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“El patrimonio aragonés no es desconocido, pero sí está desaprovechado”

La petróloga Cristina Marín Chaves.

Ana Sánchez Borroy / Ana Sánchez Borroy

Zaragoza —

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Geóloga y especialista en el estudio de la piedra de los monumentos, Cristina Marín Chaves (Zaragoza, 1968) cuenta orgullosa que todos los trabajadores de su empresa, Metopa, Metodología para el Patrimonio, son actualmente mujeres. Está trabajando ahora mismo en un buen número de proyectos de restauración en Aragón y tiene claro que hay mucho más tajo pendiente.

¿En qué proyectos están trabajando ahora mismo Metopa?

Estamos en la Colegiata de Calatayud, haciendo el estudio petrológico y la eliminación de sales, con el estudio de humedades. En la estación de Caminreal, estamos haciendo un trabajo muy bonito, respetando el original: hemos estado haciendo catas de las pinturas originales, hemos sacado el color original y ahora vamos a hacer también restauración de materiales. Estamos en Navarrete del Río, en la base de la torre mudéjar; en una primera fase ya sacamos las pinturas. Estamos en Castejón de Monegros... estamos por todas partes.

¿Son especialistas en restaurar piedra?

Sí, pero también hacemos retablos y trabajo de madera. Ahora precisamente, tenemos pendientes otros dos trabajos en Borja, porque recientemente nos han adjudicado la casa de las Conchas de Borja y tenemos también trabajo en otro retablo en la ermita de San Jorge. Por tanto, sí trabajamos fundamentalmente con piedra, pero tengo también a gente muy bien preparada que pueden acometer tanto madera como lienzo o pintura mural. Estoy muy orgullosa de la gente que trabaja conmigo, son todas unas mujeres maravillosas.

Aunque hagan otro tipo de trabajos, ¿queda mucho por restaurar en piedra en Aragón?

Sí, sí. Ingente. Hay mucho. Aragón tiene un patrimonio tremendo, mucho en piedra, y, lamentablemente, en términos generales, la calidad de la piedra de Aragón no es la mejor y, claro, evidentemente, el patrimonio está construido con lo que tienes alrededor. Muchas veces, la cantera está a los pies del propio edificio o viene de lo más cerca que en aquellos momentos, cuando se construía, pudieran traer. No es como ahora, que puedes traer un camión de piedra desde Almería o un barco desde China. Antes, se usaba lo que tenías al lado. Eso implica que la calidad de la piedra no es buena, que la preservación tampoco y se han ejecutado intervenciones a lo largo de la historia que no han sido adecuadas. Por ejemplo, dejar la piedra desnuda, muchas veces, ha sido perjudicial. Por eso, como se dice en la obra, tenemos mucho tajo por delante.

Más allá de ese deterioro, ¿hay interés en recuperar el patrimonio?

Como se suele decir en estos casos, me alegro de esa pregunta. Sí, hay mucho interés. He estado en contacto con la directora general de Patrimonio, con el consejero de Vertebración del Territorio y con otros responsables políticos que tienen que ver con el patrimonio y sí, hay mucho interés. Lo que no hay es dinero, evidentemente. Entonces, hay que compaginar y decidir a dónde llegas. Si destinas mucho dinero a un proyecto, dejas desasistido otro. Si destinas a todos, casi no llega nada. La cultura siempre es la pariente pobre de la economía y en tiempos de crisis, sufre. Lo estamos viendo en toda la actividad cultural, no sólo en el patrimonio.

Aun así, ¿el patrimonio sigue siendo desconocido para los aragoneses?

No creo que sea tan desconocido, pero sí es desaprovechado. Cada uno sabe exactamente qué tiene en su pueblo y en su entorno más cercano. Lo que muchas veces hasta ahora no hemos sabido hacer es aprovechar lo que tenemos y utilizarlo como un activo económico. Basta poner como ejemplo el caso de la catedral de Tarazona, en la que también intervine durante catorce años. Desde el momento en el que se inauguró, la catedral de Tarazona supuso un auténtico revulsivo en la economía de la comarca de Tarazona y el Moncayo. Ha devuelto prácticamente cada euro que se invirtió. El patrimonio no es un gasto, es una inversión. Tenemos que invertir y aprovechar el patrimonio, porque nos trae gente. No podemos vivir solamente de la nieve y los deportes de aventura, que están muy bien. Nuestro principal activo lo tenemos en el patrimonio, en el paisaje y en nuestra historia. Hay que cuidarlo y aprovecharlo.

¿Hay más ejemplos de espacios desaprovechados que podrían convertirse en un polo de atracción, como la catedral de Tarazona?

Sí, según empiezo a contestar, me bullen en la cabeza. Botorrita podría ser un foco de atracción para la comarca, incluso para el entorno de Zaragoza si lo combinamos con Fuendetodos, que tiene también muy cerca La Malena de Azuara. Allí habría unas rutas fantásticas. Tenemos todo el entorno del Monasterio de Rueda, en cuya restauración también colaboré: es una combinación de arte y naturaleza, con los sotos de ribera, el propio monasterio, hasta las salinas y las zonas de Bujaraloz, con un edificio del siglo XVIII completamente en ruinas... Allí se ve la importancia histórica que tuvo la sal; la palabra salario viene de ahí. Hay muchísimos ejemplos, esos dos serían muy cerca de Zaragoza, a menos de una hora. Pero si pensamos en las Cinco Villas, en el Pirineo, en el Maestrazgo con sus maravillas fortificadas... tenemos para elegir lo que queramos.

Ha comentado que todas las trabajadoras de Metopa son mujeres, ¿es un sector feminizado o es una apuesta empresarial?

Un poco las dos cosas. En restauración hay muchas mujeres; a veces me preguntan por qué, no lo sé. En mi empresa, es un poco por casualidad, porque me llegan más currículos de mujeres; y un poco, porque yo también elijo. Actualmente tengo una plantilla 100% de mujeres, pero en algunos momentos también he contratado a hombres. Si alguien vale, vale. Pero sí, me gusta, me siento bien contratando mujeres, siendo una empresa de mujeres en el mundo de la construcción, que es un mundo muy machista. Me gusta trabajar así y también, dentro de mis posibilidades como micro empresa, ser una economía social de mujeres y de economía circular: si trabajo en un pueblo, intento devolver a la gente del pueblo el dinero invertido, trabajando con el cantero, el albañil o el ferretero del pueblo. Es también una cuestión de filosofía.

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