa se encuentra Almedinilla, un pequeño municipio de 2.500 habitantes que se multiplican por seis con los visitantes que recibe al año su complejo cultural entorno a la Villa Romana de ‘El Ruedo’ (siglos I al VII).

La villa, descubierta a finales de los años 80 y declarada Bien de Interés Cultural (BIC), es uno de los ejemplos mejor conservados en España de la ‘villae’ de entonces, unidades de explotación agropecuarias -una especie de cortijos- que explotaban una propiedad con zonas residenciales para el descanso de los propietarios que huían de la ciudad y las zonas de trabajo. En ella destacan los alzados de sus muros perfectamente conservados, la riqueza de sus elementos arquitectónicos -mosaicos, pinturas y pavimentos- y el conjunto escultórico hallado en la villa, principalmente el dios grecorromano “Hypnos” o “Somnus”.

Alrededor de este espacio, Almedinilla ha sabido desarrollar su turismo entorno a la historia romana del municipio y, en paralelo a la visita a la Villa de El Ruedo, se ha puesto en marcha un museo histórico-arqueológico en cuyo interior se encuentran los restos más importantes que han dado los dos yacimientos arqueológicos de esta la localidad. En este espacio destacan la cerámica y el armamento íbero, las esculturas romanas, el ajuar de las tumbas de la necrópolis romana y las ánforas que contenían el aceite, el vino y el cereal de la Bética.

Y con esos alimentos, el visitante puede trasladarse al siglo I y degustar las recetas de entonces en unos banquetes muy particulares: ‘Los placeres de la mesa romana’ se denomina esta actividad en la que quien se sienta ante el mantel participa de un banquete romano, al que sólo podían asistir los patricios y nunca los libertos o esclavos de la época.

El visitante y sus cinco sentidos, durante cerca de tres horas, serán partícipes de un almuerzo o cena donde degustar un menú elaborado con el recetario ‘De Reconquinaria’, de Marco Gavio Apicio, un gran cocinero del siglo IDe Reconquinaria’ que jugaba con los sabores y el resto de los sentidos en los banquetes que preparaba.

Porque, además del vino de rosas o platos como el humus y carne aromatizada, el visitante participa en todo el ritual que conllevaban estos banquetes romanos: el lavado de manos, el perfume, la coronación, etc.

Y junto a ello, la comida está amenizada por escenas del teatro de la época con sus personajes –sátiros y bacantes- que explican y dan muestras desde la tragedia a la comedia o la pantomima romana alrededor de los comensales, trasladando verdaderamente a sus protagonistas a los auténticos banquetes que tenían lugar en la Bética.

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