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200.000 grullas surcan los cielos aragoneses en su migración al norte de Europa

Grullas en la alberca de Alboré.

Miguel Barluenga

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Más de 200.000 grullas surcan los cielos españoles en esta época del año, que precede a la migración hacia zonas cálidas del norte de Europa. Y la provincia de Huesca reserva un espacio privilegiado para su observación: la alberca de Alboré, un humedal entre las localidades de Montmesa y Alcalá de Gurrea catalogado como Zona de Especial Conservación. Este fin de semana ha sido el escenario de la tercera edición de las Jornadas Nacionales de la Grulla Común, que antes habían tenido lugar en Badajoz y Córdoba.

Las fechas escogidas no han sido casuales, pues entre el 20 de febrero y el 15 de marzo se desarrolla el inicio de la migración, “un espectáculo único en Europa”, como destaca Pablo Vallés, presidente de la Asociación Alberca de Alboré, organizadora de estas jornadas. Durante los primeros meses del año el cielo se halla repleto de aves que avanzan y repostan en Aragón. Muchas de ellas son grullas que vuelan desde el sur de España, principalmente de los parques naturales de Monfragüe, en Extremadura, y de Cabañeros, en Toledo. Se dirigen hacia el norte, a los países nórdicos, donde se disponen a pasar las estaciones más calurosas.

200.000 grullas pasarán por la alberca de Alboré en su migración al norte durante estas semanas. Los mejores momentos para disfrutar de la belleza de sus vuelos y de su inconfundible sonido es al amanecer y al atardecer. Se recomienda acudir ataviado con buena ropa y acompañado de medios técnicos para poder ser testigos más fácilmente de los movimientos de estas aves. Pero no es la única época en la se pueden observar aves en la Alberca, pues a lo largo del año se pueden descubrir hasta 216 especies y subespecies de diferentes pájaros.

La alberca de Alboré fue construida hace más de 1.000 años aprovechando el aporte de dos ríos que descienden de las sierras exteriores, el Astón y el Sotón, y desde mediados del siglo pasado se encuentra unida al embalse de la Sotonera. El bosque de tamarices que ocupa gran parte de su perímetro, junto con una altísima biodiversidad de avifauna, es el marco de la actividad de las grullas en este periodo del año. Cada día se desplazan a los campos de los alrededores para alimentarse y regresan al atardecer a las aguas poco profundas de las orillas de la alberca para descansar a salvo de los depredadores.

Este comportamiento lo repiten prácticamente a diario, lo que permite disfrutar de su imponente imagen y su característico trompeteo. A partir del 20 de marzo, las ‘damas grises’ que han pasado el invierno en la península ibérica comenzarán la migración conocida como ‘prenupcial’ e iniciarán el largo viaje de regreso hacia sus lugares de cría. Las grullas abandonan el norte de África y el sur de España, acontecimiento que se vuelve a repetir en dirección al sur de noviembre a diciembre. 

En Europa, las grullas utilizan tres rutas migratorias. La oriental sale desde Etiopía y Egipto y, tras atravesar Turquía, llega hasta Rusia. La central nace en el norte de África y atraviesa Italia para llegar hasta Polonia. Y la occidental, desde Andalucía y Extremadura llega hasta las zonas pantanosas de Alemania, Finlandia, Suecia o Noruega. Cerca de medio millón de grullas utilizan una de las tres rutas migratorias cada año. Para realizar el viaje de más de 4.000 kilómetros de distancia necesitan varias semanas y superan diversas zonas montañosas. En Aragón también se encuentra la laguna de Gallocanta.

Es un ave gruiforme de la familia Gridae. Su envergadura con las alas abiertas supera los dos metros y es una de las más grandes del continente. En el mundo existen hasta 15 especies de grullas, pero en Europa solo podemos encontrar dos, la común y la grulla damisela (grus virgo), casi inexistente. 

Pablo Vallés recalca la importancia de la alberca de Alboré, “porque es el lugar que necesitan las grullas para poder asegurarse al descanso antes de la etapa más difícil de un viaje de miles de kilómetros que las llevará hasta el norte de Europa, cruzar los Pirineos, porque van con el viento en contra y tienen que atravesar la barrera de 3.000 metros, lo que supone volar a casi 4.000 metros, que implica mucho frío en altura y mucha pérdida de energía. Y disponer de un sitio tranquilo disponible para dormir con las patas dentro del agua y seguro hace que la alberca sea mágica”.

El impulso del turismo ornitológico es otro de los objetivos que se han querido impulsar en estas jornadas, con ponencias sobre las grullas, la biodiversidad y la ornitología, lectura de anillas y observación de grullas, mesas redondas y visitas. También ha estado presente Birding Aragón, un proyecto de cooperación entre los grupos de acción local aragoneses. El objetivo que se persigue es promover la ornitología como recurso turístico sostenible y medioambiental en toda la comunidad.

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