Retrato de pobreza sin rostro
¿Se puede dibujar un retrato de la pobreza infantil sin mostrar al retratado? ¿Estigmatiza a un niño aparecer en una campaña contra la pobreza infantil? ¿Estigmatiza a un niño que, una vez grabado el vídeo, sepa que su imagen no será utilizada por miedo a que los demás lo señalen? La preguntas se plantean a propósito de la campaña lanzada por UNICEF coincidiendo con la publicación del informe de su oficina de investigación, Innocenti, titulado 'Los niños de la recesión: El impacto de la crisis económica en el bienestar infantil en los países ricos'.
Varios periodistas elaboraron vídeos para el organismo internacional, en los que se mostraban las consecuencias de la crisis para niños que habitan en países desarrollados. En el caso de España, uno de los países mostrados, los periodistas compartieron dos días con una niña de la barriada malagueña de La Palmilla al comienzo del curso escolar. Sin embargo, en el vídeo editado se omitió cualquier imagen suya, y únicamente se escucha su voz en off. Esto ha decepcionado a la niña y a su familia, que contaban con un decreto de la Fiscalía de Menores de Málaga autorizando la emisión.
De entre los países de la UE, España es el tercero con más niños pobres y en riesgo de exclusión social, tras Letonia y Grecia. El número ha aumentado en 800.000 durante la crisis, hasta los tres millones, el 36,3% del total. Los datos están en el informe citado, que firma Gonzalo Fanjul para Innocenti-Unicef. Para ilustrar las situaciones dramáticas que también se viven en los países ricos, Unicef escogió Málaga, donde grabó un vídeo que comienza con varios planos fijos con imágenes de la Palma-Palmilla, una barriada al norte, que presenta las tasas más altas de pobreza de la ciudad.
“La identidad de Luisa ha sido protegida”, revela el vídeo, antes de que escuchemos el relato de ella, en primera persona: “Mi padre antes trabajaba en un taller y lo echaron. Mi madre también trabajaba”. Antonio, su padre, cuenta a eldiario andalucia que perdió su último trabajo en 2007. Ahora es chatarrista: “Los vecinos me dejan cosas para que las desarme: 'toma, una lavadora, una hornilla vieja…'; eso tengo que limpiarlo y desmontarlo”. A final de mes, una empresa le da “55, 60 euros”, según dice. La mujer, Inmaculada, tampoco tiene trabajo. Viven en una casa de 45 metros cuadrados con otra pareja y su hija.
El vídeo muestra luego imágenes de Er Banco Güeno, un comedor social autogestionado, localizado en la antigua sede de Unicaja, y Luisa, que en realidad se llama Encarni, sigue contando su historia: “Voy todos los días, porque mi madre no tiene de comer, no tiene dinero. Hay veces que Er Banco Güeno está cerrado y nos quedamos sin comer, no podemos comer por la noche”. “Mientras yo tenga, no voy”, dice Antonio ahora, señalando una caja con patatas y pimientos. “Hoy hemos comido por ellos; no voy a acudir a otro sitio, porque siempre tienen un ”no“ en la boca”, explica. La narración de la niña en el vídeo termina con estas frases: “Lo que yo quiero para el futuro es ayudar lo que pueda, ayudar a los pobres, darles lo que necesiten, que toda la gente tenga una casa estable, que todo el mundo esté bien y que ningún niño pase necesidades”.
Ahí termina su historia, narrada en un minuto y 38 segundos en los que no se la ve ni una vez. La pobreza en España se quedó sin rostro. El propio periodista se refiere a este vídeo como “short versión” en su página de Vimeo. En la versión original podía observarse a la niña, que aparecía con su propio nombre y narraba un día de su vida. Los padres no están de acuerdo con el resultado. Su madre, Inmaculada, firmó un documento antes de la grabación, autorizando la difusión de las imágenes de Encarni, que con 12 años, mezcla timidez y resolución, y tiene claro que quiere ser jueza.
Las razones de Unicef y el documento del Fiscal de Menores
¿Qué pasó para que el vídeo finalmente emitido fuese tan distinto a lo que esperaban la niña, su familia y los periodistas? Unicef España remite a Innocenti, que arguye una cuestión de legalidad. “Necesitábamos asegurarnos que el vídeo era 100% legal para su distribución, así que la oficina de Unicef España consultó con la Fiscalía General del Estado, que recomendó no emitirlo. Nos informaron de que de acuerdo con las leyes de protección del menor españolas, los menores de 14 años no deben ser expuestos, incluso con la autorización de sus padres”, explica Dale Rutstein, de Innocenti. El consentimiento de los padres no es suficiente para difundir la imagen de un menor, y debe ser ratificado por el Ministerio Fiscal, según la Ley Orgánica de Protección del Derecho al Honor, a la Intimidad Personal y Familiar y a la Propia Imagen. Puesto así, la polémica quedaría zanjada.
Sin embargo, existe un Decreto de la Fiscalía de Menores de Málaga, de 24 de octubre, en el que se concede autorización para la difusión de las imágenes de la niña. “Del examen del DVD por esta Fiscalía no se observa que exista una intromisión ilegítima en la intimidad, honra o reputación de la menor, por cuanto se limita a narrar sus condiciones normales de vida, desprendiéndose del mismo la existencia de una amplia red familiar y social que le ayuda en sus necesidades”, dice el Fiscal, Javier García-Rull. La familia presentó una autorización para la emisión del vídeo, acompañando a una solicitud ante la Fiscalía de Málaga el 21 de octubre, una semana antes del lanzamiento del vídeo. Con la autorización familiar y la no oposición de la Fiscalía, el consentimiento es válido.
Asesorada por un abogado, la familia va a presentar un escrito a Unicef, pidiendo la emisión del vídeo original y que el organismo dedique un 3,6% del presupuesto de sus agencias nacionales a acciones paliativas en España y otros países que sufran pobreza infantil. “Yo no pido dinero, yo lo que digo es que los españolitos también necesitan un puntito de apoyo…”, se queja Antonio. Al final cabe plantearse si lo que atenta contra la dignidad de la niña es ser pobre, contar que es pobre o que no le dejen contar que es pobre. Encarni es una niña pobre de un país rico que entendió lo que estaba contando, pero que quízá no alcance a comprender por qué no le dejaron hacerlo en su nombre y con su rostro.